Capítulo Veinte

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Jennie

Lisa se ve más asustada que yo.

La preocupación está en todo su rostro. Mi jugadora tierna. Tan fiera y dura para todos los demás, pero una nube de malvavisco cuando se trata de mí. Solo para mí.

Enrollo mis brazos alrededor de su cuello, bajándola para que me de otro beso. Me saboreo a mí misma en ella y gimo en su boca. Es erótico, y lamer mi sabor hace que algo tire profundamente dentro de mí. Su dura longitud se restriega contra mi ya sensible clítoris, haciendo que me sacuda. Es tan jodidamente grande en todos los aspectos y me pregunto si siquiera cabe en mí. Tiene que hacerlo. Siento como que todo mi cuerpo está ardiendo.

Necesito esto. La necesito.

―No quiero hacerte daño. ―Su voz es una mezcla de placer y preocupación.

Alzo la mirada y la veo luchando contra su deseo. Me está dando una oportunidad para cambiar de opinión. Poniéndome a mí antes que a ella, como hace siempre. No quiero que luche contra esto. Quiero que me tome. Que me haga completamente
suya.

―Nunca me harás daño, Lisa. ―Acaricio su flequillo desordenado. Todo lo que Lisa hace es con la intención de protegerme―. Te necesito dentro de mí. ―Me río contra ella, haciéndola gemir mi nombre.

―No sé si duraré mucho, pero lo intentaré ―gruñe, deslizando sus manos entre nosotras. Sigue pensando en mí. Siempre en mí. Poniéndome primero.

―No importa. Ya es perfecto. Todo esto ―digo.

Siento la ancha cabeza de su polla encontrar mi apertura mientras lentamente empieza a empujar dentro de mí. La apretada estrechez me hace jadear. Lisa se detiene mientras clavo mis dedos en sus hombros, y sus ojos se ensanchan. Luego los cierra como si le estuviera doliendo.

―Sigue ―susurro. Sus ojos se abren lentamente―. Quiero todo de ti.

Se acerca a mí, rozando mis labios con un beso suave, introduciendo su lengua antes de mover su mano hacia mi clítoris y empezar a masajearlo. Mis piernas se abren un poco más mientras mueve sus caderas suavemente adelante y atrás, solo la cabeza de su polla se mueve dentro y fuera de mí. Me está llevando cerca de otro orgasmo.

Intento moverme con ella, mi cuerpo suplica para que llegue más hondo. Cada vez que empuja, mi coño intenta cerrarse sobre ella y hacerla entrar más profundo dentro de mí.

―Lisa, por favor, necesito… ―jadeo, deseando más.

―Lo sé, bebé. Córrete para mí. Si te corres me dejará entrar más fácil y suavemente ―susurra en mi oreja, luego toma mi lóbulo con su boca, succionando.

Grito mientras otro orgasmo me recorre. Lisa se empuja completamente dentro de mí, el placer y el dolor mezclándose. Su cuerpo se queda inmóvil mientras me da una lluvia de besos en todo mi rostro y cuello, besándome en cada lugar que puede.

El dolor finalmente desaparece, y cuando uno de sus besos aterriza al lado de mi boca, giro mi cabeza y atrapo sus labios. Es profundo y hambriento e intento moverme contra ella, balanceando mis caderas. El movimiento hace que gima en mi boca.

―Jennie. ―Mi nombre sale con voz dolorosa―. Dime que estás bien.

―Hazme el amor, Lisa. ―Su frente cae sobre la mía mientras se desliza fuera de mí, luego vuelve a deslizarse dentro. Jadeo ante la sensación, y se detiene de nuevo.

―No, es bueno, Lisa. Es tan malditamente bueno. ―Veo cómo el alivio recorre su rostro.

―Dios, te amo ―gruñe mientras empieza a moverse. Sus caderas se mueven adelante y atrás. Intento moverme con ella, pero su gran cuerpo me cubre por completo en la más deliciosa y posesiva de las maneras―. Quédate quieta, Jennie. Déjame hacerte el amor. Solo disfruta cada segundo de ello.

Deslizo mis manos sobre sus hombros y las enlazo alrededor de su cuello, mirando cómo se mueve sobre mí. Su cuerpo toma control del mío mientras el placer empieza a crecer una vez más.

―Yo también te amo, Lisa. Más que a nada en el mundo entero ―admito.

Ella llena cada parte de mí, partes que ni siquiera sabía que estaban vacías. Me hace sentir completa. Las partes rotas se juntan, y no quiero dejar nunca este lugar. Deseo que pudiéramos estar aquí para siempre de esta manera. Solo nosotras dos.

―Tú eres mi mundo ―dice y mi cuerpo se cierra a su alrededor.

Los dedos de mis pies se hunden en la cama mientras mi cuerpo intenta arquearse. Su fuerte pecho me detiene mientras grito dejando salir todo mi placer.

Sus palabras provocan mi orgasmo, y luego siento cómo su leche caliente me llena, mientras dice mi nombre una y otra vez. Es intenso y bonito y tan caliente que casi me derrito.

Cuando finalmente regreso a mi cuerpo, Lisa nos ha dado la vuelta así que ahora estoy sobre su pecho, tirada sobre ella. Su polla sigue profunda dentro de mí y nos mantiene conectadas. Sus grandes manos acarician mi espalda, y las suaves caricias hacen que mis párpados pesados se cierren.

―No quiero dormirme ―murmuro contra su pecho―. No quiero que esta noche termine. ― Tener que despertar y volver a casa. Tener que enfrentarme al mundo fuera de estas paredes. Tener que enfrentar los momentos en que no puedo estar con Lisa. Abandonar la pequeña burbuja que Lisa ha fabricado para mí. No
quiero que termine nunca.

Ya sé lo que me espera cuando salgamos de aquí. No fui a dormir a casa esta noche, y sé que habrá un infierno que pagar, pero sé que ha valido la pena. Atesoraré esta noche el resto de mi vida.

―Te lo prometo, Jennie. Tendremos muchas más noches como esta. No te dejaré marchar nunca ―promete mientras me quedo dormida.

Shelding Jennie (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora