Capítulo IV

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Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. La altura me permitía ver algo del parque muy abajo, y luego solo mar, un inmenso mar azul que se extendía hasta el infinito.

Respiré hondo y tomé mi bolsón con las pocas pertenencias que había alistado. Pude fijarme en la cama de Alisa, ella todavía dormía plácidamente sin haberse enterado de nuestra partida. Agradecí aquello por evitar una triste despedida y salí dando un último vistazo a mi habitación.

Aceleré mis pasos. El edificio entero estaba en un profundo silencio.

Presioné repetidas veces el botón en el elevador, en segundos se detuvo y al abrir la puerta atisbe a un chico rubio y a Jessica, ella me hizo una señal de saludo y volvió a hablar con él chico.

Subí y no pude evitar oír su conversación.

-¿Peter, y por qué nunca se lo dijiste? Apuesto a que enviarán muchas algas mariverdes de comida...

-No tiene importancia Jessi, podré conseguir más comida allá.

-Pero...ha pasado mucho tiempo, si encontramos comida ya estará descompuesta. Debemos decirles, eres alérgico a esas algas.

El pitido nos indicó que habíamos llegado. Estábamos en el último piso del edificio y quizás éramos los últimos en llegar. En el centro y sobre el círculo rojo estaban ya varios chicos oyendo a un hombre mayor con evidentes años de experiencia. Poseía un aspecto trabajado, el traje negro que llevaba era algo ajustado en sus brazos tonificados.

Me uní a ellos y terminé de oír lo que decía.

-...último punto a agregar y el más importante es la forma de acabar con ellos. No importa cuánto destruyan el cuerpo, la cabeza es lo primordial, es el centro nervioso. Para los recién llegados los pongo al tanto, seré su guía y maestro puesto que algunos todavía son inexpertos en enfrentarse a los hambrientos frente a frente. Mi nombre es Jason Brown.

Algunos pasos se oyeron, Max junto a otro chico y el instructor del nivel 1 se incorporaron al grupo y Jason repitió lo que nos acababa de decir.

-Lo más importante serán mis órdenes, ustedes van a seguirlas al pie de la letra si quieren salir ilesos en la misión...

Desvíe la mirada de Jason para ver a Bill quien se acercaba a pasos lentos oyendo también al interlocutor. Nuestras miradas se cruzaron y recordé la petición que me había hecho ayer. ¿Quién podría ser?

-... esta de acuerdo señorita?!-gritó Jason frente a mí, dándose cuenta de mi distracción.

-Si señor-respondí.

-Bien, entonces les decía que en sus radios tienen que estar solo en la línea 1, no hay 2 no 3 ni 4. Nos comunicaremos en la línea 1 sin excepciones...

-Tus recomendaciones son innecesarias Jason-habló Bill-estos no son niños de 10 años, estoy seguro que tienen la preparación suficiente para enfrentarse a un montón de carne podrida y descompuesta.

Me gustaría asegurar que si los estábamos pero no era cierto, no al menos en mi caso y estaba segura que alguno de los chicos también flaquearían cuando llegará la hora.

Dos soldados jóvenes llegaron trayendo consigo varios uniformes y uno a uno nos los entregaron. Eran enormes, pesados y de color oscuro, con placas de metal en las muñecas y las piernas, también nos entregaron unas mochilas equipadas con un centenar de cosas.

-Imagine que íbamos a llevar nosotros nuestras pertenencias-murmuré.

-En lo absoluto señorita, no creo que pueda enfrentarse a infectados con un inservible peluche, ¿o si?-habló Jason al haberme oído.

El código de los muertos [Saga HALOTT] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora