(EN CORRECCIÓN)
Las personas correctas son los únicos que te hacen cambiar.
Hannah Potter, quien es conocida como la niña que tuvo suerte al sobrevivir junto a su hermano, Harry Potter, cuando intentaron asesinarlos. Ambos recibirán la noticia de...
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Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones imperdonables, a Hannah le temblaban las mano al igual que a Neville, quienes aún seguían pálidos, Hermione cambió de sitió con Parvati para estar junto a Hannah, Harry miraba a su hermana de vez en cuando junto al platinado de estaba detrás de ella. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. La mayoría comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto y temor.
—¿Vieron cómo se retorcía?
—Y cuando los mató... ¡simplemente así y de a dos!
Hablaban sobre la clase, pensó Harry, como si hubiera sido un espectáculo teatral, pero para él no había resultado divertida. Y, a juzgar por las apariencias, tampoco para Hannah, Neville y Hermione.
—Dense prisa —les dijo muy tensa a Harry y Ron.
—¿No vuelves a la condenada biblioteca? —preguntó Ron.
—No — replicó Hermione, señalando a un pasillo lateral—. Neville.
Neville se hallaba de pie, solo en mitad del pasillo, dirigiendo al muro de piedra que tenía delante la misma mirada horrorizada con que había seguido a Moody durante la demostración de la maldición cruciatus. Hannah estaba con él diciéndole algunas cosas para hacerlo sentir mejor.
—Ya paso — decía Hannah en voz baja con una mano en el hombro de Neville — No dejaré que nada te pase.
—Neville... —lo llamó Hermione con suavidad. Hannah los miró.
Neville la miró.
—Ah, hola — respondió con una voz mucho más aguda de lo usual —. Qué clase tan interesante, ¿verdad? Me pregunto qué habrá para cenar, porque...porque me muero de hambre, ¿ustedes no? — Neville miró a Hannah con una mueca.
—Chicos, ¿están bien? — les preguntó Hermione.
—Sí, sí, claro, estoy bien — farfulló Neville atropelladamente, con la voz demasiado aguda—. Una cena muy interesante... clase, quiero decir... ¿Qué habrá para cenar?
—Neville — susurró Hannah a su amigo— ¿Seguro que estás bien?— él asintió
Ron le dirigió a Harry una mirada asustada.
—Neville, ¿qué...?
Oyeron tras ellos un retumbar sordo y seco, y al volverse vieron que el profesor Moody avanzaba hacia allí cojeando. Los cinco se quedaron en silencio, mirándolo con aprensión, pero cuando Moody habló lo hizo con un gruñido mucho más suave que el que le habían oído hasta aquel momento.
—No te preocupes, hijo —le dijo a Neville—. ¿Por qué no me acompañas a mi despacho? Ven... tomaremos una taza de té.
Neville pareció aterrorizarse aún más ante la perspectiva de tomarse un té con Moody. Ni se movió ni habló.