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2 meses más tarde, en cualquier otro lugar de la ciudad.

Mi cabeza no podía parar de pensar en él, y en todo lo que había hecho por mí. Y sobre todo en el accidente.

Cuándo me enteré que el culpable del accidente. El culpable que me arrebató mi felicidad. El que provocó la muerte de la persona a la que más quería en el mundo, fuera mi padrastro, me sentí la persona más impotente del mundo.

Pensé que no podía odiarle más de lo que ya le odiaba.

Pero podía odiarle más y más todavía. Y no podía quitarme aquél nudo en el estómago que me entraba sólo de pensarlo.

Gonzálo estaba muerto. ¡¡MUERTO!!  Jamás podría haber pensado una cosa así. 

Los dos siempre pensabamos en el lugar dónde viviríamos. Cómo llamaríamos a nuestros hijos.. Y ya nada de eso podría hacerse realidad.

A si que, a menudo, para olvidarme de todo, menos de él, decidí ir al bar al que íbamos siempre. No me podía hacer a la idea, de ir a aquél bar, y que él no estuviera ahí.

Me pedí lo último que tomé con él. Quería hacerme a la idea, de que todo volviese a ser como antes. Pero sabía de sobra, que eso era imposible.

Siempre llevaba conmigo nuestro libro. Ese que decidió quedarse el día que fuímos a repartirles. Y en ese momento entendí, porque él me dio la rosa. Y decidió quedarse con el libro. ¡Para escribir nuestra historia!

A si que, él, escribió el principio, pero yo le seguí llenando con historias nuestras, que jamás podré olvidar. Que jamás se repetirán. Y que, desgraciadamente, tendría un final.

Caí en la cuenta, de que no tenía título, y decidí ponérselo en su  honor:

“Mi color favorito es verte”

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2015 ⏰

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Mi color favorito es verte. [COMPLETADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora