Epílogo Dos

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Jennie

Otros tres años más tarde…

—Voy a conseguir una copa. ¿Quieres una? —le pregunto a Lisa, poniéndome de puntillas para hacerlo. Se vuelve un poco para mirarme, su mano apretando la mía.

—¿Tienes sed? Te traeré otro. No vi que habías terminado. —Baja la vista a la copa de champán vacía en mi mano, y puedo decir que está irritada de que no se dio cuenta antes.

Odio verla enfadarse. Es sólo una bebida. Todo el mundo está tratando de hablar con ella, y yo había querido retroceder y dejarla tener un momento sola. Pero no ha soltado mi mano desde que llegamos aquí. No desde que salió del estadio y me recogió fuera de la salida de las jugadoras. El hotel estaba a sólo unos kilómetros de distancia y necesité medio kilómetro para convencerla de bajarme. Sus padres se rieron todo el camino.

—Quédate. Lo tengo —digo, y sus ojos se estrechan como si estuviera loca por decir eso—. La barra está justo ahí. —Echo un vistazo a la barra del hotel detrás de nosotras.

He cumplido veintiuno hace apenas unos días. Realmente había tenido mi primera bebida en el avión hacia aquí, en el Campeonato Nacional con su madre. Tanto sus padres como yo volamos juntos para ver el juego. Los dos ya habían subido a su cuarto del hotel para escapar del caos y la fiesta que está sucediendo aquí. Todo el mundo está celebrando. Estoy en mi tercera copa de champán y quiero otra.

—Lisa, cariño, lo tengo. —Empujo, deslizando mi mano de la suya.

Finalmente se suelta, pero no antes de poner un beso en mis labios. Es suave pero posesivo, diciéndome que no deje su línea de visión.

Me doy la vuelta y voy hacia la barra para esperar en la fila, y puedo sentir sus ojos en mí. Miro por encima de mi hombro cuando un hombre en un traje atrapa su atención. Siguen apareciendo por todas partes. La línea tarda más de lo que espero, y cuando finalmente consigo mi copa de champán veo que dos rubias han tratado de deslizarse en mi lugar.

Tengo que morder de regreso una risa de la mirada miserable en la cara de Lisa mientras las veo farfullar a su lado. Su mandíbula se aprieta, y sé que necesito llegar allí. Una levanta el brazo como si estuviera a punto de poner su mano sobre su abdomen y el rostro de ella cae en un ceño mortal. Me río mientras la mano de la chica se detiene en el aire. A Lisa no le gusta que la toquen a menos que sea por su
familia o esté aplastando a alguien en el campo.

Bajo mi bebida en tres grandes tragos, poniéndola de nuevo en la barra, luego me acerco a ella. Sé que nos iremos muy pronto. Puedo decir que su paciencia se agotó.

—¡Muévete! —vocifera, haciendo que una de las chicas salte fuera del camino. Empuja su mano para mí. La tomo y me tira contra su cuerpo, envolviendo su brazo alrededor de mí en un asimiento apretado. La acción posesiva lo dice todo—. Dios, hueles bien —dice mientras besa la cumbre de mi cabeza—. Sus perfumes me están dando un dolor de cabeza.

—¡Oye! —dice una de las chicas indignada.

Lisa continúa ignorándolas. Conozco las de su tipo, y también las ignoro. Es la mejor manera de manejarlas. En la universidad todas las chicas saben que Lisa no quiere nada con ellas de ninguna madera. No coqueteó, no hizo amigas, nada.

Se necesitaron unos cuantos juegos al principio para conseguirlo, pero al final los gruñidos de Lisa ganaron. O tal vez fue ella siempre corriendo fuera del campo y recogiéndome. Ella sosteniéndome como una muñeca y besándose conmigo. Pero esta es una nueva ciudad, un nuevo estado entero, y acaban de ganar el Campeonato.

Pero no me preocupo. Lisa realmente se exalta cuando las chicas coquetean con ella. Se pone más furiosa que yo y termina por ir toda cavernícola conmigo, tratando de mostrar que tiene una esposa. Como si estuviera totalmente ofendida que el mundo entero no sabe que está casada. Tengo la sensación de que está a punto de suceder.

Shelding Jennie (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora