Capítulo Uno

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Katsuki siempre se dormía temprano.

Ya era una costumbre para él; apenas el reloj tocaba las 20 horas él ya estaba preparándose para dormir y soñar con los angelitos.

Pero ese día no fue así.

Ese día entrenó desde muy temprano; extendiendo su calentamiento y las series de ejercicios de cardio que había planificado, todo con la intención de volverse aún más resistente.

Asistió a sus aburridas clases, donde también hubo lucha cuerpo a cuerpo con los extras, acentuando más su cansancio y mal carácter.

Y por último, en la noche se topó con el maldito pelos de mierda comiéndose lo que había dejado para cenar, por lo que no tuvo de otra que explotarle la cara y amenazarlo hasta quedarse sin saliva.

Ahora eran las doce pasadas, y de lo exhausto y hambriento que se encontraba el insomnio le había golpeado de una manera crítica, manteniéndolo despierto.

Bufó acomodándose nuevamente en una posición cómoda para dormir, pero su estómago rugió como protesta.

"Maldita mierda, maldito pelos de incendio"

Pero entonces, en medio de las maldiciones que arrojaba telepáticamente a su compañero le llegó una revelación.

Recordó vagamente cómo el nerd había guardado esa misma tarde un paquete de gomitas en la nevera del comedor, obviando la respectiva marca con su nombre en la bolsa para que nadie más lo tomara.

No creía que fueran la gran cosa, pero por lo menos el hambre se iría.

Y nunca estaba demás querer joder a Deku.

Metafóricamente.

Con suavidad abrió la puerta de su habitación y miró hacia los dos lados, tratando de divisar a lo lejos por si venía alguien. Pero al no haber nadie siguió por los pasillos hasta el ascensor.

Lo que no imaginó fue que se encontraría al dúo de idiotas autodenominados sus amigos esperando también el elevador.

—¿A dónde creen que van, par de imbéciles? —Reprochó con voz serena y susurrante pero ceño arrugado, mientras los miraba fijamente.

De la impresión ambos saltaron en su lugar y lo vieron.

—¡Kacchan! Bueno, nosotros... —trataba de explicarse Denki, pero de un gruñido el rubio platinado lo interrumpió.

—No me llames así, cargador con patas.

Kaminari frunció el ceño dispuesto a empezar a discutir con "Kacchan" pero Kirishima lo frenó.

—B-Bueno Bakubro, nos dio un poco de hambre así que vamos al comedor. —Explicó el pelirrojo tomando a Denki de la mano para ponerlo tras de él.

—¿Quieres decir que todavía tienes hambre aún cuando te comiste tu cena y la mía?

Kirishima no se lo pensó mucho.

—Sí. Estos varoniles músculos no se sostienen solos Bakubro, necesito proteína. —Explicó con su puntiaguda sonrisa.

—Como sea, eres un cerdo. —Y después de eso llegó el elevador, en el cual todos ingresaron.

–¿Estaban juntos desde antes?— Cuestionó el peli-cenizo mientras oprimía el botón que los llevaría al piso de la cocina.

De inmediato y sin razón el ambiente se tornó un poco incómodo.

–Bueno, jugar videojuegos hasta tarde sólo no es divertido. –Se excusó Kaminari sonriendo nervioso.— Además, te invité pero parecías un zombie hoy.

Las gomitas de IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora