Amor de niños 1/2

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Tiempos de guerra e incluso a los niños mandaban, los fuertes sobrevivían y a los débiles les esperaba un destino doloroso; entre Senju y Uchiha no se tenían compasión, así tengan que asesinar a un bebe lo harían. Ya era ganancia.

Era un día soleado y el pequeño Izuna había salido al rio cerca de su casa, a lo lejos visualizo a un animal parecido a un conejo de color blanco con manchas negras y decidió por seguirlo. Trato lo que más que pudo de no alejarse de su hogar, pero aquel roedor se metía dentro de los arbustos.

Hasta que lo perdió de vista y se topó con una gran valla de madera que rodeaba todo un terreno, había una entrada y el Uchiha pensó que se encontraba en su casa entonces asomo la cabeza, pero no era lugar de los Uchiha. Porque vio un niño de cabellera albina.

Ese niño estaba leyendo un pergamino, después Izuna levanto la mirada y se dio cuenta de que estaba en terrenos de los Senju, se asustó puesto que no traía sus armas y se lo descubrían no dudarían en matarlo.

Se fue de ahí sin ser visto y regreso a su hogar; estando en el lugar encontró a Madara enojado.

—¡Izuna donde estabas, te busqué en el rio y no te encontré! — el azabache observo como el menor se adentraba a la cabaña.

—Nii-san estaba cerca del rio, tal vez tu buscaste en otra parte— mintió.

—Ya no vuelvas a salir sin el permiso de mi padre, no quiero que los malditos Senju te asesinen ¿entendiste? — Madara siempre se preocupó mucho por su hermano menor.

—Sí, no lo volveré hacer— se retiró al comedor, todo ese recorrido le había dado hambre.

Se sirvió en un tazón, arroz, con un vaso de agua. Comenzó a comer y se le vino a la mente la imagen de aquel niño que vio en la tarde, fue la primera vez que veía a alguien albino. Para ser sincero no estaba feo.

La noche cayo y todos los integrantes de la pequeña aldea fueron a dormir, cuidando los alrededores, por si cualquier enemigo decide en atacar. Izuna se despertó poco después de haberse acostado, intento recuperar el sueño, pero no pudo y prefirió salir para respirar aire fresco. Había poca iluminación, cosa que no le dejaba ver bien y tuvo que forzar la vista.

Escucho un ruido dentro del bosque y pensó que había un intruso, regreso a casa tomo su katana y volvió al sitio de dónde provino el ruido; la única luz que podía ver era la de la luna que le mostro un camino y fue hacia a él.

En la lejanía visualizo a una persona caminar y sigilosamente se acercó a ella, noto que no era de su clan, se detuvo en un árbol y el enemigo ya no estaba. Detrás suyo sintió que le ponían un kunai en la garganta.

—¿Creíste que no te había visto? — la voz de un niño lo sorprendió.

El azabache intento moverse, pero el otro presiono más la cuchilla a su cuello; entonces le piso el pie logrando que lo soltara y se puso en guardia y no imagino volver a verlo. El albino se levantó del suelo y saco otro kunai, se miraron fijamente esperando que el otro hiciera un movimiento. Izuna fue quien se lanzó al Senju en un intento de cortarle la garganta, pero no pudo pues el albino esquivo todos los ataques; le tomo la mano y presiono haciendo que el menor soltara el cuchillo y cayera al suelo, aprovecho para contraatacar. El Uchiha quedo acorralado en el tronco del gigantesco árbol, solo espero a que acabara con su vida.

Ese momento nunca llego, puesto que el Senju tenía el propósito de irse. Izuna se sorprendió.

—No tengo la intención de asesinar a una niña, mientras nadie se entere...

—¿A quién le llamas niña? — al azabache le salió una venita en la frente del enojo.

El albino le vio la cara—pareces niña— sus facciones de la cara eran finas y las relaciono con las de una mujer; se acercó al Uchiha y desenvaino su katana y coloco la filosa punta a su cuello—entonces no dudare en acabar contigo.

Oɴᴇ-sнoт's ToʙιIzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora