A la mañana siguiente un hambre voraz me oprimió el estómago y me hizo encogerme. Me eché las manos al estómago. Algo se movió a mi lado en la cama y Alexei me tocó el hombro con cuidado.
-¿Keila, que pasa?- me preguntó medio dormido.
-No lo sé, me duele el estómago.
-Tienes sed.
-¿Va a ser siempre igual?
-Normalmente vosotros necesitáis más sangre que los vampiros adultos.
Se levantó y se puso a mi lado.
-¿Qué haces?
-No podemos conseguir sangre de animal tan rápido y no te voy a dar sangre humana tan pronto.
Se sentó a mi lado y me ofreció la muñeca. Sentí el flujo de sangre correr por sus venas y mis ojos se deslizaron hacía allí.
-No puedo beber siempre de ti.
-Y no lo harás, pero de momento no hay otra. Bebe.
Me acomodé mejor en la cama y cogí su muñeca con ambas manos. Clavé los colmillos en la vena y el delicioso sabor de su sangre me inundó la boca. Bebí con avidez y sentí el hambre de mi estómago calmarse un poco. Seguía ahí, pero quería comida humana.
-Despacio.- me susurró Alexei. Con la otra mano me acarició el pelo.- Si bebes tan deprisa te hará daño.
Cuando me sentí llena saqué los colmillos y me limpié los labios con la lengua.
-Si ahora soy así, seré un monstruo cuando mi parte de lobo despierte.
-¿Cómo crees que puedes conseguir despertarla?
-No lo sé. ¿Alistair sabrá algo?
-Me extrañaría.
Cogí las solapas de su camisa y le atraje hacía mí. Le besé fuerte y cuando su lengua entró en contacto con la mía me dejé ir para atrás. Le quité la camiseta… más bien le arranqué la camiseta con mi fuerza descontrolada y acaricié los duros músculos de su estómago. Él también me quitó la camiseta y me besó el pecho encima del corazón. Todo mi cuerpo pedía más. Nunca tenía suficiente de él y quería más. Quería a este ser perfecto entre mis brazos para siempre.
Alexei me empezó a desabrochar el botón de los pantalones cortos que llevaba ayer. Cuando me los quitó y me dejó en ropa interior, pensé que el corazón se me saldría del pecho. Con una mano bajó hasta mi muslo y lo cogió. Situó mi pierna encima de su espalda y me colocó mejor bajo él. Volvió a mis labios y me besó las comisuras de la boca. Enredé los dedos en las trabillas de su pantalón y tiré de él hacia mí.
Me besó el cuello y le sentí respirar hondo.
-¿Cuanto hace que no te alimentas?- le pregunté.
-Bastante.
Me posicioné de forma que pudiese ver mi cuello y le provoqué con las piernas. Esta vez no vaciló; cuando bajó la cabeza y me mordió, gruñí. Probó mi sangre y jadeó. Bebió con hambre y yo me agarré a su pelo para no gemir. Me dolía, eso tenía que admitirlo. Se notaba que el vampiro tenía hambre. No había bebido nada desde que me convertí en vampiro y me había dado de su sangre dos veces en muy poco tiempo.
Me quejé cuando me mordió más profundamente.
-Alexei.- le dije apretando un mechón de su pelo.- Me duele, Alexei.
Sacó los colmillos de mi cuello y se limpió la boca con la mano.
-Tu sangre es tan deliciosa que no me puedo controlar.
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Vida eterna
RomanceNunca pensé que fuese posible. Nunca creí que se hiciese realidad. Pero allí estaba yo, su frío aliento rozando la palma de mi mano, sus hermosos ojos del color del zafiro me observaban con una sonrisa que me privaba la respiración.