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En ocasiones me encuentro sintiendo lo mismo que personas distintas a mí. Y es una sensación rara, pero interesante. Es como tener el don de la empatía, pero elevado a la enésima potencia. Porque no es que puedas empatizar con alguien y decirle que lo sientes cuando ha tenido una pérdida, no. Es que sientes que la pérdida ha sido la tuya.

Si se enamoran y sienten un escalofrío de emoción cuando ven a la otra persona; si sonríen automáticamente con la sonrisa del otro; si lloran cuando algo no sale bien... Yo tengo ese escalofrío, sonrío y me rompo.

En ocasiones siento lo que otros sienten y, lejos de molestarme, me proporciona una sensación de libertad. Porque en ocasiones escribo y, sin yo pretenderlo, soy otra persona por unas líneas. Y puedo ser graciosa, o cursi, puedo ser misteriosa e incluso psicópata. Puedo llorar, gritar, volar, e incluso convertirme en una viajera en el tiempo con un dios mitológico.

Dicen que leer da mundos nuevos a los que ir, pero escribir... me da mil vidas.

Mis microsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora