.Capitulo único.

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Tras la marcha de las Starlights, todo volvió a la normalidad o al menos eso parecía. Pero tres muchachas, miraban al horizonte en busca de estrellas fugaces más de lo que nadie pensaba.

Usagi, había vuelto a la rutina y estaba feliz. Ella había estado muy contenta de tener de regreso a Mamoru pero cuando los meses fueron pasando y la pareja se estableció de nuevo en la misma rutina de antes... la muchacha comenzó a resentirse y esa felicidad se fue apagando poco a poco. Tan lentamente, que nadie se dio cuenta. Salvo dos muchachas que sentía lo mismo, aunque en distinta medida.

Minako buscaba en Usagi un escape a sus sentimientos y a sus pensamientos, pero sin darse cuenta, de que su princesa sufría lo mismo que ella en silencio. Cuando los meses fueron pasando y las sonrisas de Usagi fueron menguando, Minako la acorraló y hablaron.

- Usa-chan – dijo Minako en su habitación mientras miraba seriamente a una Usagi que parecía bastante indiferente mirando al vacío - ¿Hace cuánto que no sonríes de verdad?

- No lo sé – respondió Usagi para sorpresa de su amiga - ¿Por qué la pregunta?

- Quería saber si echabas de menos... a las starlights – dijo Minako desviando la mirada – tanto como yo.

- No lo sé, Minako – dijo Usagi con un suspiro – Sinceramente, no me he dado cuenta de cuanto extrañaba a Seiya hasta hace apenas un mes. Los primeros meses desde que Mamoru volvió fueron increíbles, pero luego... él volvió a sus estudios como si nada y al principio me adapté, pero con cada cita cancelada me fui dando cuenta de que ni siquiera las chicas estamos tan unidas como antes... Solo tú y yo nos reunimos habitualmente, y Amy que se une a nosotras más que las demás. Pero las outer han desaparecido del mapa, Rei se la pasa estudiando y Lita está centrada en mejorar en la cocina...

- Todas están persiguiendo sus sueños – dijo Minako – Pero a pesar de que mi sueño es ser una estrella, saco tiempo para estar contigo... no entiendo.

- Yo tampoco – dijo Usagi, sorprendiendo nuevamente a su amiga – Sinceramente ya no sé cuáles son mis sueños, al principio soñaba con ser la esposa de Mamoru y ser la Reina de Tokio de Cristal, pero ahora... ahora ya no sé si eso me hará feliz.

- Pues... creo que deberías averiguarlo antes de que sea demasiado tarde, ¿no crees? – dijo Minako.

Usagi no respondió a su amiga, simplemente hizo un gesto de indiferencia con los hombros. Ella realmente no sabía que pensaba, por qué, aunque descubriera que realmente no sería feliz con Tokio de Cristal... tampoco tenía ninguna otra opción, ¿no?

El tiempo paso realmente rápido después de esa conversación entre ambas amigas, y con el tiempo la amistad de las inner se resintió más y más. Solo Amy, Minako y Usagi se reunían. Ni Lita que se había ido a estudiar al extranjero el año anterior, ni Rei, que parecía completamente desaparecida desde hacía casi dos años que habían acabado la preparatoria, se reunían con las tres muchachas.

Usagi celebró su cumpleaños, número diecinueve, con su familia, Minako y Amy solamente. Pues, aunque intento reunir a todos, nadie más acudió pues tenía planes. Lo que más le dolió a Usagi fue la ausencia de su novio, pues este ni siquiera la había felicitado en su día especial.

Un año más paso, y el día de su cumpleaños número veinte... Usagi pidió un deseo, que le permitiera ver a la persona que su corazón más extrañaba. Su deseo no se cumplió, al menos no como ella esperaba, pero esa madrugada, mientras Minako, Amy y ella reían en la azotea una lluvia de estrellas fugaces se produjo de manera casi espontánea.

Ella les confeso su deseo a las chicas, después de ese suceso espontáneo y las chicas al igual que ella pensaron que quizás fuera una señal. Una señal para sus maltrechos corazones, que pedían a gritos ser correspondidos.

Traición. One shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora