Parte 5

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Después que Matt se fuera para siempre de su vida todo cambió, terminó la Universidad rápidamente, era muy inteligente, así que hizo muchos cursos a la vez, asistió a veranos y terminó por fin en menos de la mitad del tiempo. Su personalidad no cambió, pero se llenó de sombras y un enorme resentimiento hacia el ser que tanto amó y por el que ahora solo sentía desprecio; nunca fue una persona de muchos amigos, pero se alejó de todos los conocidos que tenía, incluido Near, a pesar de que el chico lo buscó en numerosas ocasiones, pero el rubio no quiso saber nada más de él, ni siquiera cuando el pequeño prodigio se le insinuó, quería que lo volviera a tomar, porque estaba enamorado de él, pero Mello lo desprecio como una basura, lo humilló y Near se alejó para siempre de él, no lo volvió a ver, incluso desapareció de la Universidad, oyó vagamente que le ofrecieron una beca en una universidad mejor con promesa de irse a trabajar lejos en una importante compañía, nunca supo de qué era esa dichosa empresa pero no le importó, lo único que le llegó a importar en toda su vida fue el maldito desgraciado que lo violó, desde entonces no estuvo con nadie más, no se volvió a enamorar, era una especie de muerto en vida, él y sus chocolates, nada más

Desde aquel día que partió el pelirrojo habían pasado ya tres años, Mello trabajaba para una importante empresa de espionaje, su capacidad deductiva y su inteligencia lo llevó hasta ella, alguien supo de él en la Universidad y fue así como un día un extraño hombre se acercó a él, con una tarjeta en mano y le pidió que se comunicara con él en exactamente 24 horas, desde un teléfono público muy lejos de donde viviera actualmente, con la mayor discreción posible. Mello así lo hizo y cuando menos acordó ya estaba dentro de la compañía, no podía conocer a fondo a sus compañeros, no podía siquiera saber los nombres de otros empleados en otras sucursales y de hecho los cambiaban de residencia cada cierto tiempo. Así fue como un día su jefe inmediato lo llamó, lo necesitaban en otro lado, debía mudarse, ellos correrían con todos los gastos, él accedió sin problema, no le importaba nada, vivía solo por vivir, así que preparó lo necesario y se marchó a la ciudad que le indicaron.

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Abrió una barra de chocolate mientras una persona frente a él estiraba la mano para saludarlo, pero el rubio lo ignoró por completo, comiendo su barra sin inmutarse, el otro sonrió sin sorprenderse

–Me dijeron eso de ti, es más importante tu chocolate que cualquier cosa –dijo con una sonrisa emergente, Mello volvió a ignorarlo

–¿A dónde me dirijo? –preguntó sin mirarlo, terminó su barra y sacó otra, entonces lo volteó a ver, su mirada era de desprecio, Mello odiaba a todas las personas habidas y por haber en el mundo, claro que a ninguna la odiaba tanto como a Matt, a ese bastardo lo mataría en cuanto se cruzara de nuevo en su camino

–Sígueme –le indicó y entraron en el edificio, el hombre usó muchas claves y pasaron varios candados antes de llegar a su destino – Éste piso es solo recepción, hay más de 50 cámaras alrededor, nadie entra al edificio sin ser notado por nosotros –informó cuando caminaron hacia el elevador, luego entraron a éste – El elevador como podrás ver solo se activa con una clave única, así si llegaran a pasar las 50 cámaras jamás podrían subir –sonrió al informarlo, presumía mucho de la seguridad, subieron al segundo piso y salieron del elevador, había a menos de un metro un enorme cristal tan transparente que cualquiera que no lo sabía chocaría contra éste, cubría todo enfrente, la única forma de pasarlo era activar una clave y que éste se recorriera, el hombre sonrió al ver que Mello no caminó hacia él como normalmente hacía mucha gente, chocando contra él y sintiendo una breve descarga de energía – Veo que te diste cuenta –comentó entusiasmado, aquel chico sí que era listo

–Predecible –dijo con desprecio – Hay un error en el ángulo de la esquina superior derecha, el cristal no ensambla a la perfección, además no caminaste, es obvio que chocarías, esperabas que yo me adelantara ¿no es cierto? Me cuido bien las espaldas –explicó fríamente, sacando otra barra de chocolate

–Impresionante –

–Para nada, cualquier novato se daría cuenta, tú no sabes de lo que soy capaz –amenazó con una sonrisa burlona – Supongo que la activas y el cristal se recorre ¿cierto? –

–Así es –respondió a la pregunta con una sonrisa, que chico tan arrogante, pero le agradaba mucho. Entraron por fin al segundo piso, ya no había más trampas, solo las puertas se activaban con claves y había cámaras por todo el piso, claro, nada fuera de lo normal, así eran los demás pisos salvo el último, pues había un acceso para llegar por aire, había una pista de aterrizaje en la azotea, para llegar ahí no solo había que burlar las claves, sino también descifrar un código el cual era cambiado cada 10 minutos, si no se resolvía la paradoja en menos de 7 minutos la alarma se activaba, solo los más inteligentes tenían acceso al último piso. – Llegamos –informó cuando subieron al antepenúltimo piso, ahí estaba la oficina que le asignarían a Mello, la cuál era compartida

–¿A quién debo reportarme? –preguntó sin mucho interés, su anterior jefe inmediato era un imbécil a quien no soportaba, de cualquier modo lo obedecía cuando se le daba la gana

–Te presentaré –respondió enseguida y le indicó que entrara con él, abrieron la puerta con una clave, había dos cubículos, uno a la izquierda, donde estaría el rubio y uno a la derecha, donde estaría su jefe – Él es muy serio, no habla con casi nadie, la forma en que fue reclutado nadie la conoce, no te asombres si no te hace caso por estar "distraído" –dijo con una sonrisa, al oír la palabra distraído Mello no entendió por qué, pero no preguntó, no le interesaba, solo quería conocer al idiota al que tenía que reportar su trabajo y ya

–Apresúrate de una vez –le indicó molesto, terminando de comer la última barra de chocolate que comería a esas horas. El hombre abrió la primera de las puertas, Mello había visto todas y cada una de las claves que el hombre activó y las tenía por completo memorizadas, sonrió al pensar lo idiota que era ese tipo y su "perfecta seguridad". Se quedaron de pie ante una puerta, ésta solo se podía abrir desde adentro, así que tocó una especie de timbre casi insonoro y al poco tiempo la puerta se abrió, entró el primero, el rubio seguía cuidando las espaldas, la oficina era grande y no había muchos muebles, Mello escuchó una especie de música y se intrigó, había un sillón negro grande de respaldo alto, ahí había un hombre sentado, lo sabía

–Ya estamos aquí –informó el hombre y enseguida la música cesó, Mello miró fijamente aquel extraño sillón, sorprendiéndose cuando una mano se asomó, portando en ella un control de videojuego, tuvo una especie de deja vú y su piel se erizó

–Te estaba esperando... Mello –se escuchó una voz tranquila desde el fondo de la oficina, Mello la reconoció enseguida, abrió los ojos ampliamente, aquella voz le taladró los oídos y cientos de viejos resentimientos salieron a la luz, antiguas pasiones, recuerdos crueles de lo que fue la más grande desgracia de su vida, que el ser que amaba más allá de sí mismo y su razón, lo dejara como una vil basura después de violarlo, frente a él estaba Matt, sentado en un sillón, dándole la espalda

–¡Desgraciado! –gritó tan pronto salió de la conmoción y corrió hacia él, sin importarle el grito del otro hombre y el hecho de escuchar un disparo, el cuál fue a dar directamente hacia su pie, o al menos 4 centímetros cerca, pero Mello dio un salto al sentir la fuerza del impacto cerca de él, al caer corrió de nuevo hasta estar frente al sillón, en ese momento no traía arma alguna, pero sus manos le ayudarían, ahorcaría a ese malnacido, sin embargo cuando tocó su cuello con ambas manos y lo movió un poco, los lentes de motociclista que traía hasta ese entonces se cayeron, dejando ver sus ojos, estos miraban fijamente a Mello, casi con ilusión, como quien tiene frente a él un hermoso espejismo, el rubio sintió aquella mirada y un mar de emociones volvió a él, apartó enseguida sus manos, de nuevo conmocionado, Matt ahora era mucho más guapo que antes, y su mirada aunque vacía, en esos momentos tenía mucha luz

–Cuanto tiempo sin verte, querido amigo –dijo con su voz madura y serena, haciendo que el otro sintiera un estremecimiento mayor que el de antes, sintió deseos de besarlo, de abrazarlo, de golpearlo, violarlo y después matarlo, sin duda seguía perdidamente enamorado de aquel bastardo.

Continuará !

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