Capítulo Doce

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Lisa

Me paso la mayor parte de mi mañana reordenando mi horario en la oficina de orientación. Algunos podrían decir que es una locura mover todas mis clases de tal manera que Jennie y yo tengamos el mismo horario. No me importa lo que esas personas piensan. Estoy loca. Además, ni siquiera importa que clases tome. Ya fui aceptada en la universidad.

Nuestros besos esta mañana fueron suficientes para enviarme por encima del borde de la cordura y ahora estoy en modo total de locura. Nunca sentí como si estuviera viviendo mi vida antes de que entrara en ella, y ahora de repente ella está aquí, y no puedo imaginar un momento sin ella. Se está convirtiendo rápidamente en el centro de mi mundo, y estoy conforme con eso. Nunca he estado obsesionada con nada antes.

Ni ganar en el fútbol, ni obtener las mejores calificaciones. Ni ganar un estúpido juego de vídeo, ni trabajar en mi Jeep. Pero desde que mis ojos se posaron en Jennie, ha llenado todos mis pensamientos. No lo vi venir, pero nunca he sido tan feliz de que me hayan sorprendido.

—Está bien, Lisa. Debe estar todo listo. —El consejero revisa sus notas y de nuevo mi agenda—Tú has cumplido por demás todos los requisitos previos, y tu expediente está muy por encima de las notas que exige tu beca. No veo la necesidad de cambiar tu horario a estas alturas del año, pero honestamente todas estas son clases extras para ti, es lo que son. Tu asistencia se seguirá tomando en cuenta, pero no veo que los maestros se anden quejando al respecto por aquí.

Asiento, dando un vistazo a mis nuevas clases de hoy, y sonrío. Mitología, civismo, almuerzo y luego arte. Las dos tenemos períodos libres al final de cada día, lo que nos da más tiempo para estar juntas.

—Gracias, señor Green.

—No hay problema. Pero puedo preguntar, ¿por qué el repentino cambio? —Me mira mientras me levanto y agarro mi bolsa.

—Estoy ampliando mis horizontes. —No espero por más preguntas, mientras me doy la vuelta y salgo, deseosa de encontrarme con Jennie después de su primera clase.

La campana suena cuando llego a la puerta, miro y veo que se queda en su asiento mientras todo el mundo se levanta y agarra sus mochilas. Camino a través de la multitud y me distingue, con una sonrisa tan grande que veo hoyuelos en sus mejillas. Me quita el aliento. Ella es verdaderamente hermosa.
Agarro su bolso y tomo su mano, guiándola fuera de la clase y al final del pasillo.

—Tenemos civismo antes de la comida y arte después de eso.

—¿Así que sí tienes el mismo horario que yo? —dice Jennie con una radiante sonrisa, y estoy contenta de haber hecho el cambio.

—Sólo tuve que cambiar un par de cosas, pero este último semestre es pan comido. Prefiero pasar el tiempo contigo.

Sus mejillas enrojecen y agacha su barbilla.

—Es muy dulce de tu parte. Gracias.

—No me des las gracias. —Aprieto su mano y ella me mira—. Eso sí, no trates de escapar. —Le guiño un ojo y ella me codea.

Es un juego y es divertido, no puedo recordar la última vez que alguien me hizo sentir especial. Estoy abrigada y empalagosa por dentro, me siento como uno de esos dibujos animados con los ojos en forma de corazón. Dios, debo parecer una tonta siguiéndola a todos lados como un cachorrito. Pero prefiero ser su cachorro a no ser nada en absoluto. Si estar a su lado como un compañera leal es un crimen, entonces enciérrenme.

Nos sentamos uno al lado del otro en civismo, y encuentro algunas oportunidades para estirarme y tocarla. Algo como para asegurarme de que es real. Cuando la toco, me sonríe y se ilumina. Es como si ella nunca hubiera sido tocada antes, y se deleita con ello, anhelando la atención que recibe. Cuando la clase ha terminado, caminamos de la mano para el almuerzo, y al igual que el día anterior ella se sienta, mientras voy a traer las bandejas de comida. Sólo que esta vez no nos interrumpen y llegamos a terminar un brownie juntas.

—¿Te gustan los dulces? —me pregunta, y me devuelve la sonrisa.

—Casi tanto como me gustas tú. —Le guiño, y ella me da un codazo de nuevo. Estoy empezando a pensar que le gusta tocarme también—. En serio. El azúcar es como el crack para mí. Dame un pastel y me casaré contigo.

Su cara se baña en color rojo.

—Es una lástima que te hayas perdido mi cumpleaños. Me podrías haber dado uno —bromeo.

—¿Cuándo fue?

—En acción de gracias. Mi mamá bromea que me gusta comer tanto que nací en un día dedicado a ello. ¿Cuándo es el tuyo?

—Mmmm. —Ella mira hacia otro lado y luego regresa a verme—. Viernes.

—¿Cómo, este viernes? —Entusiasmo crece en mi pecho.
Ella asiente y se encoge de hombros.

—No es gran cosa. Sólo finalmente los dieciocho años.

—Oye. —Tomo su barbilla en la mano y hago que me mire—. Es algo enorme. Vamos a celebrarlo. ¿Bien? Te voy a llevar a comer pastel. Conozco un gran lugar.

Su cara se ilumina y asiente. La pequeña nube que se formó ha pasado, y me comprometo a hacer esto por el resto de nuestras vidas. Alejar sus nubes y asegurarme de que sólo vea el sol.

Terminamos el almuerzo y caminamos a la clase de arte juntas, puedo ver el cambio en Jennie una vez que llegamos allí. Hay una mirada de entusiasmo en sus ojos mientras la maestra habla acerca de lo que vamos a trabajar hoy. Nos pide hacer un bosquejo en carboncillo de la estatua frente a nosotros, y coloco mi caballete junto a Jennie. Me da una sonrisa radiante mientras toma el bastoncillo oscuro y empieza a dibujar de inmediato. No soy realmente tan buena en arte, pero lo intento lo mejor que puedo y hago un trabajo bastante decente. La estatua es de una mujer envuelta en una capa, por lo que las curvas y las sombras son difíciles de captar. Estoy segura que si hubiera tomado arte en algún momento durante mis cuatro años de preparatoria entendería lo que estoy haciendo. Como esta es mi primera vez, espero arreglármelas de alguna manera.

Echo un vistazo a Jennie un par de veces, pero está muy concentrada. Me encanta ver su cara mientras dibuja y ver el enfoque que da a su trabajo.
Cerca de que la clase esté por terminar, la maestra pide que paremos y examinemos lo que hemos hecho. No puedo ver a Jennie desde donde estoy sentada, pero veo a la maestra que se para detrás de ella y sus ojos chispean.

—¿Señorita?

—Kim. Jennie Kim. Soy una estudiante transferida.

—Oh, sí —dice la señora Bennett y mira su dibujo—. Querida, tienes un talento extraordinario. Te espero en la próxima clase. —Ella le da a mi papel un rápido vistazo antes de que suene la campana y todos recojan sus cosas.

Me acerco donde Jennie está sentada y veo el impresionante boceto que ha dibujado. Es tan real, parece como que va escaparse del papel.

—Vaya, eso es increíble —digo, y lo hago de corazón. Tiene talento.

—Gracias —dice Jennie, dando un vistazo—. Amo el arte.

—Eres increíble. —La miro a los ojos cuando lo digo y veo que se sonroja de nuevo.

Tomando su mano, la saco del aula, y nos detenemos en mi casillero para recoger nuestros abrigos antes de salir a mi Jeep. Cuando la levanto y la pongo en la camioneta, le doy un beso rápido.

—Abróchate el cinturón de seguridad, bebé. Nos dirigimos a la ferretería.

Shelding Jennie (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora