Taehyung apuntó su tercera venta del día cuando la señora Bennett, la dueña de la galería de arte de Cranford, se le acercó.
-Bien hecho, cariño. No recuerdo cuándo fue la última vez que vendimos tres lienzos en un par de horas -declaró con una sonrisa.
-Gracias, señora Bennett.
-Esto se te da muy bien...
-No, solo tengo suerte con las ventas.
-No me refiero a las ventas, aunque tampoco sea un asunto despreciable. Me refiero al arte. Tienes buen ojo.
Taehyung se sintió profundamente halagado. Por lo visto, su idea de abrirse camino en el mundo del arte no era del todo absurda.
-Gracias. Significa mucho para mí.
-De nada. Pero no he venido a hablar contigo por motivos puramente altruistas.
-¿Ah, no?
-Ellen Athur me acaba de llamar para decirme que se ha torcido un tobillo.
Ellen era la subdirectora de ventas de la galería, pero también trabajaba de conservadora a tiempo parcial.
-Qué horror...
-No parece grave, pero estará de baja durante quince días y necesito que alguien la cubra por las mañanas. ¿Te puedes encargar tú?
-Me encantaría... -Tae se detuvo un momento-. Oh, no. Acabo de recordar que mi hermano y su marido quieren que me marche con ellos a Nueva York... Pero supongo que lo puedo hablar con ellos.
-Bueno, llámalo por teléfono y pregúntale si te necesitan de verdad. Obviamente, te pagaré el mismo sueldo que a Ellen, y tendrás la oportunidad de ver el resto de nuestras existencias. De hecho, me gustaría que me aconsejaras al respecto. Al fin y al cabo, has conseguido vender diez cuadros en solo dos sábados.
Taehyung habló con Mingyu, quien le dijo que se podía quedar tranquilamente en su casa. Pero entonces se dio cuenta de que el trabajo que le había ofrecido la señora Bennett tenía una complicación: quedarse en la casa de Mingyu implicaba quedarse a solas con Jungkook durante quince días seguidos.
Aún le estaba dando vueltas al asunto cuando la señora Bennett entró en el pequeño despacho.
-¿Ya has hablado con tu hermano?
-Sí, todo está arreglado.
-Excelente -dijo-. Pero ahora necesito que vuelvas a la tienda. Acaba de entrar un joven de lo más atractivo. O está sin plata o es el primer beatnik que he visto en los últimos veinte años, pero no deja de ser un cliente.
Taehyung se dirigió a la tienda y se quedó atónito cuando vio que el joven en cuestión era Jungkook. Estaba mirando un cuadro con las manos metidas en los bolsillos. Y le pareció tan guapo que se lo habría comido allí mismo.
Respiró hondo y caminó hacia él. Si iban a estar solos durante dos semanas, sería mejor que se acostumbrara a la idea y encontrara la forma de sobrellevarlo.
-¿Te gusta ese cuadro?
Cuando Jungkook se dio la vuelta y lo miró, pensó que se había confundido al creer que había oído la voz de Taehyung. El hombre que estaba ante él llevaba un traje oscuro con una camiseta color vino y el pelo acomodado de manera que su frente estaba despejada. Pero era él; no había duda alguna.
-¿Jungkook? -insistió Taehyung, al ver que no decía nada.
-¿Cómo? Ah, sí, me preguntabas por el cuadro... Es un poco soso.
Taehyung miró el lienzo y pensó que tenía razón. El autor no había conseguido captar la magnificencia del tema, una tormenta marina.
-Sí, no se puede decir que sea muy bueno.
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Enamorado del chico malo ~ kookv
RomantikSe había encaprichado de él. El oscuro, inquietante e increíblemente atractivo Jeon Jungkook podía estar con la persona que quisiera, pero no se comprometía con ninguna. En cuanto lo vio, Kim Taehyung supo que debía mantener las distancias con él. P...