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El día de la ceremonia de los alumnos de tercero, me dieron un reconocimiento por tener el primer lugar de mi aula y generación en buenas calificaciones. Me invitaron a estudiar a la preparatoria Nekoma y Shiratorizawa, sin embargo, decidí entrar a la preparatoria Karasuno, ya que me queda cerca, además de que lo había deseado tanto después de que mi hermano me contó su bonita experiencia estudiando y jugando ahí, quiero disfrutar tanto esta nueva etapa, ya que, no se presentan dos veces. 
Mis padres presumieron a todo el vecindario mis notas escolares, los enorgullecía y eso me hacía sentir bien, e incluso a mi hermano también, cuando visitábamos a su amigo Keishin Ukai a su tienda Sakanoshita, Yuusuke siempre veía la oportunidad de presumir y hacerme sentir bien. 

– Felicidades, pequeña Hoshi – hace una seña de paz.
– Gracias – me inclino levemente hacia Ukai-kun.

[...]

Faltaban dos días para que entrara a la preparatoria, ya tenía todo listo y eso era lo que más nervios me daba; tener todo listo y a la mera hora se me olvide algo. ¿Haría amigos? ¿Cómo les irá a mis amigos en la preparatoria Aoba Johsai? ¿Me molestarán? Esas y más preguntas llegaban a mi mente por segundo, no podía con esta presión y tampoco quería mantener esto todo el tiempo. Faltaba un fin de semana para entrar y ya tenía mi uniforme listo, mis útiles, libretas para mis apuntes, mochila e incluso mi papelería escolar por si acaso.

– No te preocupes, todo estará bien – se acerca mi madre y hermano mayor.
– Necesito medicina para el estómago, no aguanto... – dije algo mareada – Quiero vomitar.

Estos dos voltearon a verse entre sí y pude apreciar sus rostros un tanto asustados, aun más que el mío. Mi mamá va por un jarabe y comienza a regañarme un poco, creo que era para calmar mi miedo o nervios y lo logró.

– Si vomitas lo limpiarás tú y NADIE MÁS – acerca una cuchara grande con el jarabe sabor a trasero. 
– No quiero, lo siento – repetía cada frase, tratando de alejarme de aquella medicina con olor y sabor horrible.
– Entonces deja de estar nerviosa, todo estará bien.

Asentí y mi madre dejó el jarabe cercas de mí por si acaso. Al cerrar la puerta, Yuusuke comenzó a reír involuntariamente. 

– ¡No da nada de risa! – le grité enfadada.
– Claro que sí... No es para tanto, te irá bien – se cruzó de brazos. – Yo nunca sentí nervios. 
– Eres un mentiroso – me acosté en la cama. 

Movió la cabeza unas cuantas veces, confirmando negatividad. Pues era obvio que mentía.

[...]

Pasó el viernes con nervios, el sábado con un poco más de tranquilidad; luego de que mi madre me regañara por querer vomitar. Faltaba el domingo, sin embargo sabía que todo mejoraría para el lunes; mi primer día de clase en la preparatoria Karasuno. 

Los fines de semana, regularmente eran familiares; obviamente que nuestro fin de semana comenzaba después de que mis padres cerraran el local para llegar a casa a descansar y que mi hermano regresara del campo. Nuestro domingo era de juegos de mesa o películas, era interesante el hecho de que podríamos estar viendo una película mientras jugábamos y comíamos, el domingo es nuestro bendito día libre, lo cual a todos nos gusta. 

Se había llegado el lunes y era hora de ir a la escuela preparatoria. Me sentía físicamente lista, pero mental y psicológica no. Mi madre seguía regañándome y amenazando con que me daría jarabe a la fuerza. Me puse el uniforme y vaya que es muy bonito el conjunto escolar, mi hermano quería dejarme en mi primer día, sin embargo convencí a mis padres de que no fuera así. Desayuné algo leve, mi madre había preparado mi almuerzo para el receso y así "crecer sana y fuerte" según ella, aunque yo ya no creciera. 
Después de desayunar, ahora así; lavé mis dientes y por fin salí de casa. Caminaba despacio ya que tenía mucho tiempo de sobra, tampoco quería llegar tan temprano. Veía por las calles muchos grupos de chicos y chicas que iban al Karasuno, y yo... Iba sola en mi primer día; "Tal vez debió traerme mi hermano" pensé. Todos eran muy altos, incluso algunas chicas, yo mido 1.60 centímetros, aunque debo decir que también había chicas más pequeñas que yo.

Karasuno; Kageyama y...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora