Capítulo "number one":

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En estos momentos podía hacerme pasar por un repelente contra todo. Olía a perro, pizza, humo de cigarrillo,  batido barato de fresa y un poco de perfume de Channel. Mis pantalones estaban llenos de pelo de perro, la camiseta blanca del trabajo era rosa, el frizz dominaba a mi pelo y las ojeras parecían cada vez más notorias.

Vivía en la enorme casa de mis padres, pero no vivía con ellos. Ellos estaban felizmente divorciados, uno en Suiza y el otro en Estados Unidos. Y yo, como buena hija y buena forma de arreglar los acuerdos, cuido la casa. La única razón de que esté viviendo en esta casa imposible de limpiar, es porque mis padres no podían decidir quién se quedaba con la casa, y como yo ya era mayor de edad cuando esto sucedía, fui su forma de solucionar este problema.

Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta de reja. Tres perros que pesaban igual que un ser humano con un poco de sobre peso, salieron por la puerta. Cada uno fue para un lado distinto para hacer sus necesidades. Me apoyé contra la pared y esperé eternamente. Luego de ver como mis amados perros hacían lo que tenían que hacer, los entré. Trabajar en un hogar para perros debería ser útil para estas cosas, pensé al ver que no entraban. Fui entrándolos uno a uno tomándolos del collar, hasta que finalmente estaban todos adentro. Uno, dos y tr… ¿Dónde estaba Negra? Me di vuelta y la vi echada en la vereda.

— ¡Adentro! — grité, pero ella no se movió. — ¡Adentro, dije! — me acerqué  a donde ella estaba, y se paró. Comenzó a dar vueltas a mi alrededor, y luego puso sus patas delanteras sobre mis hombros… perdí el equilibrio y comencé a caminar para atrás intentando recuperarlo. Sentí como chocaba con alguien… y luego como un codo se clavaba en mi espalda. Negra estaba sentada a mi lado y… ¡Había aplastado a alguien! Me quité de encima de la persona y noté que era un chico. Este se sacudió el pelo, me miró y me sonrió. ¿Y a él que le pasaba? Lo ayudé a levantarse.

— De verdad lo siento, es que la perra me hizo perder el equilibrio y…

— No importa — me interrumpió. Sonrió de forma seductora y comenzó a acercarse.

— Emm… ¿Cómo puedo recompensarte? —  pregunté nerviosa mientras intentaba alejarme “discretamente” de él.

—  Podrías darme tu número y… —  comenzó pero no lo dejé terminar.

— Prefiero besar a mis perros — dije segura —, con lengua.

— No lo creo — volvió a acercarse un poco más y me sonrió mostrando sus no tan perfectos dientes.

— Yo si lo creo, chau — me di vuelta, y de alguna manera Negra me siguió. Entré lo más rápido que pude a la casa y subí sin volver la vista atrás. Abrí un poco la puerta de la mitad de la escalera para que los perros no subieran, y cuando estuve del otro lado de la puerta de vidrio, cerré con llave y toqué el vidrio  y les saqué la lengua juguetonamente, y Tasio lamió el vidrió. Mi cara se desfiguró y miré con tristeza el lugar donde él había pasado la lengua. Mañana tendré que volver a limpiar el vidrio, pensé subiendo el resto de la escalera.

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Un Unknown Kiss

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