19

268 28 5
                                    

Emma


- ¿ Y que onda mi ahijado?- preguntó Camilo apenas nos vio entrar. 

Yo seguí de largo sin responderle y me dejé caer en el sillón que había en el living de mi novio. Sinceramente no tenia ganas de hablar, pero sabía que ahora se venia la catarata de preguntas.  Mica y Cami estaban acá porque queríamos organizarnos para el cumpleaños de Abo, que era dentro de cuatro días y así, mas o menos, planear lo que íbamos a hacer y de que forma los chicos tenían que entretenerlo a Ramiro para que nosotras podamos alejarnos con nuestra amiga, aunque sea un rato. Ya había tenido una charla con Mateo y más o menos le había explicado que era lo que pasaba y si bien él no estaba muy de acuerdo con este plan que teníamos, porque decíamos que teníamos que acercarnos otra manera y mucho más directa, sin importar que dijera o hiciera Ramiro, prometió que nos iba a ayudar. 

Hoy  teníamos un turno programado con la obstetra, ya tenía el resultado de todos lo análisis para llevar y además de eso, la ecografía... y es que venía todo relativamente bien, hasta el momento en que tocó hacer la ecografía. Al parecer el tamaño que tenía mi bebé, era muy chiquito para el tiempo que ya tenía. Por lo que nos dijo la doctora, tenía un retraso en el crecimiento intrauterino y que lo más probable es que, considerando todos los análisis que tenia, se debiera a una mala circulación placentaria. Dijo que por el momento no me iba a medicar, solo me mandó una dieta determinada y reposo y dependiendo de como esto fuera avanzando en una semana, iba a tener que empezar el tratamiento con los fármacos. 

-Y... ahí- murmuró Mateo sentándose a mi lado y abrazándome por los hombros.

-¿Por qué? ¿ qué pasó?- cuestionó Mica.

-Es más chiquito de lo que debería... no está creciendo lo suficiente...así que nada-Suspiró Mateo. 

Un silenció bastante incomodo se formó en la habitación, yo estaba abrazada a Mateo, con mi rostro escondido en su pecho y sintiendo sus acelerados latidos. Él, por otro lado, me acariciaba lentamente el pelo y cada tanto dejaba escapar un suspiro. A mis amigos no podía verlos por la posición en la que me encontraba, pero me los imaginaba tensos y con la mirada perdida. Micaela fue la primera en romper el silencio luego de unos cuantos minutos.

- ¿No se puede hacer nada?

-Le mandaron un tratamiento - respondió Mateo por mi, y se lo agradecí- Va a necesitar más proteínas, nos dio una dieta que tiene que seguir... y también tiene que hacer reposo.

- Bueno va a estar todo bien rubia, vos hace caso a lo que te dijo la doctora y va a estar todo bien...- escuché decir a Camilo- Vos también hermano, quedate tranquilo que va a estar todo bien.

-No es tan fácil amigo... pero si, vamos a tratar.

-Obvio que no es fácil... y saben que para lo que necesiten, acá nos van a tener siempre, ¿si?- dijo Micaela.

-Gracias amiga, lo sabemos...- respondió Mateo por los dos.

-Bueno supongo que deben querer descansar y eso, así que los dejamos... después vemos que hacer con lo de Ramiro...

-No- dije por primera vez- No se vayan... 

-¿Segura Emmi? porque podemos...

-Sí, segura... Abo también nos necesita- interrumpí.

-Emma...- murmuró Mateo en modo de queja.

-Bueno, teniendo en cuenta que tenes que hacer reposo, yo puedo hablar con ella, Cami se encarga de entretenerlo o algo, Mateo puede llamarlo por teléfono o algo y  yo me la llevo al patio, le cuento absolutamente todo y...

-Quería hablar con ella también...

-Pero no se puede Emmi, vas a poder hablar con ella después de todo esto... Si necesitan que vaya un rato igual, puedo ir- dijo mi novio.

-Mateo...- dije mirándolo y recordando el hecho de que Ramiro estaba armado.

-Yo creo que es mejor que te quedes con Emmi... con Cami vamos a poder arreglarnos, cualquier cosa te llamamos igual y los mantenemos al tanto- soltó mi amiga dándose cuenta de la situación.

Cami y Mica estuvieron al rededor de una hora más con nosotros, pero decidieron irse porque, según ellos, necesitábamos tiempo para nosotros. Y la realidad era que sí, porque si bien Mateo se había hecho el fuerte y había sido el que se había encargado de ametrallar a preguntas a la doctora cuando yo me quedé completamente en shock, sabía que él también estaba asustado y que el estar un rato solos, acostados y abrazados, si bien no iba a solucionar nada, nos iba a calmar bastante a ambos, porque los dos nos entendíamos, los dos sabíamos por lo que estábamos pasando.

-¿Queres que avise y me quede?- soltó de repente.

-No... es tu primer día, si es por mi no, quedate tranquilo, voy a estar bien...

-¿Segura?- preguntó un tanto desconfiado.

-Si negro, yo cualquier cosa te llamo, aparte voy a estar con tu mamá y sabes como es ella- intenté darle confianza- Aparte cuando llegues mañana a la mañana, voy a estar acá.

-Bueno... está bien.

Él ya había tenido su entrevista de trabajo, le había ido demasiado bien, tanto que le habían dicho si no quería empezar mañana mismo. Eran unas oficinas en el microcentro, estaba relativamente cerca de acá, es más, serían quince o veinte minutos en colectivo como mucho. Entraba  a las diez de la noche y salía a las seis de la mañana y si bien yo no estaba muy convencida todavía, Mateo sí y más que nada por el sueldo, que sin dudas iba a ser de gran ayuda.

-¿Como estás?- le pregunté acariciando su pelo.

-No se... onda me da impotencia que sea tan chiquito...

-Lo se- mencioné recostándome en la cama.

-Deja de asustarnos de esta forma hijo... o hija - murmuró acostándose a mi lado y apoyando su cabeza en mi pecho mientras que con uno de sus brazo acunaba mi vientre-  Igual yo se que vas a crecer, que esto es de ahora nomas porque debes ser un vago como tu mamá que mirala, se quedó chiquitita también... pero vos tenes que crecer más mi amor porque mamá y papá te necesitan grande y fuerte.

Sentí como las lagrimas que ni siquiera sabia que estaba reteniendo comenzaban a caer, intenté no hacer ruido para que no se diera cuenta, pero a los segundos lo tenía a Mateo aferrado a mi  cintura y abrazándome con fuerza

-Tranquila amor...- le escuché decir por lo bajo

- Tengo miedo- murmuré entrecortado

-Escuchame una cosa... no voy a dejar que nada les pase, nunca... te lo juro



aaaayyy mateo esas promesaasss...  igual chikitos, los quiero abrazar. 

bueno se que prometí maratón y no me olvidé, hoy  voy a agarrar la pala y me voy a poner a escribir para que mañana tengan una maratoncita. Así que espero que anden más que bien y me despido

besosssss


Cadena de secretos || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora