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Na Jaemin quedó mirando la pantalla de su computadora como si la letra de aquella canción fuera a terminarse sola. Su cabello ya era una buena imitación de un nido de pájaros, pero no podía dejar de tocarlo, como si de aquella manera pudiera acomodar sus ideas.

—¿Quieres?

Cuando se dio la vuelta, encontró Haechan tendiéndole una taza de café caliente, mientras que en su otra mano sostenía una para él. Jaemin la aceptó con una sonrisa cansada y se dejó caer contra el respaldo de su silla.

—¿Cómo va? ¿Quieres que llame a Mark-hyung? — preguntó en tono suave, tomando asiento en una de las camas de la habitación.

—No— rechazó con amabilidad—, debe estar ocupado y esto es mi trabajo.

Haechan asintió, tomando un sorbo de su bebida. Era té, supo identificar Jaemin por el leve olor a canela que desprendía.

—¿No deberías estar durmiendo? — cuestionó luego de un rato, estirando su cuello hacia atrás, para poder ver a su compañero.

Haechan se encogió de hombros, sus piernas estaban encogidas cerca su pecho, y las había escondido debajo de su ropa de dormir. Jaemin sonrió, amaba esa manera tan simple de estar dentro de la casa, con esa camiseta extra-large que hacía años tendría que haber pasado a mejor vida, su cabello esponjado, sin rastro alguno de esos productos que hacía que le quedara lacio, y sus lentes de descanso.

—Le envíe un mensaje a Jeno y me dijo que no quisiste salir en todo día de la habitación— respondió—. Incluso Jisung me llamó porque su hyung se estaba comportando raro. Es normal que me preocupara ¿no?

Jaemin le dio la razón. Siguieron bebiendo de sus tazas en silencio. Cada tanto, Haechan se levantaba de su lugar y tocaba el espacio en el teclado para que pista volviera a repetirse. Jaemin no le había pedido ayuda, pero así funcionaban, el problema de uno era el problema de los dos.

—¿Cuál es el plazo? — cuestionó luego de un rato.

Jaemin podía notar por la manera en que sus cejas estaban arrugadas que realmente no le convencía para nada lo que veía, pero era demasiado educado como para decirlo sin pensar antes en sus sentimientos.

—Aún me queda una semana.

—¿Qué? — los ojos de Haechan se abrieron de la sorpresa y Jaemin no pudo evitar encogerse un poco sobre su asiento— ¿No es muy poco tiempo?

—Fueron en realidad dos meses, pero no puede hacerlo. Después pensé que si Mark-hyung podía escribir una canción en una noche, yo también podría. Cuando me di cuenta de que no tenía tiempo, me dio vergüenza pedirles ayuda.

—Mark Lee es Mark Lee, eres Na Jaemin, no tienes porqué compararte con hyung— volvió sus ojos otra vez a la letra—. La parte de Jeno tampoco me gusta— dijo sin pena alguna.

—¿Por qué?

—¿No puedes verlo? —preguntó como si fuera obvio— se nota que quieren hablar de amor, pero no puede sentirse, no puede escucharse ¿acaso nunca se han enamorado?

Diría que la pregunta de Haechan lo había tomado por sorpresa, pero todos sabían que Fullsun era simplemente impredecible. Jaemin miró su perfil y la forma en que la pantalla se reflejaba en los vidrios de sus anteojos, sus ojos se movían de manera rápida, repasando una y otra vez el borrador que había armado con Jeno.

—No, creo que no— respondió— ¿acaso tú sí?

Haechan pareció pensarlo, o eso creyó Jaemin por la manera en que Haechan mordió su labio inferior: —Sí.

No hubo explicaciones más allá de eso, y Jaemin tampoco sentía correcto preguntar por eso cuando tenía el plazo de entrega casi ahogándolo.

—No tenemos tiempo.

El comentario de Jaemin llenó el silencio que los había rodeado, sin embargo él tampoco se sentía muy seguro con lo que habían logrado. Haechan sacó su móvil y comenzó a escribir rápidamente. Le ignoró por unos momentos y después sonrió.

— Iré a buscar mis cosas, me quedaré con ustedes hasta que terminemos con esto.

—¿Por qué?

—Porque son idiotas que esperan a dejar todo para cuando no tienen tiempo, pero también son mis mejores amigos.

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