Un chico normal, con una vida común y aburrida bajo su criterio; así era su vida desde que tiene memoria, estudiando en la Academia Kouh sin ninguna emoción o aventura en su aburrida y lenta vida. En su interior guarda una insaciable sed de aventura...
En un bosque afuera de la Ciudad Kuoh ocurría una fuerte explosión, saliendo de ella una herida castaña atado en 2 coletas mientras otro sale pero ileso. Su ropa estaba destrozada exponiendo varias partes de su piel mientras la otra persona estaba sin ningún solo rasguño. El reía macabramente viendo a su víctima caía casi sin fuerzas perdiendo su espada mientras estaba casi con todas sus fuerzas
— ¡Jajajaja! ¡¿Enserio eres una portadora de Espada Sagrada, Perra?! ¡Eres una decepción! — se burla Freed empuñando una de las Excaliburs
— N-no... — murmura Irina arrastrándose en el suelo en un intento por recuperar su katana, pero su mano es pisada — ¡Kyaaahhh!
— ¡Jajajaja! ¡Tus gritos son tan placenteros! — reía Freed disfrutando del sufrimiento que le causaba a Irina — Lastima que debo irme y llevarme su Excalibur porque me estaría disfrutando mas mis cacerías — le lamentaba el exorcista callejero pero vio algo que lo hizo sonreír como un enfermo — Pero no sería mal un rapidín
El exorcista callejero sonrió de manera perversa arrinconando la castaña en contra de un arbol, y la sujeto para luego arrancar ala parte superior de su traje exponiendo sus pechos de buen tamaño. Se divirtió y se sintió feliz al escuchar el dulce"boing" de su revote. Ella temió no solo por su vida, sino también de perder lo mas preciado para una mujer, su virginidad, y ser violada por él haciéndola llorar de desesperación y miedo. Rogaba por ayuda, alguien por favor ¡Quien sea!
Cerró los ojos en un esfuerzo en pensar que esto es solo horrible pesadilla y en cualquier momento desperaria. En eso, los recuerdo de su infancia le apareciendo, jugando con Sonic cuando era Maurice y Naruko en esas buenas épocas inocentes, pero lo mas importante era ver la gran sonrisa que lleva siempre con él, como le sonreía y como siempre la animaba, ver esa sonrisa la llenaba de alegría e incluso cuando a cambiado en el exterior sigue siendo el chico que conoció cuando eran niños
— Onegai, Ayudame... Sonic-kun—esta vez por primera vez, Irina no estaba pidiendo ayuda a Dios, sino a su amigo de su infancia que a pesar de haber cambiado en el exterior sigue siendo el mismo
— ¡Métete con alguien de tu tamaño, exorcista! — grito Sonic pateando con ambos pies a la cara de Freed lanzándolo contra la corteza de un árbol — Irina... — miro sorprendido el estado de la castaña
Parecía un milagro que había llegado justo a tiempo en su ayuda, cambiando sus lagrimas de tristeza a unas de felicidad de estar aquí. El peli-azul bajo cuidadosamente sus 3 "cargas" para acercarse cuidadosamente a ella poniéndose a su altura. Puso un pulgar en su mejilla limpiándose una lágrima mientras le entregaba una cálida sonrisa como si dijera "todo estará bien"
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— So-sonic-kun — susurro débilmente Irina abriendo poco sus ojos estando feliz y aliviada que el vino aquí para salvar — Sabía... que vendrías
