¿Nunca haz odiado a alguien muy cercano a tí, solo por el simple hecho de que tiene todo lo que deseas? Pues, ese sentimiento amigo mío, se llama 𝙚𝙣𝙫𝙞𝙙𝙞𝙖.
Y será la protagonista de esta historia.
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Estoy esperando a que el guardia acepte dejando pasar. Está chequeando mi documento.
¿Qué de qué me disfracé? Simple, me ví al espejo y me dije «Parezco un muerto» ¡Y boom! Ni me hizo falta maquillaje.
Solamente me puse una ropa rasgada que ya tenía de una vez que me dió un ataque, y listo. Unas vendas para tapar un poco mis heridas "maquilladas", y en menos de 10 minutos estaba completamente arreglado.
- Pase, señor.
Joder, sé que parezco viejo pero tampoco es para decirme señor. ¿De verdad estoy tan viejo?
...quizás lo estoy. Quiero decir, ¿Tan feo me he puesto?
Tomé mi documento con algo de ofensa y sentí como me llamaban de atrás.
- ¡Señor Sonic! -La conejita me saludó, vestida de un ángel- Que alegría que haya venido. Me gusta mucho su disfraz
- Gracias, Cream -Le sonreí, me sigue sorprendiendo que no haya cambiado ni un poco.
- ¿Usted es maquillista? -Dijo mirando mis heridas- Se ven super reales!
- Oh... Umgh... Ya sabes, tutoriales de internet y eso... -Mierda, mierda, mierda, que no me toque.
- ¡Hija, Sonic, vamos, llegamos tarde! -Gritó a lo lejos la señora mayor, gracias al cielo Vainilla, me salvaste.
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- Heh, bienvenido de vuelta, azul! -Palmeó con su mano amistosamente en mi hombro, el cuál casi disloca- ¿O debería decir, zombie?
- Tantos años y los chistes siguen sin ser lo tuyo, Knux. -Burlé en el fondo algo fastidiado.
- Todos estábamos esperándote, están en el living -Simplemente asentí y comencé a dirigirme hacia donde me había indicado, pero Knuckles me tomó de la muñeca en un intento de detenerme.
Les pongo en situación; Mis muñecas han sufrido, -y sufren-, numerosos cortes. Tanto profundos, como delicados. ¡Pero solo mis muñecas!
