Capítulo VIII

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Había hablado varias veces al arkit, intentando comunicarme con Bill pero no contestó.
¿Él me había mentido al no decirme sobre la cura?
Bill no era un extraño, había sido el mejor amigo de mi padre desde su juventud, como de la familia. Y ahora él era la única familia que me quedaba.
No desconfiaba de él en lo absoluto, pero sentía que era él quien no confiaba del todo en mí.
Bill sí sabía de la cura.
Y quizás todos menos yo lo sabían o...quizás todos menos yo y Talia. ¿Porqué sentía que nos escondían algo? ¿Max también me ocultaba secretos de tal importancia?
Me acerqué a la ventana y abrí ligeramente las cortinas. El espectáculo era tan diferente a lo que había imaginado. Había pasado solamente un año, pero ahora parecía devastado, como si de un día al otro se hubiera convertido en la escena ejemplificada del fin del mundo.

Muchos edificios estaban de color oscuro producto de incendios, otros perdían su color y otros más se habían derrumbado.
Encontrar el dichoso parque se puso aún más difícil pues todos parecían tan iguales. Quizás debía de llegar a un lugar más alto.

Me senté en una silla a pensar. ¿Habría otra manera de llegar a ese subterráneo?
Entonces recordé a Jessica y lo que dijo. La línea 4 de la radio.
Encendí y busqué esa línea. Solo había estática pero pronto distinguí la voz de un hombre.

—...Solo tenemos dos...jefe. Pero hay más.
Me quedé callada. La voz se perdió en la estática y luego volvió pero no pude entender ni una palabra más.
Un disparo resonó en la calle, muy cerca al edificio donde me encontraba.
Abrí las cortinas de prisa, solo para ver cómo un grupo de infectados salían de entre los edificios y corrían hacia un lugar.
Otro disparo le siguió a ese, y luego otro y otro.
Ese podría ser alguien de mi grupo.
Tomé la radio y la metí en el bolsillo de mi chaleco. Acto seguido preparé mi arma y salí trotando hacia aquel lugar.
Claro que no iría junto a los zombies pero si, por otro lugar. Los disparos seguían, más se alejaban. Atravesé un par de calles, mis pasos eran rápidos pues ahora ya tenía un grupo hambriento pisandome los talones.
Volteé un par de veces para disparar pero era en vano pues mientras unos caían, muchos más se unían a la persecución.
Podía oír sus gruñidos atroces a través de sus podridas gargantas, y el sonido de sus pasos torpes al correr.
Intenté perderlos volteando una y otra vez en las esquinas pero tarde me di cuenta de que no sería posible. Al voltear en un callejón me topé de frente con un grupo de unos veinte infectados golpeando una puerta.
Estos al oirme, voltearon y corrieron en mi dirección.  Me detuve al instante. Corrí a la puerta más cercana y golpeé con fuerza buscando una salida pero nunca cedió. Se aproximaban en enormes cantidades a ambos lados.

-Ya esta, se acabo—pensé mientras sacaba la metralleta.
Disparé a matar con todo el cartucho aunque ya estaban  muy cerca. Pronto, las balas de la metralleta se acabaron y sin tiempo de recargar la solté y saqué las dos pistolas.
Estaba asustada, el corazón me latía a mil y mi cuerpo temblaba como gelatina por la desesperación.
Me pequé a la pared ya teniéndolos tan cerca. Las balas eran insuficientes.

Se acabó...se acabó...se acabó.

Algo golpeó mi cabeza de repente. Levanté la vista y me fijé en lo que había sido.
Una cuerda.
Esta salía de un segundo piso de ese edificio, por la ventana.
—¡Sube!
Salté y me sujeté con fuerza en la cuerda, sin embargo, los infectados llegaron a donde me encontraba. Pude sentir sus manos huesudas y toscas rozando e intentando atrapar mis piernas.
Pataleé y me liberé del agarre de uno de ellos, luego intente subir más pero alguien más tiro de la cuerda por lo que solo me sujeté hasta llegar al borde de la ventana.
Haciendo un último esfuerzo di la vuelta al marco y caí de espaldas dentro de una habitación.

Emiti un quejido ahogado. Todavía mis manos temblaban por lo que acababa de pasar.
Me recompuse lentamente. Al ponerme de pie me di cuenta de que había perdido mi metralleta y una pistola. Solo conservaba una en uno de mis bolsillos.
"Maldita sea"—pensé sacándola del bolsillo y revisando si todavía tenia alguna bala.

El código de los muertos [Saga HALOTT] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora