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*Narra Hoshi Takinoue*

Daichi llegó un poco consternado al gimnasio, no sabíamos si tendríamos un castigo o no.

– Por suerte no nos castigarán – se dirigió a todos. – Tampoco debemos disculparnos... Mientras acordemos que no vimos nada. Pero ustedes...
– Todo porque no pudiste recibir un servicio. Qué malo eres – interrumpió Kageyama. – ¿Que no eras el mismo? ¿Es una broma? Fui un tonto por creerlo ¡Das asco!
– Hablas demasiado – contestó Hinata.
– ¿Podrían guardar silencio? – pregunté muy harta por todo.

Llegó un punto en el que ya no quería escuchar a nadie más, desde que se vieron están discutiendo. El capitán seguía hablando y para su buena fortuna, llamó la atención de los chicos de primero, incluyéndome.

– No sé por qué vinieron al Karasuno. Pero seguro que tienen deseos de ganar.
– Sí.
– Claro.

Se puso nostálgico al recordar lo que fue el Karasuno hace años, diciendo que ahora estaban entre los mejores ocho, lo cual... No era ni buenos, ni malos.

– Otras escuelas nos llaman "El gigante caído" o "las aves sin alas".

Recordaba sus tiempos de secundaria, y los tiempos de cuando el equipo de voleibol de Karasuno fue a las nacionales.

– Vamos a ir de nuevo.

El imprudente de Kageyama arruinó el momento tan emotivo que estaba teniendo Daichi-san.

– Para eso el equipo debe estar unido, el subdirector no puede estar vigilándonos... – se acerca a mis compañeros. – No les digo que sean buenos amigos, aunque en la secundaria fueran enemigos a lados opuestos de la red, deben saber que ahora estamos del mismo lado ¿Entienden?

La última pregunta fue la que hizo que Tobio Kageyama y Shouyo Hinata se pusieran pálidos, tenía razón; no importaba qué tan buenos eran o lo dispuestos que estaban a esforzarse, si no se llevaban bien y, o molestaban a sus nuevos compañeros, no los necesitarían ya que, se debe de trabajar en equipo, por algo lo son.
Los sacó del gimnasio entregándoles unos papeles; los formularios de ingreso al equipo de voleibol de la preparatoria Karasuno.

– ¡No participarán en el club hasta que no entiendan que son compañeros! – él cerró la puerta, dejándolos fuera.

– ¡No participarán en el club hasta que no entiendan que son compañeros! – él cerró la puerta, dejándolos fuera

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No podía creerlo. Tendrían que esforzarse por llevarse mejor, aunque en el fondo se odiaran.

– ¿De verdad acaba de pasar esto? – le pregunté a Sawamura.
– Así es, hasta que no aprendan, no entrarán al gimnasio y al equipo.

Ahora sí, todo se vendría abajo para ellos dos. Mientras estábamos dentro de éste, se escuchó un grito... Probablemente eran de los dos chicos fuera, tras enterarse que no entrenarían dentro hasta trabajar juntos como un equipo.

– ¡Por favor, déjenme entrar! ¡Déjenme jugar al voleibol! – gritaba Hinata desde afuera. – ¡Me llevaré bien con Kageyama! ¡Por favor!

Karasuno; Kageyama y...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora