010; Conociendo sus sentimientos.

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          Al despetar, lo primero que sintió Atsushi fue la tranquilidad de una agradable mañana, cálida y serena en la que casi podía jurar, era el cielo mismo. Pues ya había pasado demasiado tiempo desde la última vez que sintió tanta paz en un día así.

Se removió un poco, parpadeo un par de veces y observó el reloj del buró a lado de su cama. Pensando que aún podía suspirar con calma.

Pero de repente, casi el pánico le inundó porque de nuevo se le había hecho tarde. El reloj estaba a punto de dar las ocho con cinco de la mañana.

Pero más aún, el pánico subió al ver al bello hombre a su lado que se hallaba abrazandole por la cintura como si en verdad tuviera todo el tiempo de la vida.

Sin embargo, en realidad no le molesto, no le diría nada, y, a decir verdad, Dazai era una persona demasiado agradable ante sus ojos.

No sabía cómo explicarlo.

Pero si algo tenía claro, era que su corazón en realidad latía con cariño cada que miraba sus ojos, cada que le observaba sonreír o trataba de hacer algo lindo por él... Aunque mayormente acabara en una desgracia.

Debía de admitir que en un inicio se encontraba algo escéptico con todo lo que le llegó diciendo, pero no podía sentirse culpable, pues, ¿Quién podría pensar que algo así era capaz de suceder en la vida real?

La reencarnación era mayormente retratada en películas, y vivirla, observarla y sentirla en carne propia... Era algo tan extraño... Cómo miedo y emoción por alguna razón.

Pero ahora y, dejando aquello de lado, Atsushi sentía agradecimiento, cariño y ternura porque después de todo, Dazai era un tesoro perdido.

No podía decir lo contrario, porque todo en su ser le gritaba que así era. El universo había conspirado a su favor y solamente podía decir... "Gracias."

Así es, Dazai era ahora un "Hermano", para él.

Tanto fue su desconexión con aquel bello sentir de su alma, que ni siquiera noto los vagos minutos que se había quedado mirándole con tanta concentración. Dazai estaba perdido, y cuando cayó en cuenta de lo tarde que se estaba haciendo, brinco casi literalmente de la cama, tomando sus cosas y cambiándose como podía para tratar de salir a una hora medianamente decente.

Sabía que fallaría. Una vez más.

Ni siquiera había desayunado, sino que simplemente se colocó una camisa sobre la que traía para dormir, un suéter y dejó la casa más rápido que un rayo. Y aún así, salió con quince minutos de retraso.

•••

        Atsushi, ya exhausto y a punto de desfallecer, entro a su salón de clases en donde vio que las mismas, por fortuna, aún no habían comenzado, ¡Agradecido con el cielo! Pensando que el profesor tal vez había tenido algún inconveniente, camino hasta su lugar detrás de Akutagawa, quién se hallaba mirándole con un semblante serio, se podría decir que incluso lucía algo molesto.

Dio un alto suspiro por todo lo que había tenido que correr y el pelinegro volteo a verle.

—Tarde de nuevo.

—¡Ah! Ni me lo digas, casi me he quedado sin piernas.

—Cada semana te quedas "Casi sin piernas" Por llegar tarde.— Akutagawa bufó, pero en realidad, ocultando una breve sonrisa que claro, Atsushi notó.—. ¿Qué tanto hiciste anoche con el vago ese?

Atsushi se sonrojó no sólo por tal pregunta tan libre para la imaginación, sino porque esa leve sonrisa que Akutagawa estuvo a punto de dar... Hizo latir su corazón con tal demencia que tuvo temor de colapsar en ese mismo instante.

De repente, lo olvido todo.

¡Él solamente estaba enamorado!

—¿Qué...? No... No fue nada...

Sus palabras temerosas no le ayudaron en absoluto, pues claramente su compañero frente a él no le creyó nada. Pero, Cristo, ¿Qué podía hacer?

Atsushi estaba nervioso por el hecho de tenerle en frente... Tan cerca de él... ¡No porque hubiese hecho ciertas cosas una noche atrás! ¡Jamás podría hacerlo!
Sin embargo, pudo ver con claridad el como Akutagawa rodaba los ojos algo cansado por su actitud... Tal vez...

Y en ese entonces, Atsushi pensó...

"¿Qué era lo que Akutagawa realmente sentía?"

       No era que estuviese esperanzado a tener una oportunidad con Ryonosuke, pero, joder... Algo en su corazón aún le gritaba que de debía de seguir intentando y no rendirse, aún no, que ese amor que sentía por su compañero de clase tal vez podría volverse posible si tan solo lo intentaba un poco más.

Desde que le conoció, Akutagawa digamos que era algo reservado con un carácter pesado que muy pocos aguantaban, no era porque fuese altanero o un bandalo, sino que su franqueza y pocos gestos humanos como la sonrisa y lágrimas eran algo que quedaban de más en su personalidad. Según él, a excepción de su poca paciencia para hacer salir su irá.

Aquello era lo único que Atsushi veía en él, de forma más frecuente.

¿Parecía estúpido? Muy probablemente si, pero lo sentía muy dentro de sí. Y él normalmente era de hacer caso a sus instintos.

Quedó pensando aquel día, por el resto de las clases, en qué poder hacer para tratar de acercarse un poco más y poder descubrir aquella parte oculta de su compañero... Claro que no quería esperar tanto, pero tampoco quería parecer un vil desesperado por atención.

Por lo que, cuando regresaban a casa, el menor le llamó. Justo cuando estuvieron a punto de separar su camino para ir a sus respectivos hogares.

—Yo... Yo creo que ya me iré por aquí...— Atsushi le señaló el caminó habitual a su departamento, poco después se sintió estúpido por eso.

—Ese es el camino que siempre tomas.

—Ah... Sí... Lo sé.

Y así, era como sus nervios le estaban fallando nuevamente. ¡Controlate, Atsushi! Jamás supo por qué creyó que decir aquello sería un buen inicio de conversación después de que todo el caminó lo pasaron en un cómodo silencio. Sintió que lo arruinó. Entonces, hablo de nuevo;

—¿Planeas quedarte con Chuuya hoy también?

—Supongo que si, en la mañana no le vi con intenciones de salir.— Respondió Akutagawa  comenzando a acercarse a él.—. En todo caso, te avisaré, ¿De acuerdo?— Suspiró.—. Tú también ten cuidado con ese extraño, sé que eres estúpido, pero no te dejes llevar tan fácil, aún no lo conoces del todo.

—Sí... Todo está bien. Cualquier situación también te la diré.— El peliblanco entonces guardó unos breves segundo de silencio, en donde, por primera vez, agarró fuerza de voluntad y, acercándose rápidamente de un momento a otro, colocó sutilmente sus labios sobre aquella mejilla tan suave que jamás imagino que se fuese a sentir así... Tan tersa y agradable... Tan cálida... Con su corazón latiendo ferozmente se alejo y no trato de indagar más.—. ¡Te veré mañana!

Antes de dar la vuelta para prácticamente huir, pudo ver una leve expresión confundida por parte Akutagawa, quién ni siquiera pudo reaccionar hasta que Atsushi ya se encontraba a unos seis metros de él. Corriendo por su vida, de ser necesario.

Y, mientras el sol de la tarde se colaba por su espalda, Nakajima colocó ambas de sus manos en sus mejillas, totalmente en shock, sin parar de caminar. ¡Se sentía como un demente!

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2023 ⏰

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Strange Pet.© [DazaTsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora