Pared para el libertinaje

312 17 17
                                    

Como aquél era un día tan bello y tranquilo ,Marc pensó en éste como una buena oportunidad para darse el gusto de visitar el taller de arte.

A paso relajado ,se dirigió hacia aquel entrañable segundo piso .Cuando ingresó ,una sonrisa se adueñó de su rostro: todos sus conocidos y amigos ya estaban allí.

Rosita estaba en compañía de su mejor amiga Juleka, al parecer enfrascadas en el borrador de una nueva canción para su banda. Alix estaba en su pared ,grafiteando lo que parecía ser un conejo al estilo de Alicia en el país de las maravillas... solo que éste parecía ser un héroe como Ladybug y ChatNoir .

Reprimió una risilla: una persona en un traje ajustado. Y el recuerdo que vino a su mente de la bola de papel impactando en la palma de la pelirosa fue bastante divertido.

Miró en dirección a su respectiva mesa de trabajo, apartada para él y ...Nathaniel.

Un sonrojo carmín se agolpó en sus mejillas al recordar lo ocurrido. Se golpeó la cara con la palma de su mano, tratando al mismo tiempo de no llamar demasiado la atención de los demás. De verdad esperaba que el pelirrojo no haya leído ... algo que tal vez no debería leer.

Sería mejor que pensara seriamente en conseguir una libreta alternativa donde escribir las historias que salían desde la profundidad de su ser. La mayoría del tiempo no llevaba noción de lo que había escrito en aquellas dichosas páginas medias.

No era que pensara que no tenía los suficientes lazo y cercanía como para que el de mirada turquesa leyera aquellos textos, pero los mismos eran algo que a veces hasta él mismo no se atrevía a leer por una tercera o cuarta vez.

No entendía porqué; pero releer escrituras que hacía en momentos de peculiar y repentina inspiración, a veces lo llenaban de una irrazonable vergüenza e incomprensible pudor. Nunca era capaz de tener claro el motivo por el que ,tan pronto como abría la libreta en esas páginas, las cerraba al instante, con la cara más roja que un pimiento.

¿Habría algo más ridículo que aquella reacción? No estaba seguro aún de que en su caso si existiese tal cosa.

Retiró la silla y se sentó. Nath aún no había llegado... tampoco Marinette. Pero por fortuna ,si estaban Alix, Rose y Juleka.

Palpó entre sus dedos ,repetidas veces, (por mero tic o por costumbre) la gargantilla de cuerina negra que adornaba su cuello.

- Este ..mmm- se aclaró la garganta, y decidió llamarles la atención a las últimas dos - ¿Chicas? -ambas se voltearon en su dirección, la primera de ellas se quitó los audífonos- ¿Saben dónde están Nath y Mari ?

Esa vez, Juleka fue la que contestó.

- Seguramente siguen en examen.

- ¿Y ustedes? -preguntó curioso -¿Ya lo terminaron, no?

-Sipi -sonrió Rose -, nuestra profesora es muy genial. Si terminamos antes deja que nos retiremos al patio común unos minutos para poder relajarnos, comer y demás. En nuestro caso, dijo que no había problema en que pasáramos nuestro tiempo restante aquí.

- Vaya ...- voceó el azabache -. Suena a una profesora estupenda.

- ¿No tienes maestros así? -le preguntó la joven de ojos almendrados.

- De hecho no. La mayoría no lo ve conveniente por particulares razones -se encogió de hombros-, pero de todas formas este día de la semana siempre me quedan dos horas libres entre clase y clase para venir aquí. Así que no veo porque quejarse ,jeje.

- ¡Eso es! -la rubia alegre le enseño el pulgar hacia arriba- ¡Esa es la actitud que se requiere para enfrentar todos esos malos sabores de boca!

- Si -convinó, única y sencillamente, la del mechón púrpura ;portando su habitual actitud: más sosegada que la de su entusiasta contraria.

𝕯𝚘𝚜 𝚐𝚘𝚝𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚝𝚒𝚗𝚝𝚊.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora