¿Voy a morir? | Kuolema [Muerte]

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El como la nieve para tragarse voraz e imperturbable el ruido siempre le hacía maravillarse, incluso en ese momento, era difícil escuchar los alaridos de alguno de sus aliados que pudieran haber caído contras lo rusos; o tal vez ya no quedaba nadie en pie (esperaba huyeran los que pudieran, al menos). Pero él, ni aún con la oportunidad de hacerlo, se habría retirado.

El resultado fue evidente cuando hasta sus más antiguos aliados, sus siempre incansables compañeros, los suecos retrocedieron negando toda ayuda, aún si suplicaron por ello. Finlandia lo comprendía mejor que nadie, a pesar de la amargura que su gente, ahora, profesa cuando el país a quien consideraban uno de sus más antiguos amigos, les dio la espalda; Suecia estaba buscando su seguridad, y el miedo era lógico considerando que Rusia estaba involucrado.

Berwald había tomado el camino más prudente, e incluso intentó volver con los voluntarios que se unieron a sus filas para ayudarlo, pero estaba atado de manos; ahora, era un país neutral, y su nación quería alejarse lo más posible de los soviéticos. El sueco fue lo suficientemente terco para intentar verlo, aún en el punto más álgido de su guerra.

¿Él tenía miedo? Tal vez un poco, pero no el suficiente para no actuar ante la rabia y deber cargaba con su gente. El sonido casi imperceptible de sus pisadas en la nieve sosegó un poco sus inquietudes.

Había logrado desgarrar el brío y poder que Iván portaba en el campo de batalla más de una vez, ¿tal vez hasta asustó un poco Suecia al ver lo intempestivo que podía en el campo de batalla, o con un arma de largo alcance en su mano? «La muerte» blanca no tardó en convertirse como el nombre que algunos soviéticos comenzaron a darle.

—¿No sabías que tengo bastante practica con las armas? —le dijo Finlandia sonriendo con dulzura a Berwald, que lo miraba con una ceja enarcada tras lograr ahuyentar una pequeña unidad de exploración rusa al principio del conflicto.

—Por supuesto —Suecia sonrió también en respuesta—, pero sigues siendo sorprendente.

El silencio con que sus fuerzas se movían entre la nieve era algo que ni los rusos lograban manejar, aún si ambos eran naciones que conocían bien el invierno, Filandria podía decir que tenía cierta ventaja en ese aspecto: él había nacido casi como parte de paisajes helados, y aceptado hasta lo hostil del invierno con buena voluntad.

Después sería muy difícil volverse a ver tras la negativa del Rey sueco de seguir involucrándose en la guerra de invierno. Finlandia no guardó amargura contra Berwald por eso; por una parte estaba tranquilo de que el hombre pudiera estar lejos de lidiar con Rusia, por otra la incertidumbre de su ahora precaria situación le agobiaba.

Tino negó suavemente para sí mismo, perdedor o no, quería por lo menos regresarle un poco de su dolor al ruso, y ayudar a algún herido que pudiera encontrar, antes de que los soviéticos vinieran a anunciar su victoria definitiva.

Si pudiera volver a ver a Berwald, estaba seguro que le esperaría con algo caliente que tomar, y él le diría que tenía en realidad humor del alcohol más fuerte que tuviera disponible.

—Финляндия [Finlyandiya] —clamó una voz con gentileza a su espalda. Aquella dulzura le provocó un desagrado tan fuerte que temía sentir nauseas en cualquier momento.

Decidió no encararlo, queriendo irritar un poco al ruso, y sabiendo que se encontraría con una pistola apuntando a su cabeza, si la cercanía del sonido del seguro retirado le decía algo.

— Venäjä [Rusia] —dijo sin mucho ánimo, pero totalmente sereno; suponía que hasta ahí había llegado, igual no le daría el gusto de que fuera tan fácil.

Finlandia supuso que Rusia estaba bastante eufórico con su victoria, o lo suficientemente contento para estar distraído. Así que se giró intentando quitarle el arma, pero el ruso que estaba en mejores condiciones que él, y menos herido, lo sostuvo de un brazo y lo lanzó contra un árbol cercano.

—Quería saber que podrías decir ahora que eres el derrotado —dijo Iván sonriendo cual chiquillo, caminando con la misma facilidad que él en la gruesa capa de nieve—, pero mejor terminar pronto, ¿cierto? Ahora, vas a morir.

Finlandia decidió mantener fijos sus ojos en los de Rusia, aun cuando éste apuntó a su frente y disparó.

Seven Storms | SuFin [Hetalia oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora