Capítulo veintisiete

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Nadie conoce mi verdadero yo.

Nadie sabe cuántas veces he llorado.

Nadie conoce los pensamientos que pasan por mi cabeza.

Nadie me conoce.

Me sentía muy contenta por ver a mi hermano después de casi un mes sin haberlo visto, el que me estuviera haciendo compañía en un día tan difícil como éste me aliviaba un poco. Él parecía quererme realmente, su cariño estaba lejos de los prejuicios de los demás, nunca le importó las veces que mi hermano insistía en que debía dejarme hacer las cosas sola o que a personas como yo, era inútil el serles fieles pues éramos unas bestias ignorantes que sólo conocían el refugio en una jeringa con heroína.

― ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el rostro?

Dejé lo que estaba haciendo para cruzar la sala de estar y el pequeño pasillo que me llevaba a su habitación. Alex era un hombre corpulento pero supuse que eso no era impedimento para abrazarle o al menos intentarlo, rodeé su cuerpo o al menos lo que pude con mis brazos y pegué mi mejilla a su pecho. Él ya me tenía tomada en un abrazo y como si fuera una niña pequeña me mecía entre ellos de poco en poco.

― Soy consciente ―Comencé a hablar pero de alguna manera mi voz estaba temblorosa, había un sentimiento anidándose en mi pecho. Tal vez eran los nervios que he estado acumulando desde que supe que Frederick quería verme de nuevo ―De que fui o de qué tal vez cada uno de mis actos en el pasado me hicieron lo que soy ahora pero quiero que sepas, hermano, que siempre te he querido y siempre lo haré

―Isabella ―Muy contadas veces atrás me había permitido darle las gracias por todo lo que hacía por mí, incluso una vez había admitido que lo extrañaba y tal vez un par de ocasiones lo había abrazado, la última vez que me había aferrado a abrazarle de esta manera fue la mañana en que había entrado a mi habitación a decirme que nuestra madre había muerto.

―Sabes el tormento con el que cargo desde muy joven ―Sus labios se curvaron en una media sonrisa. Alex siempre hablaba de lo joven que era pero tal vez, si mi vida hubiese sido otra, los años no me pesaran demasiado ―Pero tú siempre fuiste ese pequeño rayito de luz que no me abandonaba... Del pozo en el que me encontraba eras el único que dejaba caer la soga y permanecía... Lo siento mucho, siento mucho no ser esa hermana que esperabas, siento ser una persona seca de corazón y hasta vacía del alma pero conoces algunas de mis razones hermano

―Shhh, tranquila

―Te quiero

―Yo también te quiero incluso más de lo que piensas y quiero que prestes atención a lo que estoy por decirte ―Me separó de él un poco, su mirada era tan parecida a la de ella... Creo que eso era lo que me dolía de tener a Alex a mí alrededor pues cada que me miraba como la manera en la que lo estaba haciendo ahora podía encontrar la misma dulzura de los ojos de mi madre ―Algunos de nuestros actos en su mayoría nos definen y sé que hace muchos años te equivocaste, nos equivocamos porque yo debí darme cuenta de lo que estabas haciendo, eras mi responsabilidad ¿entiendes? Aunque mamá estuviera en su mundo y papá tratando de gobernar media nación y no estuviesen yo quería que tú te dieras cuenta de que me tenías a mí porque tú, la niña a la que se le cayó el corazón antes que cualquier diente, necesitabas que te protegiera

"Fallé al dejarme influenciar por la avaricia de Nikolai y saber del dinero que podía hacer invirtiendo más tiempo en los asuntos de las empresas, jamás debí de haberte dado la espalda en ese momento que no sabías a donde ir... Cuando no sabías qué camino tomar... Ambos fallamos hace ya seis años pero eso Isabella no definió nuestros caminos"

Supe que estaba llorando cuando mi hermano limpió con sus pulgares las lágrimas que estaban mojando mi rostro. Pero no era por la tristeza de recordar, ni los errores, era por saber que por varios años había tratado de darle la espalda al único integrante que guardaba me guardaba amor incondicional de mi familia.

Our Heaven [ EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora