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Haechan se instaló en su cuarto al otro día, a primera hora, y decidió que compartirían cama, así que no tenían que hacer grandes cambios. Jaemin creyó que estaba bien, Haechan estaba acostumbrado a compartir habitación con sus mayores, por lo que relativamente ordenado, y tampoco era la primera vez que tenían que compartir el lugar donde dormirían.

—Le pedí a Taeyong-hyung la semana libre— anunció mientras se dejaba caer en la silla que estaba a un lado de la suya.

—¿Y qué te dijo?

—Me dijo que no, pero que iba a ver que mi agenda no estuviera tan ocupada así podía llegar y ayudarte.

—Fue mejor de lo que esperabas.

—Claramente.

Jaemin hizo girar un poco su silla para poder mirarlo a los ojos: —Esto significa mucho para mí, pero tampoco quiero que estés mal descansado.

—¿Realmente, Jaemin-ah? — se quejó Haechan rodando sus ojos, señalando la gran cantidad de tazas que había sobre el escritorio— ¿Hace cuanto no duermes como una persona normal?

—¿Desde qué debutamos?

Haechan sonrió.

—Idiota.

Guardaron silencio un segundo, hasta que Jeno se unió a ellos. Haechan le comentó que realmente le parecía que su parte también era sosa y que le faltaba chispa. Eso mantuvo a los tres discutiendo hasta que Haechan se levantó sobresaltado y comenzó a buscar dentro de su bolso. Después de un rato volvió con un pequeño cuaderno.

—¿Qué es eso?

—Son libretas, como la de Mark. No se atrevan a salir de esta habitación sin ellas para anotar todas ideas que surjan.

—¿No es lo mismo usar las notas del móvil? — preguntó Jeno tomando el pequeño obsequio.

—Somos de la vieja escuela, bebé— contestó como si fuera la mayor obviedad del mundo. 

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