Capítulo 11

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POV Changbin

Exactamente cuatro minutos más tarde, Jisung salió del club hacia el patio, vestido de pies a cabeza con cuero negro muy ceñido y con una ligera sonrisa en los labios. Mis manos instintivamente apretaron con fuerza el manillar de mi moto, con mis guantes de cuero chirriando por mi agarre demasiado apretado. Su cabello lucía desordenado y mirando hacia los costados con curiosidad frunció esa pequeña nariz que me volvía loco.

Mierda.

Sin notar el efecto que tenía en mí, dio un paso hacia donde me encontraba, y con una sonrisa tímida levantó las manos hacia los lados.

—¿Qué piensas?

Mordiendo el anillo de mi labio entre mis dientes, sonreí y le di un guiño lento de apreciación. Jale hacia atrás la palanca de apoyo, con mis dos pies plantados en el suelo mientras Jisung se sentaba detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura al instante. Brevemente cerrando los ojos, exhalé. Se sentía tan condenadamente bien tenerlo a mi lado. Él pertenecía en la parte posterior de mi moto. Me había matado verlo así con Lee Know.

Nunca. Jodidamente. Más. Mi moto o ninguna en absoluto.

Con un clic en el control, la gran puerta metálica se abrió y salimos del recinto. La brisa caliente al instante azotó contra mi cara y Jisung enterró su cabeza en mi chaleco, abrazándome cerca. Conocía el lugar ideal para llevarlo.

Al pasar los dos agentes que estaban siempre de vigilancia en las afueras del club, les enseñe el dedo medio oyendo como Jisung se rió nerviosamente en el parche de Hades en mi espalda. Mientras cruzamos por las carreteras secundarias, fui capaz de respirar, reiniciarme y relajarme. Siempre había amado estar en carretera: sin presiones, sin expectativas, sin ninguna necesidad de mierda de que hable. Al ver el recorrido de mi desvío, me incliné hacia la izquierda, trepando por un estrecho sendero terminando cerca de uno de los pendientes del rio Han.

Disminuyendo la velocidad a paso de tortuga, oí a Jisung jadear. Sabía que le encantaría esta ruta. Estaba invadiendo terrenos privados, por supuesto, pero nadie nos iba a detener. ¡Yo era el maldito Hangman mudo! Ellos corrían lejos, muy lejos.

Las manos de Jisung se desenvolvieron de alrededor de mi cintura y sus brazos se levantaron en el aire. Comprobándolo en mi espejo retrovisor, lo vi inclinar la cabeza hacia atrás, con sus manos tocando el cielo, los ojos cerrados, y una puta sonrisa de pura felicidad adornando su rostro.

Lo deseaba. Justo jodidamente ahora.

Rodando lentamente hasta detenerme, golpeé el pie de apoyo, aparcando la Harley al lado de un gran roble. Dando la vuelta en mi moto, agarré los muslos de Jisung y tiré de él en mi regazo, justo encima de mi polla dura. Sus ojos se ensancharon, sus piscinas del color reflejándose en el claro de luna. Entonces esa maldita nariz de él se retorció nuevamente. Y en un instante, mi mano se envolvió alrededor de su cabeza y estrellé mis labios en su boca. Jisung estaba en ello, y dándome justo todo de regreso. Metiendo mis manos debajo de su culo, gemí cuando se meció contra mi polla.

Rompiendo el beso, mi cabeza cayó hacia atrás con un siseo, y al levantarla pude ver como una pequeña sonrisa de complicidad se difundía en sus labios. Jisung aferró sus manos alrededor de mi cuello y se movió hacia adelante, su culo deslizándose directamente a lo largo de mi polla.

—Ah — gruñí y, utilizando mi cuello para mantener el equilibrio, Jisung comenzó a moler ese culo de ida y vuelta, con sus ojos muy abiertos, inmediatamente disfrutando también.

Extendiendo una mano, con la otra apresurando los movimientos de sus caderas, bajé la cremallera de su chaqueta, levantando del dobladillo de su camiseta negra de los Hangmen debajo de él. Acariciando uno de sus pezones con mis dedos, masajeé la carne y rodé los ojos.

El Hades de Seo Changbin (BinSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora