Capítulo 4

1.7K 190 169
                                    

POV Changbin

Juro que las contracciones de mierda de su nariz me van a destruir.

Se había quedado dormido en mis brazos con su suave aliento abanicando mi cuello. Por primera vez en mi vida me había dado un escalofrío. Un maldito jodido escalofrío. El pequeño puto estaba apretando su agarre. Exhalé con mis ojos fuertemente cerrados en agonía. Yo estaba tan jodidamente duro, tan dolorosamente duro. Era tan condenadamente hermoso que no podía creer que fuera verdaderamente real. Siempre me había preguntado qué aspecto tendría con más años, su rostro, sus ojos brillantes, pero la realidad era alucinante. Tenerlo en mis brazos era lo mejor que jamás había sentido y cuando esa nariz se retorcía y fruncía graciosamente, la sangre bombeaba en mi polla y pensamientos de estar dentro de él me tenían malditamente loco. Mierda. Yo ni siquiera sabía su nombre.

Apoyando mi cabeza contra la pared, me quejé. Contrólate, Changbin. Tú eres el maldito Presi de Los Verdugos un comercializador de armas y estás actuando como una marica por un maldito culo. El puto gimió en su sueño y me acarició el pecho más de cerca. Su pequeña mano se movió para agarrar mi cuello y su pierna se dobló ligeramente hasta extenderse sobre la mía. No podía lidiar con eso. Si se movía una pulgada más, iba a perder la moderación y follarlo en el colchón.

Recogiendo su cuerpo demasiado delgado en mis brazos, aparté las sábanas negras y lo coloqué debajo, viendo como sus labios carnosos se inclinaban en una sonrisa apacible.

No me jodas, era más que hermoso. Incluso a los once pensaba que esa mierda era cierta pero ahora él era mucho más que un maldito diez. Dejando mi habitación, giré la cerradura y me dirigí al salón y al bar. Sólo unos pocos hermanos se quedaron, la mayoría se habían ido a casa o a sus dormitorios con sus putos y putas de la noche. Jimin claramente se había ido también. Bueno. No quería ninguna pregunta volando en mi camino. No tenía respuestas para darle de todos modos.

Caminé detrás de la barra y me serví un trago. Hyunjin y Lee Know estaban sentados alrededor de una mesa observando cada uno de mis movimientos. Jae cruzó corriendo la habitación y saltó detrás de la barra.

ㅡJoder Presi, yo le sirvoㅡ Lo saludé con la mano, pero el hermano tomó su lugar como camarero, uno de sus deberes como aprendiz.

Me senté al lado de Lee Know y Hyunjin, encontrándome con sus ojos.

ㅡChangbinㅡ Hyunjin saludó.

Miré con ceño fruncido a los hijos de puta, que se desplazaron en sus asientos; habían estado hablando.

Salgamos de estoㅡ señalé.

Hyunjin pasó la mano por su boca.

ㅡChangbin, hombre. ¿Qué mierda pasa con el puto?

Moviéndome hacia adelante, me encontré con su cabeza. La mirada en mis ojos mostraba la molestia. Pero aun así Hyunjin hablo.

ㅡNo voy a joderlo. Lo que quiero decir es que es despistado, ingenuo. Él ni siquiera sabía lo que era un motero o incluso un maldito ciclista. Él no habla, mira a los hermanos como si estuviera mirando la cara del mal. Resulta encima que sale de la nada, desangrado. No sabemos de dónde es o si alguien lo quiere de vuelta. Podría traer problemas. Y por si no te habías dado cuenta, estamos más que preocupados con la otra mierda ahora mismo. No necesitamos nada más.

Hyunjin negó con la cabeza hacia mí como si ni siquiera reconociera al hombre a su lado. El hombre que había sido su mejor amigo durante tantos malditos años.

ㅡLos policías están observando nuestro culo veinticuatro horas los siete malditos días de la semana. Si salimos con un magullado puto tímido... Estarán sobre nosotros y ningún hijo de puta creerá la verdad acerca de él. Quiero decir, ¡mierda! Tenemos la carrera del club mañana. Vamos a estar semanas en la carretera reclamando nuestro territorio. No necesitamos esto ahora.

El Hades de Seo Changbin (BinSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora