El Palco Número Cinco

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Hola. Hola bueno en este capitulo conoceremos a los nuevos directores de la Ópera de París y tal vez sea un poco aburrido este capitulo pero de todos modos espero que lo disfruten.

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Mientras tanto, en el foyer de la danza, se desarrollaba la ceremonia de despedida. Debienne y Poligny sonrieron a la Sorelli, que empezó a decir su discurso. De pronto sus palabras fueron interrumpidas por un grito de Saint-James:

— ¡ El Fantasma de la Ópera !

La adolescente señalaba aterrorizada una cara fúnebre y espantosa, una verdadera calavera viviente que flotaba en medio de la multitud de fracs. De inmediato la gente se volvió para ver al famoso Fantasma, pero la cara había desaparecido. Y todo intento de localizar a su dueño fue un vano. Parecía haberse esfumado.

Aunque la Sorelli se enojó porque no había podido finalizar su discurso, Debienne y Poligny la abrazaron y le agradecieron. Luego se marcharon al foyer de canto, donde pasaron por la misma ceremonia. Por último, y en compañía de sus amigos más cercanos, celebraron una cena en el vestíbulo de su despacho. Allí también los esperaban los nuevos directores, los señores Armando Mocharmin y Fermín Richard. Si bien estos cuatro hombres apenas se conocían, la comida transcurrió en un clima de simpática camaradería. El cambio oficial de autoridades se había efectuado el día anterior y poco quedaba por hacer. Al terminar la cena, Debienne y Poligny entregaron a Mocharmin y Richard las dos llaves que abrían todas las puertas de la Ópera. Las llaves atrajeron la curiosidad de los comensales hasta que algunos descubrieron a un extraño personaje sentado a un extremo de la mesa.

Si, ostentaba la misma calavera que había visto Saint-James en el foyer. ¿ Cómo había llegado a la mesa ? Nadie lo sabia. Los amigos de Debienne y Poligny pensaron que aquel invitado cadavérico era un conocido de Mocharmin y Richard, y los amigos de los nuevos directores creyeron que ese esqueleto viviente era algún íntimo de Debienne y Poligny. Quienes estaban al tanto de la leyenda del Fantasma comentaron que el macabro desconocido encajaba en ese papel a la perfección. Más adelante se discutió si tenia nariz o si se trataba de una nariz postiza.

En sus Memorias, Mocharmin cuenta que Debienne y Poligny aún no habían advertido la presencia del extraño, cuando este empezó a hablar.

— Esa muchacha tenia razón – dijo –. La muerte de Buquet no ha sido un suicidio.

— ¿ Qué quiete decir ? – preguntaron sobresaltados los dos ex directores.

Enseguida ambos se pusieron de pie y les hicieron señas a Mocharmin y a Richard de que los siguieran. Se excusaron ante los invitados y los cuatro entraron en el despacho. “ Pensamos que nos querian decir algo importante en privado – recuerda Mocharmin –. Luego de darles una mirada a las llaves que nos habian entregado, nos aconsejaron que mandaramos a hacer unas nuevas para las habitaciones donde quisiéramos guardar objetos de valor. Divertidos, les preguntamos si debiamos enfrentarnos a una banda de ladrones. Ellos respondieron que existía algo peor: el Fantasma. Entonces Fermín y yo nos echamos a reír sin disimulo, convencidos de que Debienne y Poligny estaban jugandonos una broma. Ellos permanecieron serios y nos dijeron que jamás nos habrían hablado del Fantasma, si no hubiesen recibido una orden expresa de éste, para que nos persuadieran de complacer todos sus pedidos. La muerte de José Buquet les había hecho recordar las consecuencias funestas que podían ocurrir si uno no se sometía a su voluntad.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2015 ⏰

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