- ¿Se puede saber qué te pasa hoy Luisi? Te has cargado ya dos botellas y tres copas. ¡Ah! Y el grifo de la cerveza, no creas que no me he dado cuenta. Te lo voy a descontar del sueldo, a ver si te piensas que nos regalan las cosas. Hija mía, que Gustavo con un mal día es un rey a tu lado.– dijo riendo, intentando quitarle importancia al ver la cara que llevaba su hermana.
- Nada María, no me pasa nada. Solo necesito dormir bien que llevo un par de noches sin poder descansar – habían pasado unos días desde lo sucedido en casa de Amelia. Coincidieron durante el fin de semana en el bar pero apenas se dirigieron la mirada, hecho que María no había pasado por alto.
- Ahora entiendo ese careto, pero ¿Y eso por qué? – la mayor no había podido hablar con su amiga porque llevaba unos días huyendo de ella cada vez que se le acercaba. Incluso se había presentado en su casa el día anterior para intentar averiguar qué había pasado esa noche pero no la encontró allí, aunque estaba casi segura de que no le quiso abrir la puerta. "Ya te pillaré"- pensaba.
- Pues...no sé María, no me he encontrado muy bien estos días. Y ya, para de preguntarme y déjame que pareces del CSI hija. Voy al despacho a revisar unas facturas que hay pendientes y a ver si consigo despejarme un poco. – se fue sin dejarla replicar.
- De verdad que no sé cómo puede caber tanta mala leche en un cuerpo tan pequeño – decía en voz alta mientras limpiaba el desastre que había dejado la rubia cuando escuchó que alguien se acercaba a sus espaldas – ¡Hombre, a ti quería yo verte!
- Hola a ti también – la morena se sentó en una de las butacas de la barra quedando frente a su amiga, las ojeras le llegaban al suelo.
- ¡Pero bueno! O te ha pasado un camión por encima o eres parte del casting de la nueva temporada de The walking dead. Madre mía vaya carita me llevas. "Idéntica a la de la otra, vamos" - pensó. – ¿Me vas a contar qué ha pasado? Porque Luisi está igual o peor que tú y mira que eso es difícil. Y no me digas que es casualidad porque a mí no me la pegas. Así que venga, suelta prenda.
- ¿Tu hermana no está por aquí?
- Si, está en la oficina. Me ha destrozado hoy medio bar. Así que apúrate a contarme antes de que salga – la de rizos cambió su gesto a uno todavía peor al saber que la rubia podía aparecer en cualquier momento e intentó huir pero su amiga estuvo más rápida y la agarró del brazo – No, no, tú no sales de aquí hasta que me cuentes. ¡Habla Ledesma!
- ¡Suéltame María! Ahora no es el momento, de verdad. Vente a casa luego y hablamos – dijo ya casi subiendo las escaleras en dirección a la salida y desapareció sin darle opción a responder.
- Nada, que hoy parezco una puta loca que habla con las paredes. Pero vamos, esto no se va a quedar así. Claro que voy a ir a tu casa y de allí no salgo hasta que te saque la última sílaba, eso como que me llamo María Gómez Sanabria.
- ¿Hablando sola hermanita? Un poco cucú sí que estás. – la castaña le dedicó una sonrisa forzada.
- Si, para que me internen estoy ya. Oye, que voy a aprovechar que no hay mucho movimiento para salir a hacer unas cosas. Te quedas sola un ratito – dejó el trapo con el que limpiaba sobre la barra y se fue a por sus cosas – Si necesitas algo me llamas que no voy muy lejos ¿si? – la rubia asintió algo extrañada.
Amelia acababa de entrar en su casa cuando escuchó el timbre. No podía creer que fuese su amiga tan pronto pero tampoco se sorprendió al abrir la puerta y verla entrar sin mirarla siquiera.
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Una serie de catastróficas......CASUALIDADES?
RomanceCuando tienes una vida monótona y aburrida......esa rutina de la que no quieres salir porque es tu zona de confort....Cerrada a todo incluso al amor, no sabía que la más bonita de las casualidades iba a llegar de una forma tan inesperada..... ACLARA...