Parte 4

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Después de lo sucedido la noche anterior, Matt no había vuelto a ver a Mello, incapaz de dar la cara, ¿Cómo hacerlo? Si lo había tomado, aunque la voluntad del rubio no había sido la opuesta, pero era obvio que las circunstancias en las que se había dado no fueron las mejores, y que su amigo habría preferido una mejor "Primera vez", incluso él lo deseaba, pero ya no había nada que hacer, habían tenido sexo y se habían dañado, quizás lo mejor era alejarse para siempre, buscar cada uno su camino, lejos lo mayor posible del otro.

–Adiós Mello –dijo con tristeza el pelirrojo, agarró la maleta que había preparado minutos antes y se alejó en silencio por la madrugada, seguramente su amigo aún estaría durmiendo, era mejor así, evitarle ver su rostro afligido por última vez, evitarle oír una esperada disculpa, evitarle odiarlo por su cobardía y sobre todo, evitarle el fuerte abrazo que le daría al despedirse amargamente. Matt se alejó del departamento, atravesando las frías y solitarias calles privadas del sol.

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Los primeros rayos de sol de la mañana entraron por la abertura de la cortina en la habitación de Mello, el chico abrió con pesadez un ojo y miró el reloj, eran las nueve con veinte, respingó molesto y giró sobre sí mismo con ambos ojos cerrados, abrazándose a la almohada bajo él, se quedó quieto unos momentos y abrió los ojos

–Idiota –dijo molesto al recordar a Matt, se sonrojó al verse en aquella misma cama teniendo sexo con su amigo hacía apenas un par de horas, había deseado estar con Matt desde hace tiempo, porque siempre le había gustado, solo que en sus fantasías era él quien tomaba posesión del pelirrojo, y ambos gozaban del acto, porque habría sido de mutuo acuerdo, pero la realidad lo había tumbado todo, Matt le había tomado, lo había hecho suyo, aún cuando sabía que él no quería, al menos no de aquella manera, desechando lo que durante mucho tiempo Mello había idealizado.

Se giró nuevamente al frente, mirando el techo ante sus ojos, después volvió a ver el reloj, eran diez menos quince, estiró los brazos con flojera, pero decidido a ponerse de pie, bruscamente se sentó, sintiendo un poco de dolor, sabía el por qué de ello, pero solo de pensarlo lo hizo sonrojarse más, nunca iba a perdonar al maldito de Matt por haberlo violado. A regañadientes se puso de pie, dirigiéndose enseguida al baño, tomó una ducha y salió a su habitación solamente con la toalla amarrada a la cintura, su cabellera escurría agua, dándose un aspecto sensual. Pegado a la pared estaba un espejo, en el cual observó su reflejo, vio su cuerpo cansado y decaído, era obvio que su estado anímico ahora estaba por los suelos, ni siquiera sabía como iba a salir de la habitación, porque seguramente Matt estaría por ahí, como siempre, y él aún no estaba preparado para dejar de odiarlo, tampoco quería verlo, su presencia era lo menos deseable en esos momentos

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Se bajó del tren que lo había alejado de su vida junto al hombre que amaba, el Sol quemaba en el rostro como nunca, aquel verano era tan caliente y cruel que sintió nostalgia, como si hubieran pasado los meses y él aún estuviera tratando de olvidar la horrible noche en que violó a Mello, pero no había pasado tal tiempo, había sido solo apenas la noche anterior y sin embargo sentía todo el peso de la culpa como si hubieran pasado los años. Caminó cabizbajo en busca de un Hotel, planearía que hacer de su vida, después de todo no podía regresar a la Universidad, había demasiados demonios ahí, y no quería estar ahí para enfrentarlos, era mejor olvidar, quizás él era mucho peor que Mello de orgulloso y testarudo. Sonrió amargamente, suspiró mientras miraba a sus alrededores y continuó su camino hacia un nuevo futuro, lejos del amor y del dolor que lo atormentaba

Cuando llegó la noche supo que algo no estaba bien, no había visto a Matt desde hace mucho tiempo, desde la noche anterior. En la mañana estuvo encerrado todo el día en su habitación, sin querer salir, sin querer verlo, sin querer recordar en sus ojos de fuego todo lo sucedido, pero por la tarde cuando sintió hambre supo que debía salir, aunque lo viera, aunque se muriera de coraje por todo lo que le hizo en contra de su voluntad, pero estaba dispuesto a superarlo e incluso vengarse de ese bastardo, pero no pudo, Matt no estaba, no dejó nada, ninguna pertenencia, ninguna carta, él simplemente se fue aunque no lo quiso aceptar, pero ahora que miraba el reloj y éste marcaba las once tuvo que aceptarlo, su amigo, su enemigo, su violador, el hombre del que se había enamorado ya no estaba. Gritó, rompió todo, lo maldijo, lloró secamente por él y juró sacarlo para siempre de su mente y de sus sentimientos, porque ese maldito bastardo se había ido, sin ofrecerle una disculpa, sin decirle que a pesar de todo estaba dispuesto a olvidar el pasado si él también lo hacía y que formaran una pareja, tal como debió suceder hace tiempo, pero no hubo nada de eso, Matt tomó la vía fácil y lo abandonó, pero él, Mello, no estaba dispuesto a perder, no lo buscaría, no sería él quien cediera, pero sí sería él quien se encargaría de borrar todo sentimiento, porque nadie tenía derecho a destrozarle el alma como en esos momentos Matt se la destrozaba

–Maldito bastardo... cobarde... –dijo mientras unas lágrimas se rodaban por sus mejillas, no lo había hecho desde que era un niño, pero ahora siendo un adulto lloraba por un hijo de perra. Sonrió desquiciadamente y un sentimiento de amargura lo invadió, en esos momentos prefería estar muerto, pero no hizo más que reír, reír y reír, en aquella oscuridad y con la luna como único testigo, colándose burlona por las cortinas que se movían en el aire de la media noche

CONTINUARÁ...

Saludos y perdón la demora, dejen comentarios, gracias :)

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