Cap. 1

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Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había estado en aquella casa. Aún recordaba la dura despedida que tuvo con su madre, su padrastro y el menor.

Comenzar su vida como universitario junto con su mejor amigo había sido buena idea. Juntos les había ido bien. Su mejor amigo seguía teniendo una hermosa relación con el moreno, le había tocado compartir clases con el moreno. Lo que le dió oportunidad de conocerlo mejor.

Tenía un pequeño pero acogedor apartamento, eso era otra cosa.

Conseguir trabajo como distribuidor de productos agrícolas en las mañanas había sido lo mejor que le había pasado. Pagaban bien, sus jefes eran razonables y había conseguido buenos mentores. Por suerte eran épocas festivas, lo que significaba que estaba de vacaciones por dos semanas.

Sin avisarles a nadie decidió emprender su viaje para visitar a su madre principalmente.

Las calles estaban iluminadas por las luces amarillentas de los focos, los cuales estaban decorados con cosas de navidad. Le alegraba volver a sus raíces, donde creció y vivió casi toda su vida. Notaba un cambio, habían más niños pequeños corriendo por las aceras mientras reían.

Al fin se detuvo frente a la casa de su padrastro, desde afuera podía apreciar algunas luces del interior. Apagó su auto mientras el corazón le palpitaba a mil por hora, tragó grueso bajando del auto. Suspiró cerrando la puerta del piloto y caminó hacia la puerta para dar dos golpes.

Agachó la mirada siendo cubierto por la vicera de la gorra que llevaba puesta. La puerta se abrió y al ver las pantuflas de flores supo que era su madre.

– Buenas tardes señora.– Dijo levantando la vista con una sonrisa.– ¿Aceptaría a un humilde huésped por un par de semanas?–

Su madre incrédula al tenerlo frente a ella juntó sus manos y las llevó a su boca, la cual estaba entreabierta por la sorpresa.

Los ojos de la mayor brillaron a la vez que la alegría la inundaba y en cuanto abrazó a su hijo soltó en llanto atrayendo a su ahora esposo a ver que pasaba. El mayor sonrió al ver al ahora pelinegro abrazando a su madre con todo el amor  del mundo.

– Mi niño.– Sollozó su madre mientras él la reconfortaba.– Como has cambiado y crecido.– Lloró aún más su madre, él permanecía en silencio con una sonrisa.– Pensé que pasaría otra despedida de año sin ti.–

– No omma, sé que dos semanas no recompensan nada todo el tiempo que estuve afuera pero volveré en el verano.–

Ambos se separaron para mirarse y luego saludó a su padrastro con un gran abrazo mientras su madre secaba sus lágrimas.

– Muchacho estás tan diferente, hiciste un cambio grande.– Dijo su padrastro con admiración y orgullo llenando su pecho, se rió levemente recibiendo dos palmadas en su hombro.

Ríe ante el comentario abrazando a su madre por los hombros, sintiendo la tranquilidad que le brindaba el estar nuevamente en su hogar.

– Vamos, bajemos tus maletas para no tener la puerta abierta más tiempo, está entrando mucho frío. – Asintió y salió junto al mayor para sacar las maletas de la cajuela de su auto.

Luego ambos volvieron a la casa para cerrar la puerta. Acomodó sus maletas en una esquina de la sala frotando sus manos entre ellas por el frío.

– Teníamos una habitación preparada para ti Minnie.– Dijo su mamá mirándolo con cariño, los tres subieron, él siguiendo a los mayores.

Para su sorpresa, era la misma habitación que utilizaba cuando se quedaba en la casa de su padrastro. Con la diferencia de que ahora solo estaba preparada para la estancia de una sola persona. Dejó sus maletas junto a la cama y observó la habitación. Recuerdos llegaron a su mente tan vívidos como si hubiesen pasado escasos días atrás.

– Me gusta.– Dijo sentándose en la cama que le correspondería por el tiempo que estaría.

– Nos alegra hijo.– Su madre estaba que no cabía de la felicidad.– ¿Por qué no te cambias y bajas para ponernos al día nosotros tres en lo que Kook llega?–

– Está bien ma.– Abrió su maleta donde puso su ropa ordenadamente, sacó ropa de casa cómoda y caliente. Se cambia en el baño de la habitación para luego salir y bajar con unas pantuflas azul marino puestas.

En cierto modo, todo era igual pero diferente a la vez, no se sentía completamente bien. Tal vez era porque había pasado mucho tiempo desde que estuvo allí y había perdido la sensación de estar con familia.

Había extrañado todo.

Se sentó en el sofá para dos personas para mirar al mayor, supuso que su madre estaba en la cocina preparando algo. Colocó un cojín sobre su regazo para acariciar los suaves pelitos que salían de él.

– Cuéntanos Ji, ¿como te va la vida por allá?– Preguntó el mayor una vez que su amada llegó y colocó unas tazas con chocolate caliente en una mesita central que tenían, tomó una.

– Me encanta la vida allá, jamás se compara con la que tuve aquí porque están las personas que amo pero Jin, mi amigo, me ha ayudado mucho.– Sonrió para luego tomar un pequeño sorbo del chocolate caliente.

– ¿Y como conseguiste ese auto?– Preguntó su mamá con una sonrisa, observándolo con ilusión.

– Lo primero que hice fue buscar un trabajo luego de ingresar en la universidad, distribuyo productos agrícolas y dan buena paga. De ahí conseguí primero un pequeño apartamento  y después el auto.–

– Genial, suena a que te has adaptado a allá muy bien. – Dijo su mamá con nostalgia, su padrastro la abraza.– Me alegra mucho. –

– Me he adaptado allá, pero siempre llevaba en mente venir para acá.–

– Jungkook al principio estaba muy decaído y rara vez salía de su habitación.– Comentó el mayor llamando su atención.– Pero luego de unos meses le quedó aceptar que te tocaba emprender tu vida y solo continuó con sus estudios.–

– Apuesto a que se pondrá muy contento cuando te vea.– Tomó de su chocolate caliente mientras jugaba con los pelitos del cojín.– Hijo, ¿y en el amor como te va?–

– Ah, hay muchos chicos lindos en la universidad, todos tienen buenos sentimientos y la mayoría son aplicados en sus estudios.– Rió recordando todas las tímidas declaraciones que recibió. – Pero creo que esperaré a terminar mi carrera universitaria antes de elegir a alguien con el cual quiera estar.–

Se encogió de hombros mirando a los mayores.

– Si, Jungkook también nos ha dicho cosas similares, me gusta que piensen así.– Dijo su padrastro tomando su chocolate caliente, asintió en silencio.

– En un par de días íbamos a hacer un pequeño viaje antes de navidad e íbamos a dejar a Jungkook en casa de un amigo suyo, pero creo que ahora se puede quedar contigo.– Comentó su madre mirando a su marido quien asintió en concordancia.

Asintió encogiendose de hombros levemente antes de darle otro sorbo a su taza. Continuaron hablando con tranquilidad mientras terminaba su chocolate caliente.

Al parecer el menor llegaría aún más tarde y él se sentía cansado por lo que después de haber terminado su conversación con su madre y su padrastro decidió irse a su habitación. Suspiró ya acostado en su cama y se cubrió hasta el cuello dándose vuelta para cerrar sus ojos.

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Autora
Me meto a Dora, ¿Donde estará Jungkook? Jsnsjssjsj

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¡𝓣𝓮 𝓐𝓶𝓸, 𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷!  //Jikook//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora