La decadencia de la paciencia

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Dedicado a BruhLookAtThisFox quien me da un friego de ánimos y ya le agarré mucho cariño.
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Brisa mañanera golpeba su rostro, su mirada seria recorría todo lo que se pintaba con los rayos del sol, los suspiros que se perdían en el aire no faltaban, desechaba la pesadez del sueño en ellos y trataba de dejarlo de lado.
No había preocupaciones excesivas en su cabeza o eso quería creer él, pero seguía pensante con su problema, dándole siempre otra vuelta al asunto; unas manos se deslizaron por su espalda, tomándolo por sorpresa y haciendolo mirar de reojo a quien lo abrazaba desde detrás, sonriendo al ver al joven semi despierto.

- Buenos días, bello durmiente - su vista regreso al paisaje, ahora sonriendo por la compañía - ¿Qué tal dormiste? -

- Bastante bien, ¿Y tú? - su delgado cuerpo recargado en la espalda ajena lo relajaba, estaba feliz de ver cada mañana a su marido.

- Fue un buen descanso - primera mentira - Contigo a mi lado, todo siempre esta bien - y una verdad mata a una mentira piadosa.

- ¿Seguro? Te ves algo cansado, ¿Paso algo mientras dormía? - el demonio no dijo nada, guardo silencio por unos segundos y dejo salir un suave suspiro.

- No tienes por que preocuparte, además, ¿Por qué le mentiría a mí bella flor? - el príncipe soltó su abrazo, el demonio dió media vuelta y sujeto las mejillas de su esposo - Tú solo preocúpate por disfrutar de nuestra estadía - beso su palida frente, para después mirar la gran sonrisa que tanto adoraba, sonriendole de vuelta al joven.

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- Oye, pero, ¡¿Por qué le mintió?! - reclamó una tacita, parando al demonio en su relato.

- Bueno, es una táctica para no preocupar a alguien, Cuphead - tomó su taza de té y bebió tranquilamente de ella, mirando con calma a los niños.

- Pero, ¿No es malo mentir? - la otra tácita cuestionó, mientras recargaba su cabeza en el respaldo del sofá, dejando caer todo su peso en el cómodo asiento.

- Por supuesto que es malo mentir, pero casi siempre hay razones para ello, pequeños - después de esa breve conversación para resolver dudas retomó la lectura...

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Esa mañana sería la primera que pasarían la mayor parte del tiempo todos juntos, conviviendo en diferentes actividades y temas, poniendo de nervios al demonio que por dentro preferiría tomar agua bendita antes que hablar sobre algo con sus suegros.

Días anteriores a ese día tan especial no se dirigían ni la mínima palabra, pues los reyes se encontraban ocupados en terminar asuntos para pasar tiempo perdido con su hijo, calmando un poco las emociones del diablo hasta ese mismo día.

Desde que llegaron deseaba escaparse como nunca para no volver, pero estaba atado a los deseos de su príncipe, no exactamente de la forma buena, pues prefería ahorrarse las lágrimas y peleas por separar al joven de su casa. Simplemente ignoraba ese sentimiento amargo, para seguir acompañando al joven entre los pasillos a sus clases de etiqueta que tenía en su horario.

Era una de las cosas que no le gustaban del lugar, lo mantenian ocupado en cosas tan mínimas como saber que utensilio usar para un sufle, siempre tener que esperarlo afuera de cada habitación para no distraerlo de sus deberes, tonterías, caminar de un sitio a otro, todo el día sin descansos hasta que caía el sol y podía ver las estrellas con él en su habitación, era lo poco que podía obtener del joven al estar alejados todo el bendito día.

¿Crees que valió la pena? [Devildice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora