Día en blanco......y negro

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Amelia

Sonó el despertador. Eran las seis de la mañana y aún no amanecía en Madrid pero ya se empezaba a escuchar el bullicio en las calles. Me di la vuelta para dormir unos minutos más y sentí que no estaba sola. Abrí un poco los ojos y vi a la pelirroja que seguía durmiendo plácidamente. Uff.....no quería recordar la noche anterior. No sé por qué seguía con este juego que no me llevaba a ningún sitio...

Había conocido a Sara hacía unos meses en un local a donde salía siempre a tomar algo. Al principio no quería nada con ella, pero quedamos unas cuantas veces y fue surgiendo algo. Pero todo cambió cuando empezó a ser algo posesiva conmigo, no teníamos nada serio. Ella lo sabía. Le dije que no quería tener ese tipo de relación y aunque aceptó, venía a casa con alguna excusa, discutíamos y acababa con ella en la cama sin quererlo. Siempre me repetía a mí misma que esto no acabaría bien y el problema es que directamente no acababa. Me daba pereza pensar en el tema, así que cuando venía, como sabía lo que quería de mí, se lo daba sin más. Y por más que suene superficial, para mí era solo sexo. Sin ataduras ni explicaciones. No había sentimientos de ningún tipo por mi parte. Aún así no quería hacerle daño y sabía que en algún momento tendría que hablarlo con ella. Más pronto que tarde....

Salí de la cama sin hacer mucho ruido para no despertarla y tener algún intercambio de palabras que no me apetecía nada.....y menos a esas horas. Quería empezar el día con buen pie. Me fui a la ducha y terminé de arreglarme para ir al trabajo, sin desayunar...ya pillaría algo de camino. Trabajaba desde hacía unos años en una oficina llevando el papeleo de un bufete de abogados y en mi tiempo libre hacía algunos bolos cantando o bailando en algún local. Era mi verdadera vocación y también me sacaba un sobresueldo. Me apasiona subirme a un escenario, me hace sentir libre. Me da igual que sean tres o cien personas las que me vean actuar, pues para mí no existe nada más gratificante.

Llegué al parking a coger mi coche para dirigirme a la oficina. Conecté mi lista de Spoti y me puse en marcha sin perder más tiempo. No me acostumbraba al ritmo de vida de Madrid aunque llevaba tres años ya viviendo aquí. Las colas incesantes en la carretera me agobiaban muchísimo. No entendía por qué me empeñaba en seguir cogiendo el coche sabiendo que en el metro evitaba todo eso.

Llego a la oficina con el tiempo justo y veo que Jesús sube en el ascensor y lo aguanta para que me suba. Fue la primera persona que conocí en Madrid cuando empecé a trabajar en el bufete. Hoy en día es uno de mis mejores amigos. Compartimos mucho. Es una de esas personas que todo el mundo debería tener en su vida. Una joya vamos...

-¡Buenos días preciosa! ¿Qué tal la noche? No tienes muy buena cara ¿eh? - me dice abrazándome y dándome un sonoro beso en la mejilla - Te escribí varios mensajes y me dejaste en visto....Supongo que alguien recibió visita anoche ¿me equivoco? - me dijo con cara de pillo levantando las cejas.

-Buenos días a ti también.....Ains Jesús, no preguntes por favor - le dije dejando los ojos en blanco. - Todo esto me agota mentalmente y es que no sé cómo sacar el tema sin ser brusca y que se lo tome a mal....Pero tengo que hacer algo porque no puedo seguir así. No si sé que no estamos en el mismo punto. Ella quiere más y es algo que de mí no va a obtener. En fin...

-Ya claro....pero mientras tanto le sigues dando un homenaje al cuerpo de vez en cuando...- me empuja con el codo y tengo que reírme- ¿Qué más te da Amelia? Si no tienes pareja y ella está dispuesta....no sé. No lo veo tan mal...

-No Jesús, sí que está mal. Ella siente cosas por mí y no quiero crearle falsas esperanzas ni mucho menos hacerla sufrir. Así que desde que encuentre un hueco la llamo y quedo con ella para zanjar todo esto - resoplo, pues no me apetece nada tener esa conversación pero es necesaria. - Y cuanto antes mejor.

La mañana se me pasa relativamente rápida, entre expedientes y demás papeleo. Salgo a las once a tomarme un café y fumar un cigarrillo en el descanso y me pongo a mirar las redes y el correo por si me escriben para algún evento. Nada. Me suena el teléfono y atiendo.

- ¿Sí? - me llamaban de número desconocido.

- ¡Buenos días! ¿Hablo con Amelia Ledesma? - me dice una mujer con una voz muy dulce.

- , soy yo. ¿Quién lo pregunta?

- ¡Encantada Amelia! Soy la dueña de un bar, aquí en el centro de Madrid. Me han comentado que te dedicas a actuar en locales y quería saber si estarías disponible para mañana por la noche. En principio sería solo para cantar un par de temas y dependiendo de la acogida que tengas ya hablamos para concretar un par de actuaciones semanales. ¿Estás interesada? - lo dijo de carrerilla y creo que sin respirar, no entiendo la facilidad que tiene la gente para hablar tan rápido.

- Sí claro, sin problema. Mañana me viene bien. Podemos quedar a medio día, así veo el local y hablamos de los temas que quieres que cante para que me de tiempo durante la tarde de prepararlos. ¿Me dices las dirección?

- ¡Perfecto! Te envío la ubicación mejor en un mensaje, así no te lías para llegar. Muchas gracias Amelia. Te espero mañana. - Y me colgó sin dejarme decir nada...¡Vaya mujer!-.

A los pocos minutos recibí el mensaje. Ya tenía un extra para mañana y estaba contenta pues esta semana no me había salido ningún evento. Todo lo que sea actuar, bien recibido es...

Volví a la oficina y acabé con lo que me quedaba. Salí un poco más pronto porque había quedado con Ana para almorzar y ponernos al día porque entre su trabajo y el mío no nos quedaba mucho tiempo libre. La echaba de menos. Antes nos veíamos casi todos los días. Además, había conocido a alguien y tenía que contarme muchas cosas.

Cojo el coche y con la música a tope me dirijo a casa. El tráfico estaba más fluido que por la mañana, cosa que agradecía. Fui cantando como una loca durante todo el camino. De repente salta una canción que me encanta: "Sola" de Vanesa Martín. "Porque no me tiembla, el pulso si te veo.....y me imagino ya durmiendo sola".....Cuando la canción está dando sus últimos coletazos, desvío la mirada una milésima de segundo y ¡BOOMM! El miedo invade mi cuerpo, me quedo inmóvil sin saber qué hacer. Ha sido tan rápido todo que no sé qué ha pasado hasta que lo veo....un cuerpo tirado en el arcén. Solo escucho sirenas. ¿PERO QUÉ HE HECHO? ¡NO ME PUEDE ESTAR PASANDO ESTO!

Un agente se me acerca. Me habla pero no escucho nada. Solo puedo mirar el cuerpo que está tirado en la carretera, suplicando que reaccione. Deseando que se mueva, que respire. ¡ALGO!

Me dirijo al agente

- ¡Por favor, dígame que está bien, solo quiero saber cómo está! ¡Dígame algo por favor!

- Lo siento señorita pero no podemos darle ningún tipo de información....¿Se encuentra bien?

Son las últimas palabras que escucho antes de perder la consciencia.......todo se vuelve negro...













Una serie de catastróficas......CASUALIDADES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora