Asimilando sentimientos

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Desde el día que había decidido hacer la bomba de humo y salir corriendo del bar cual escapista, Amelia estaba más dispersa de lo normal. No conseguía concentrarse en nada de lo que hacía. En cualquier momento del día se descubría pensando en Luisita, en sus ojos, su mirada, su voz... Por más que se lo preguntara, seguía sin entender por qué (aunque en el fondo lo sabía) aquel encuentro le había causado tantos estragos a nivel emocional. Se sentía incluso peor que antes de verla porque ahora tenía la necesidad de saber más, de ser parte de su vida y eso le causaba un conflicto interior.

Su cabeza se negaba a admitir lo que su corazón, irremediablemente había sentido en aquel primer contacto. Nunca había creído en el amor a primera vista, ni a segunda, ni a tercera... Pero aquellos ojos, en un segundo, habían conseguido derribar todas y cada una de las piedras que formaban el muro que llevaba años construyendo, un muro que había levantado a base de desilusiones, desengaños y decepciones.

Aprovechando que ya había terminado de instalarse y aún le quedaban algunos días libres, decidió salir a hacer algo de deporte. Era lo único que la ayudaba distraerse. No había descansado prácticamente nada pero necesitaba desconectar un poco así que se preparó una infusión como todas las mañanas, se puso sus mallas y salió a recorrer las calles de Madrid. Iba escuchando música tan metida en su mundo que al doblar una esquina chocó con alguien a quien no esperaba encontrarse.

- Uisss......¡A ver si miras por dónde vas, caramba! – le gritó la chica y sonrió al darse cuenta de quién se trataba. – ¿Amelia? ¡Qué sorpresa! – se lanzó a abrazarla.

- ¡Hola María!....Me alegro mucho de verte, bonita – dijo mientras no dejaba de pensar en que igual no debería haber salido de casa ya que encontrarse a María, a pesar de quererla mucho, no la iba a ayudar en nada con todo el cacao que tenía en la mente sino todo lo contrario.

- Pero cuéntame....¿Cómo estás ? ¿Qué haces por aquí? Porque hasta donde sé, no vives muy cerca de aquí y perdona que te diga pero dudo mucho que hayas venido corriendo desde tu casa – dijo riendo.

- Pues acabo de mudarme a dos calles de aquí, así que creo que esta no va a ser la única vez que nos encontremos. Buscaba algo más cerca del trabajo – se excusó aunque sabía perfectamente que a ella no podía engañarla.

- Ah pero qué bien ¿no?  "Más cerca del trabajo....claro" – pensó negando con la cabeza mientras sonreía. – Creía que vendrías al King's a verme....No pensarías que mi padre no me iba a contar que estuviste en el bar hace unos días ¿no? Y también me dijo que saliste corriendo...¡Mira que te gusta una huida hija! – ambas rieron.

- No he tenido mucho tiempo, entre la mudanza y demás pero pensaba pasarme a verte – dijo sin sonar muy convincente.

- Ya claro, me imagino. – sabía que la morena no le estaba siendo sincera - Anda, vente conmigo al King's que tengo que revisar unas facturas y así nos ponemos al día – la agarró del brazo sin darle tiempo a reaccionar.

María sabía que había visto a su hermana pero no quiso preguntar por no incomodarla. Conocía bien a la morena y sabía que aún seguía siendo un tema delicado para ella.

A los pocos minutos llegaron al bar y pasaron a la oficina. No había nadie en el local así que se relajó y se sentó en una de las sillas en lo que María preparaba unos cafés.

- Bueno y...¿Qué me cuentas? – quiso tantear el terreno antes de entrar a saco, sentía curiosidad por saber cómo había ido aquella primera toma de contacto.

- A ver María....que yo sé que me conoces mejor de lo que creo – suspiró y continuó – Y también sé que a ti no te puedo engañar. Salí corriendo porque me encontré con Luisita y entré en pánico. No sé qué me pasó. Empecé a tartamudear como una idiota y en cuanto tuve la oportunidad desaparecí.

Una serie de catastróficas......CASUALIDADES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora