Mi mayor deseo(+18)

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Eran vacaciones de verano y a Hashirama se le ocurrió la grandiosa idea de rentar una casa para llevar a su novio, hermano y cuñado.

Era un gran error tener conviviendo a Tobirama e Izuna, ellos desde la infancia competían a menudo y no se llevan muy bien del todo; tener que soportarse por una semana no iba a hacer fácil.

Pero Hashirama aun sabiendo lo que podía pasar, el deseaba que ellos tuvieran una relación sana, entonces aprovecho la oportunidad para llevarlos a un lugar fuera de la ciudad, pero tendría que ser una sorpresa.

—Ni-san a donde nos lleva Hashirama-san— el menor preguntaba mientras el castaño conducía directo a su destino.

—Izu-chan es una sorpresa— contesto Hashirama.

—Es cierto, ni siquiera yo se— dijo Madara sentado en el copiloto del auto.

—Enserio le dices "ni-san" eres un niño mimado—se burló Tobirama quien se encontraba sentado en la parte trasera, con los brazos cruzados.

Izuna lo miro con enojo y al estar al lado suyo, lo pateo en la pierna derecha.

Al albino poco le importo la presencia de los mayores y siguió en juego del menor devolviéndole el golpe en el brazo. El azabache levanto su brazo derecho para darle una cachetada en la cara, pero fue detenido a tiempo.

—Ni se te ocurra Uchiha— Tobirama presionaba la muñeca de la mano de Izuna lo que provoco un quejido.

—¡Dejen de pelar! — el otro Uchiha llamo la atención de los menores, estando harto de su comportamiento.

—¡Tobirama tiene la culpa! — dijo el azabache apuntando al peli-blanco.

—¡Llegamos! — exclamo alegre el moreno.

La casa se veía muy grande y entraron.

—Nos quedaremos una semana, por eso les dije que empacaran lo necesario...— no termino de hablar porque alguien le tomo del cuello de la camisa.

—¡Hashirama en que estabas pensando!, sabes muy bien que mi hermano y la rata albina no se llevan bien— Madara le dijo enojado no quería tener que soportar al albino.

—Maddy no te preocupes estarán bien, además el propósito de venir aquí es que logren mejorar su relación.

—¡¿Qué?!— gritaron al mismo tiempo los menores —él y yo llevándonos bien, imposible.

Madara se golpeó mentalmente— no vamos a durar un día.

—Hay muchas cosas que hacer, dense su tiempo, vean la casa y pónganse cómodos— sonrió el castaño— sus habitaciones están en el segundo piso.

Sin más cada quien se fue por su lado, pero previamente Madara se detuvo con su hermano.

—Izuna trata lo más que puedas de no estar junto a la rata— antes de irse volteo a ver a Tobirama— y tú, si le haces algo malo a mi hermano te matare. ¡Oíste rata albina!

—Lo que sea— el albino se retiró de ahí.

—Ni-san estaré bien— Izuna lo abrazo y se fue por el lado contrario en el que se había ido el Senju menor.

Tobirama llego a un cuarto oscuro parecía un sótano, porque tuvo que bajar escaleras para llegar. Encendió la luz y en el centro de la habitación había una mesa de billar, a sus lados se encontraban sillas o sofás y una máquina expendedora de frituras.

Apago la luz y siguió explorando.

Un azabache paseaba por los estantes de la mini biblioteca, mientras veía que libro escoger.

Oɴᴇ-sнoт's ToʙιIzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora