Lo declaramos perdido.

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Hasta un ciego sería capaz de notar el cambió en el hijo varón más joven de los Holmes, pero quienes lo notaron casi desde el primer día fueron sus hermanos, dos de ellos por ser capaces de leer con una facilidad escabrosa a la gente y la otra porque lo conocía demasiado bien. La cosa transcurrió así: Durante el comienzo del nuevo ciclo escolar Sherlock había conseguido un amigo, cosa de lo más impresionante tomando en cuenta que él buscaba de incomodar a todo el mundo, pues no soportaba demasiado bien a la gente, hasta que conoció a John Watson.

Mycroft, Eurus y Enola presenciaron como desde ese instante Sherlock buscaba a John hasta por gusto, para hacerle compañía en cualquier labor que podía llevar a cabo en solitario, para el varón menor la presencia del joven Watson era cálida y totalmente bienvenida aunque no la necesitara. El primero en sospechar que su hermano estaba desarrollando otro tipo de sentimientos fue Mycroft, para sorpresa de muchos, también fue el primero en preocuparse, pero decidió no hacer comentarios hasta estar cien por ciento seguro.

Los pocos sutiles cambios de Sherlock captaron la atención de sus padres, aunque estos se quedaron con la idea de que su hijito estaba muy contento con su primer amigo, claro, se trataba del único ser humano fuera del circulo familiar capaz de soportar su actitud volátil y su poco tacto al hablar. Y puede que incluso sus hermanos se hubiesen quedado con la idea de no ser por un detalle, su lenguaje corporal.

Cada vez que John estaba con Sherlock para reunirse a estudiar, o simplemente a pasar la tarde, provocaba en él diversas reacciones. Temblores en el cuerpo, sonrojo esporádico en el rostro, desvíos constantes de miradas, respiración agitada, algún que otro cruce de piernas cuando se presentaba una situación poco pudorosa y el pulso acelerado, este último confirmado accidentalmente por Enola cuando abrazó a su hermano mayor por el cuello aprovechando que estaba distraído viendo una película con John, en ese momento él estaba recostado en el regazo de Holmes. Otro punto a favor para la sospecha y no se necesitó de nada más.

—Oficialmente, lo declaramos perdido –anunció Mycroft mientras caminaba de un lado a otro con mucha calma.

—¿Quieres decir que indudablemente está enamorado? –Cuestionó Enola con algo de duda mientras se entretenía jugando ajedrez en la laptop.

­—Y bien cachondo –comentó Eurus ganándose una mirada de reproche por parte del mayor– Tu cuarto no está junto al baño y el imbécil no es precisamente silencioso a la hora de hacerse la «Acariciada» –hizo notar haciendo comillas con los dedos, Mycroft rodó los ojos.

—Algo me dice que no debo preguntar –comentó Enola mirando a sus hermanos, esperando una respuesta.

—Si te explico mamá y papá van a matarme –aclaró el mayor– Continuando con el asunto, me interesa conocer que propone el señorito Watson con nuestro hermano.

—¿Quieres interrogarlo, Mickey? –Inquirió Eurus riéndose ante la idea, que era de su agrado.

—Pero John es un buen chico, es muy amigable y atento con Sherlock, capaz que también gusta de él –intentó razonar Enola.

—¿Si le rompe el corazón puedo tirarlo al pozo? –La mayor tenía los ojos iluminados ante la idea, su hermano frunció el ceño y negó con la cabeza, en ese instante la emoción murió y soltó un bufido– Que aguafiestas eres.

—Necesitan llevarte a terapia Eurus –murmuró la más pequeña, posteriormente le dirigió la mirada al otro– ¿Qué vas hacer ahora? ¿De verdad piensas interrogarlo?

—El interrogatorio es una posibilidad muy alta, si tienen otras ideas podemos debatir –expuso tomando asiento.

—¿Ya lo stalkeaste en sus redes sociales? –Enola miró a Eurus con preocupación.

Lo declaramos perdido {Locura Holmes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora