I M A G I N A

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Tomé ese asensor que conocía como mi palma de la mano. Me pasé mucho tiempo analizando aquel elevador cada vez que subía y bajaba. Mis ojos iban y venían por aquel lugar, paseando por allí. Aunque no podía creerlo, en cada viaje que tomaba, encontraba nuevos detalles.

Me miré por el espejo del elevador. Acomodé mi cabello. Aunque no quería, tenía que admitir que me importaba cómo me veía Jungkook.

Jeon, cantante de la banda más famosa de mi ciudad. No recordaba muy bien cómo nos habíamos conocido. Cómo tuve la "dicha" de haber compartido la misma habitación. Pensaba en responder "por amigos en común" cuando me preguntaran, pero claro, eso nunca iba a pasar porque nadie sabía de nuestra historia.

Fue casual de hecho. Me le insinué y él siguió. Luego quiso seguir manteniendo ese tipo de encuentro y terminamos generando una rutina.

Pero se tornó aburrida para mí.

Aquella frialdad que me jactaba de tener no existía más. No sabía si sentía algo muy fuerte, pero tenía la necesidad de que nuestra relación evolucionara o que se rompiera por completo. No quería grises.

A su vez, sabía lo imposible que aquello significaba. La única opción posible era terminar y no era lo que más deseaba.

Las puertas del ascensor se abrieron. Acomodé mi falta otra vez. Odiaba las faldas pero desde que él confesó que le gustaban, les había agarrado cariño.

Golpeé su puerta, pero nadie atendió. Su perro ladraba y generaba eco en la habitación. ¿Se habrá ido? Pensé. Si él fue quién arregló aquel encuentro.

Dejé caer mi espalda sobre la puerta, suspirando.

Cuando sentí que mi apoyo había desaparecido, unas manos agarraron mis brazos con fuerza, arrastrándome hacia adentro del departamento.

Sin mirarme a la cara y aún sosteniendo mi codo, Jungkook me dirigió hacia su sofá. Su perro nos seguía mientras me miraba con ansias por mis caricias. Siempre lo saludaba, fue mi compañero de aventuras allí, el único que sabía lo que pasaba y parecía quererme.

El chico se sentó mientras que, con su brazo, me conducía hacia su frente para luego tirarme sobre él.

Escondí mi cara en su hombro. No solía verlo a la cara. Era vergonzoso.

—Que suerte que viniste, Haneul. Te tardaste.

—S-si, perdón. El transporte público no llegó a tiempo y no quería llamar a mi papá para que me trajer...— Su ligera risa hizo que parara mi relato. —Perdón...

—Ay Haneul. No debes pedirme perdón por todo ¿Es que acaso no hay confianza entre los dos?

No.

—Si

Sus brazos se enredaron en mi cuerpo. Apoyó toda su cara en mi hombro justo como yo había hecho. Comenzó a besar lo que estaba a su paso. Intenté moverme para empezar con nuestro cometido de casi-todas las semanas pero él me frenó.

—No, no— Dijo chasqueando su lengua. Parecía estar abrumado y molesto por algo —Hoy no quiero hacer nada, sinceramente. Intenté llamar a mi padre hoy. Y cuando por fin decidió contestarme, no tardó en decirme las cosas que se le ocurrían para insultarme.

De las pocas cosas que logramos compartir, fue su relación con el padre. Situación demasiado complicada para que la entendiera. Empatizaba, si, pero lejana era su realidad a la mía. Por eso me limitaba a asentir y hasta a veces responder con alguna pelea mía con mi padre. No ahondábamos en el tema porque no teníamos tiempo para eso.

—Te juro Haneul que no sé qué más hacer- Se recostó en el respaldo de su sillón y se agarró el cabello frustrado. —No es mi culpa hacer algo que me gusta y ganar mucho dinero. ¡Hasta ellos lo harían! ¿Tu no?

Su mirada parecía agotada y en busca de complicidad. No solía llevarle la contra pero esa vez tuve que diferir.

—Yo pues... No sé si disfrutaría tanto de la fama. Todos a tu alrededor están expuestos y tú en peligro constante. Es más complejo de lo que parece.

Dije y me sonrió amablemente. Parecía una sonrisa de cariño. Seguramente estaba sorprendido por las palabras que soltaba ya que nunca me había oído hablar tanto.

—A tí no te va a pasar nada, descuida— Me sostuvo por las caderas para correrme hacia un costado y así poder levantarse. —¿Quieres comer algo? Puedo hacer unos tomates, esos de los que te gustan. Los... Pequeños.

—Mmm no. H-hoy no tengo hambre. Lo siento.

Se volvió a reír. Y volviendo de la cocina con un bowl de tomates pequeños cortados y condinentados, se sentó dónde antes.

—¿Qué te dije de pedir perdón? Además, no es un pecado el no comer ¿No? A ver, no digo que no comas, quiero que lo hagas y sé que lo haces, pero no conmigo. ¡Ay! Haneul, me lastimas. ¿Qué tengo que hacer para que tengas confianza en mí? ¿O soy solo un chico para tener relaciones? Yo que pensaba que era boyfriend material.

Reí ante lo dicho. No solía decirme esas cosas, y por la única razón que no me ilusionaba era porque no creía que Jungkook llegara a algo.

—Haneul, siéntate dónde estabas antes.- Palmea su falda. Me sostiene de los hombros y no me mira directamente a los ojos —No te diré que eres la persona que me cambió. Ni con la única que me comporto así. Tampoco te diré que eres la única chica con la que pensé estar en una relación. Porque, aunque todo sea verdad, no quiero llenarte de palabras que pudieras pensar son burdas. Haneul, no sé bien cómo se hace esto, pero no debe ser tan dificil. Sé mi novia, o mi chica, o lo que sea pero sé mía. Y si no te gusta eso puedes ser una compañera de vida o esas cosas que se dicen ahora.

Mis ojos estabas pegados en su frente. Él ya había subido su mirada hacia mis ojos por lo que mi vista panorámica pudo notar. Jungkook estaba tan lleno de confianza que me molestaba. Podía decir esas palabras y, aceptara o no, su dignidad no se vería tocada.

Mis manos ,que estaban a mi costado, temblaban. Sentí que nos estábamos conociendo por primera vez. El nerviosismo me erizó la pies y creo que él lo notó.

—Bueno está bien. Debes tener algún chico de tu colegio o universidad que te guste. ¡Carajo! Ni siquiera sé si empezaste la universidad— Chasqueó su lengua frustrado.

-Jungkook yo... Es complicado.

—Está bien- Volvió a moverme hacia un lado. Se levantó del sofá y se direccionó a la cocina. —Te esperaré.

 —Te esperaré

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Jungkook things.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora