d o s

60 8 0
                                    

La cita es un fracaso total.

Él creía que sería algo un poco informal, pero la hora y el lugar que Jimin le había dicho lo llevan a un restaurante de una categoría ligeramente alta. Su cita, una de las compañeras de trabajo de Jimin, se nota un poco incómoda (lleva algo para la ocasión, sus pendientes brillan y su maquillaje está hecho con cuidado) y definitivamente se da cuenta del estilo de vestir un poco menos apropiado de Yoongi.

Aparte de eso, no logran llevarse bien. Yoongi es naturalmente tranquilo y eso puede hacer parecer que es indiferente, incluso cuando por dentro se siente tímido y un poco nervioso. Cuanto más se enoja ella por su falta de reacción, él menos habla.

Eventualmente, cada quien se va por su camino, Yoongi pagando la cuenta como una disculpa silenciosa por sus cagadas.

Él gime y le escribe a Jimin una «x» mientras conduce a casa. A ella le gustaron las flores, al menos, incluso si se veían flácidas en sus manos.

///

—No lo voy a hacer de nuevo —refunfuña mientras Jimin tira de su manga para que se siente. Yoongi está tomando una taza de café (la segunda ese día) y Jimin está tomando sus últimos nervios a esta hora de la mañana.

—Vamos, hyung —se queja Jimin—. La gente tiene al menos tres o cuatro citas a ciegas, ¡todo el mundo sabe que ir a una es un riesgo de por sí! Y además, ¡fuiste tú el que se equivocó! ¡Te dije que te vistieras decente!

—Yo me vestí decente —Yoongi resopla—. Aquello era vestirse formal. Y la respuesta sigue siendo no.

Jimin hace pucheros sobre su frappucino. Yoongi no entiende cómo puede beberlos todos los días: tienen demasiada azúcar incluso para Yoongi, y la mayoría de las veces es solo helado y crema batida más que café real.

—Bien, entonces —Jimin toma un sorbo. Se ve tonto por sí solo, con su cabello naranja brillante y su gorro, pero luego Yoongi también piensa que se ven tontos juntos: naranja y rubio en una cafetería a las doce del mediodía—. Pero escucha, aún así sé que vas a ir a otra eventualmente. Me preguntarás de nuevo, Hyung. Cuando tu orgullo haya sanado.

—Ríndete, Park Jimin —Yoongi le advierte, y le arroja una servilleta a la cara.

el jardín del edén /// myg × jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora