Mi color favorito es verte. [COMPLETADO]

VIII

Esa misma noche, me volvió a hablar, para preguntarme qué tal aquella experiencia, y más tarde se fue a dormir.

Yo, ya cansada, cogí mi libro de amor, y nunca antes había querido tanto a un libro… Ahora sí que entiendo lo que me dijo mi madre… Me dormí con el libro en las manos, y con una lágrima cayendo de mi ojo.

Como otro Lunes más, sonó mi despertador, tenía que ir a trabajar, me vestí con calma, y me fui sin desayunar.

Al llegar, mis compañeros me saludaron radiantes, y me dieron una nota que ponía “Lunes cuesta, Martes imposible sin tu voz. Gon.”  , no podía creérmelo, había sido él.

La sonrisa de mi cara no se quitó en toda la mañana, hasta que horas después, apareció él con un ramo de rosas, y me invitó a desayunar.

Mis compañeros al estar escuchando la conversación, me dijeron sonrientes, que me fuera sin problemas. Jamás pensé que harían tal cosa por mí, después de cómo les trato yo…

Sin pensármelo dos veces, me fui a desayunar con él.

Me llevó a tomar churros con chocolate, no podía creérmelo, el chocolate y los libros eran mi gran droga.

Íbamos super felices, parecía que llevábamos una vida juntos, o aún mejor, que éramos novios. O almenos, según los ancianos que había en aquél bar, cuándo le propuse jugar a un juego.

Teníamos que taparnos los ojos, y darnos de comer churros con chocolate, el uno al otro. Quién menos se manchara, ganaría la batalla.

Al principio él se negó, pero al llamarle gallina, su orgullo le pudo y aceptó.

Fue un show, sobretodo en ese momento en el que me enteré, de que me estaba haciendo trampa, porque no se había puesto la venda en los ojos.

Él, después de quitárme la venda, se quedó a menos de 4 centímetros de mí, podía ver de cerca sus maravillosos ojos, notar su respiración, y notar cómo sus labios se iban acercando poco a poco a los míos…

Fue un beso sincero, apasionado, muy romántico con un toque a chocolate.

Justo en aquél momento, supe que pasaría toda mi vida a su lado.