Capítulo Quince

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Jennie

Me miro en el espejo, preguntándome si este vestido será lo suficientemente bonito. Es un vestido sencillo de algodón que es ceñido en la parte superior y en la cintura hasta llegar a las caderas, donde se ensancha un poco. El dobladillo llega a mis rodillas, todo esto me da más que una silueta. Me hace sentir como una mujer.

Es de color rosa suave y es simple. Estoy bastante segura de que lo conseguí en una tienda de segunda mano el verano pasado, pero nunca lo usé. Es el único que tengo así de bonito, y no tengo idea de dónde me va a llevar Lisa esta noche, así que espero que esté bien.

Se presentó esta mañana con un bollo de chispas de chocolate con una vela en el. Fue tierno e hice que lo compartiera conmigo. En la escuela todo pasó demasiado rápido y me dejó con el estómago lleno de mariposas por lo de esta noche, preguntándome qué ha planeado. No me dijo nada. Ni siquiera me dio el más mínimo indicio.

Es agradable estar emocionada por tu cumpleaños de nuevo. No he celebrado uno desde que perdí a mi madre, y estoy segura que mi padre se olvidó de el. Se había ido antes que me levantara de la cama esta mañana, y estoy orando porque llegue tarde a casa esta noche. Prefiero que él no sepa que salí. No estoy segura de cómo va a reaccionar de que estoy yendo a otros lugares. Puede que no le importe, pero si lo hace, será malo.

Me permitió hacer algunos trabajos de fin de semana, pero nunca le he pedido permiso para nada más. Nunca he tenido una razón para hacerlo. Ni tampoco había surgido el tema de las parejas. A veces pienso que él quiere que me vaya y sería feliz si no estuviese aquí cuando llegue a casa. Pero luego, cuando le hablé de trabajar por las noches, se molestó y me dijo que no. No lo entiendo, pero supongo que no hay cómo comprender a un alcohólico. Tal vez sólo le gusta que esté por aquí para no estar tan solo, o porque quiere que alguien alivie su dolor. Sólo espero llegar a casa antes que él. Los viernes suele llegar bastante tarde por la noche.

Buscando en mi mochila, encuentro un pequeño tubo de brillo para labios y me lo pongo. Hace que mis labios se vean más brillantes y más llenos. Paso los dedos por mi cabello, dándome una última mirada. Es lo mejor que pude lograr.

Recojo mi pequeño bolso de la cama y bajo las escaleras para esperar a Lisa. Me dejó después de la escuela y dijo que estaría de vuelta en una hora. No quería dejarme, tenía ganas de esperar a que me arreglara, pero no quería que entrara. Ni tampoco quería pasar por la posibilidad de que mi padre viniese a casa temprano. Es poco probable que fuera a pasar, pero podría, con la suerte que tengo.

Y después de conocer a los padres de Lisa, definitivamente no quiero que conozca a mi padre. Son tan jodidamente perfectos y dulces en todos los sentidos. He olvidado que familias como esa existían todavía. Pude ver lo mucho que todos se aman los unos a los otros. Lo emocionados que estaban por conocerme sólo porque significo algo para su hija.

Dios, mirar a la madre de Lisa me hizo extrañar tanto a mi madre. No ayuda en nada que hoy sea mi cumpleaños. Hoy su muerte está pesando con fuerza. Me pregunto qué habría hecho por mí. Estoy segura de que habríamos ido de compras. Un vestido nuevo habría sido obligatorio para mamá. Mis ojos se humedecen cuando pienso en todas las cosas que podríamos haber hecho hoy.

Me trago el nudo en la garganta y me centro en esta noche. Agarro mi abrigo y me pongo las botas, a pesar que no coinciden con mi vestido. No tengo ninguna otra opción, sobre todo con la nieve. Cuando miro por la ventana junto a la puerta veo que Lisa se acerca por el pasaje hasta la puerta principal. Abro la puerta rápidamente y la cierro y echo llaves detrás de mí para que no me pida entrar.
Cuando me doy la vuelta ya está justo detrás de mí.

—Se supone que debes dejar que toque la puerta, nena —dice, sonriéndome—. Iba a presentarme a tu padre antes de llevarte.

—Todavía está en el trabajo —le digo agarrando su mano, queriendo salir de aquí.

Pero cuando voy a tirar de ella para que venga conmigo, me hace regresar, me envuelve en sus brazos y se inclina para darme un beso. Sus labios se fijan en los míos, y me fundo en ella. La noche fría de Seul no tiene ninguna posibilidad contra el calor del cuerpo de Lisa.

—No trates de no darme mi beso —dice en broma.

—Lo siento —digo sin aliento.

Se podría pensar que ya estaría acostumbrada a sus besos, pero no. Todavía me dejan sin aliento. Me los ha estado dando cada vez que puede. Incluso en el trabajo. A veces pienso que me están pagando sólo por besarle. Siempre me está toqueteando cuando no hay nadie alrededor, y terminamos teniendo una sesión de besos que hacen que sienta todo tipo de cosas. Quiero hacer más.

—Vamos, no quiero llegar tarde. —Antes de que pueda darme la vuelta, me levanta en sus brazos como si no pesara nada, y me río mientras me lleva hacia su Jeep. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y le sonrío—. Me encanta ese sonido.

Me pone nuevamente de pie y abre la puerta del lado del pasajero, ayudándome a entrar. Se inclina sobre mí, me coloca el cinturón de seguridad, y todo su cuerpo se frota contra el mío. Trato de empujarla un poco, amando la sensación de sentirla contra mí. Cuando estoy cerca de ella, me siento segura.

Deja de moverse cuando mis senos empujan contra los suyos. Sus ojos se encuentran con los míos, y están más oscuros de lo normal. Lamo mis labios, llevando sus ojos allí. Quiero arrojarme a ella. El sonido del cinturón de seguridad al ajustarse rompe el momento, y Lisa retrocede, pero sigue mirándome.

—Dios, eres hermosa —dice, antes de negar como si no pudiera creer que esté sentada frente a ella. Mi cara se calienta con ese simple cumplido. Sus palabras son sencillas, pero exquisitas—. Voy a hacer de este el mejor cumpleaños que has tenido nunca, nena.

Sé que lo hará.

Shelding Jennie (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora