Me dirigí directamente hacia la puerta del fondo, todavía con el arma en mi regazo y mi dedo índice sobre el gatillo, sintiendo como la adrenalina recorría mi cuerpo. Liberé mi mano izquierda para rodar el pomo de la puerta, lista para abrirlo pero una voz me detuvo.—Williams, no.
Volví la cabeza. Jason volvió a negar haciendo alusión a mi acto. Retrocedí y me uní al grupo que se había metido a una de las puertas.
—Escuchen. Estamos a dos kilómetros del subterráneo. Justo ahora estamos rodeados. Tenemos que encontrar otra manera de salir...
—¡La ventana! Podemos usar la ventana—habló Jacob.
La idea no me convencía. Todavía no sabíamos lo que podría haber tras la puerta que estuve a punto de abrir pero era posible que también hubiera estado plagado de infectados.
—Puede ser—dijo Jason acercándose a la ventana. Era algo pequeña pero si cabía una persona. La altura hasta el suelo parecían ser un par de metros, nada peligroso. Lo que sí, era que afuera había un callejón, con dos posibles salidas. Si nos acorralaban, no tendríamos escapatoria.
Jason subió en una mesa, y alcanzó la ventana. De deslizó con facilidad, y luego oímos el sonido que produció su calzado al tocar el piso.
Jacob lo siguió.
Al momento en el que subí a la mesa y me apoyé en el borde de la ventana, un grito no humano salió de algún lado. Luego varios disparos se hicieron oír. No sabía lo que estaba pasando.
—¡Vuelve Alex!
Unas manos tiraron de mis piernas y pronto caí de bruces contra el suelo, en el punto inicial.
Jane estaba sobre la mesa y disparaba contra la ventana donde cientos de manos se elevaban intentando trepar. De hecho, podían verse algunas mitades de cuerpos superiores, que trepando por encima de los infectados se acercaban peligrosamente.
—¡Malditos! ¡Malditos!—exclamaba Tomy disparando también.
Me recompuse apenas pude, y disparé hacia la ventana varias veces seguidas. Jane dejó de hacerlo, y tiró de un catre que estaba en una esquina.
—¡Ayúdenme idiotas!
Me levanté y corrí hacia ella, ambas la colocamos en vertical y la apoyamos contra la ventana.
—Hijos de puta, se lo comieron.
Tomy seguía hablando. Cuando por fin puse atención a sus palabras comprendí que se refería a Jason o a Jacob.
—Vosotros tres son idiotas. Si no se ponen las pilas van a terminar como ese par. ¿Comprendes? —amenazó Jane mirando fijamente a Tomy con el índice acusatorio.
El camastro estaba siendo golpeado desde afuera, lo que indicaba que no iba a durar mucho más a pesar de que los tres presionábamos con todas nuestras fuerzas.
¿Y Jessica?
Volví la cabeza hacia atrás buscándola con la mirada pero no la vi. ¿Dónde se había metido?
—¿Cuál es el plan? —inquirió Tomy ya más calmado.
—No tengo idea. Jason era quién conocía el subterráneo-respondió la rubia.
Aquello era cierto. Ninguno de nosotros conocía su ubicación exacta y por ello no sabíamos a donde ir, a pesar de estar cerca.
—Hay un mapa en el helicóptero —dije recordando. Había visto uno doblado en una caja bajo mi asiento.
—¿Sugieres volver?—preguntó Jane con los ojos entrecerrados.
—Es la única forma. Si no, no sabremos ubicarnos.
—Jason tenía razón. Eres una espía.—dijo y levantó su pistola frente a mí cabeza.
—Jane...
Me quedé sin palabras. Afuera todavía oía a los zombies golpear con más ahínco la litera, con la intención de devorarnos y aquí estaba, a punto de ser asesinada por una de mis compañeras.
—¿Estás loca? ¿Qué estas haciendo Jane?—dijo Tomy agitado.
—¿Recuerdas lo que dijo Jason? Ella o Jacob, uno de ellos era un infiltrado que querían robar la cura. Si Jacob esta muerto, es ella la traidora.
Esperen...¿Qué? ¿Hay una cura?
—Jane...realmente no sé de qué estás hablando—expliqué sumamente asustada.
—Baja el arma, Jane. Ni siquiera sabemos si los científicos están vivos o si tienen la cura—apoyó Tomy.
—Si intentas algo chica, por muy pequeño que sea, voy a dispararte—coaccionó.
Eso último lo dijo viéndome de frente y exasperada .
De pronto un sonido estalló. El marco de la ventana cayó en pedazos a nuestro lado y el forcejeo de la cama se hizo inestable. Su fuerza fue superior a la nuestra.
Retrocedimos unos pasos, y sin dudar corrimos hacia la puerta, la cual cerramos apenas cruzamos.
—¿Jessi? ¡Jessi!
Estaba de espaldas en el pasillo, me acerqué a ella pero por algún motivo sostuve mi arma por algún percance.
Ella volteó, y recién pude respirar bien.
—Es el canal 4...escucho voces—dijo estirando su radio hacia nosotros.
—La cobarde se quedó atrás, que fácil fue para ti ¿no?—satirizó Jane planteándose frente a a ella. Sus ojos brillaban de rabia.
—¿De qué hablas? Pareces una paranoica—se defendió Jessi.
—Tenemos que irnos de aquí, la puerta no va a resistir—clamó Tomy.
—Ojalá hubieras sido tú la primera en cruzar la ventana—terminó de atacar la rubia.
Jessica se quedó en blanco al oírla, enseguida me miró buscando explicación a sus palabras.
Sus ojos se abrieron al comprender que algo no estaba bien. ¿Jason, Jacob?
Seguí a Jane sin decir palabra.
Ella abrió una puerta, intenté hacer lo mismo con otra pero mi mirada se dirigió de nuevo a la puerta del fondo. Tan grande, tan peligrosa.
Ya no había un líder que me lo prohibiera. La curiosidad fue más y me encaminé a ella.
Tome el pomo de la puerta y presioné.
Se abrió, y de adentró salió un profundo hedor a sangre y putrefacción. Me tapé la nariz en un actoreflejo pero no me detuve. Avancé algunos pasos mientras mis ojos se acostumbraban a luz, mucha luz.
Eran las ventanas, enormes ventanales a través de las cuales podía ver a algunos infectados caminando sin haber notado mi presciencia todavía.
Pero lo más perturbador era la imagen del espectáculo a mis ojos. Antaño era una cafetería o restaurante pero ahora muchos de sus comensales estaban tendidos en el suelo en una macabra escena. Y por si fuera poco, ninguno tenía cabeza.Tragué duro y levanté de nuevo la cabeza. Un sonido fuerte me hizo sobresaltar. Di media vuelta con el arma apuntando y me di con la sorpresa que la puerta por la que había entrado estaba cerrada.
Más aún, ahora un par de infectados me veían hambrientos a través de los ventanales.
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El código de los muertos [Saga HALOTT] #1
Science FictionSiempre podemos elegir entre hacer lo correcto o hacer lo que hacen los demás. Siempre podemos hacer la diferencia. Las personas perdieron lo más importante que tenían: su humanidad. Quizás los infectados habían perdido el control de su cuerpo pero...