III

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Fueron tres grandes años de auténtica tortura, entre mi padrastro, que era un ser, si se podía describir como tal, que lo único que hacía era absorber alcohol, y sí, digo absorber porque parecía una auténtica esponja con el whisky; y mis vecinos, que me trataban como una muñequita de porcelana, y yo estaba creciendo. Apenas tenía sentimientos, parecía que mi corazón se había congelado, y así fue como decidí vivir desde entonces.

Tenía pocos ahorros guardados, y no me llegaba para tener algunos caprichos, caprichos que sólo yo me podía dar. La gente “normal’’ de mi clase, siempre habla de sus abuelos, “que si les compran muchas cosas; que sí qué guapo está mi niño hoy; que si…” total, yo no sabía cómo era aquello. Los padres de mi madre, murieron cuando apenas ella era una niña, tuvo que valerse de sí misma, y más tarde, fue madre soltera, porque mi padre biológico desapareció al enterarse de que yo tenía ganas de conocer mundo. Mi madre no tuvo mucha suerte en la vida, vaya. Y supongo que eso venga de familia, tampoco es que yo lo esté pasando muy bien ahora. Pero prefiero no mostrar al mundo mis sentimientos, total, ¿de qué me sirve?

Bueno, a lo que iba, encontré trabajo hace un par de semanas, no está mal es un ‘Café-Bar’ de estos modernos de hoy en día. Me gusta. Sí. Es en uno de los pocos lugares, por no decir, el único, dónde me siento verdaderamente agusto. Puedo leer mis libros tranquilamente cuando hay poca clientela, y eso me relaja. Podría decir, que leer es una de las cosas más maravillosas que existen, te evades por un momento de tu mierda de vida, y te metes en la fantástica e increíble vida de otros personajes. A mí me gusta, la gente que dice que leer es malo, es de ignorantes, pero en fin, ellos se lo pierden. 

Mi color favorito es verte. [COMPLETADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora