15

131 8 1
                                    

*Narra Hoshi Takinoue*

Había pasado un buen tiempo desde que entré a estudiar a la preparatoria Karasuno, me sentía bien por mis buenas calificaciones, así como también me sentía excelente por haber entrado al equipo de voleibol femenino de la preparatoria. 

Ukai-senpai había aceptado que los chicos nos ayudaran con nuestro entrenamiento toda una semana antes de nuestro primer partido de práctica con las chicas de la preparatoria Aoba Johsai. Todo ese tiempo lo aprovechamos al máximo hasta que se llegó el momento de la verdad... En el partido, nos ganaron el primer set con una gran diferencia en el marcador, sin embargo eso nos ayudó a motivarnos y acabamos ganando los últimos dos sets aunque, a decir verdad, estuvo muy reñido el juego. 

El día de hoy nos tocaba mejorar la recepción, así que yo estaba lista para mi entrenamiento.

[Momentos después...]

– ¡¿Qué?! ¡Esto no puede estar pasando! – le dije a Michimiya-san
– Bueno, después del partido, algunas decidieron que no era tan necesario venir... Si ya habían mejorado sus habilidades y...
– Pero, no... – mis ojos comenzaron a cristalizarse.
– Takinoue-san, no todo se puede en la vida... Adiós.

Me dio la espalda y se fue dejándome sola, con bastantes ganas de llorar, ¿Cómo era posible que dijeran eso? Sí, habíamos mejorado en una semana. Hinata y Tsukishima me ayudaron, igual Kunimi y en especial Kageyama.

Me estaba sintiendo de la peor manera, corrí a los baños, debía limpiar mis lágrimas. No podía dejar que alguien me viera de esta manera, aunque admito que Kageyama-san era el único de esta escuela que me había visto llorar.
Entré al baño y comencé a mojar mi cara con agua, en eso escuché que se abrió la puerta de golpe.

Lo siento... Oh, Takinoue ¿Pasó algo?

Sequé mi rostro y negué moviendo la cabeza de lado a lado, pero mis ojos rojos y lágrimas por salir dijeron otra cosa.

– ¿Puedo ayudarte? Ven, vamos al gimnasio... – Shimizu-senpai me tomó de la muñeca.

Me llevó al ya mencionado. En todo el trayecto ella me trataba de consolar, diciendo que todo iba a estar bien, que aunque así fuera; yo no debía dejar de dar lo mejor de mí.
Cuando llegamos, afortunadamente no había nadie más, solo Kiyoko-san y yo.

– Puedes hablar con el entrenador.
– ¿Hablar de qué? – pregunté más calmada.
– Habla con él y pregúntale si puedes entrenar por un tiempo aquí, antes de que se acerquen más las preliminares...

No terminó de hablar, los chicos de tercero y segundo habían llegado y esto era una conversación entre mujeres.

– ¡Hola! – nos saludaron con amabilidad.
– Hola – sonreí.
– ¿Takinoue-san? ¿Estabas llorando? – preguntó Nishinoya bastante preocupado.

Estaba perdida, no le iba a decir el por qué, pero al estar todos muy insistentes, solté la verdad.

– Sí... 
– ¿Por qué? – preguntó Ennoshita-san.
– Pues, después de dar lo mejor de mí en ese partido – me crucé de brazos. – Ellas deciden no ir hasta que se acerquen las preliminares – las lagrimas volvieron a salir inconscientemente. – ¡Eso es injusto!
– ¡¿Michimiya-san está de acuerdo con esto?! – soltó Daichi y asentí.

El capitán no dijo nada. Bastaron unos cuantos minutos para que todos supieran el porqué mis mejillas estaban mojadas.
Llegó Ukai-kun y el profesor Takeda. No tenía más opciones, me acerqué a ellos y hablé de la situación.

– Lo correcto es que entrenes con ellas, pero... – mencionó Keishin-san. – Debido a tu compromiso con el voleibol, aceptaremos ¿Verdad, Takeda-san? 
–Supongo que sí... – aceptó, aunque no estaba tan convencido.
– ¡Gracias! Me esforzaré al máximo.

Karasuno; Kageyama y...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora