Capítulo 11

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–Date la vuelta, por favor. Tengo ganas de ponerte crema bronceadora en la espalda desde que llegamos.

Taehyung sonrió, se quitó las gafas de sol y se sentó. Ya no estaban en el cabo de Montauk, sino en la playa que se encontraba junto a la propiedad de Wonwoo y Mingyu.

–Llegas demasiado tarde. Me impregné entero cuando llegamos.

–¿Y qué importa eso? Te puedo poner un poco más...

El menor soltó una risita.

–Está bien, me has convencido.

Taehyung abrió el bolso, sacó el tubo de crema y se lo lanzó antes de tumbarse otra vez en la toalla. No se oía nada salvo el oleaje del Atlántico y las pisadas de algún vecino que había salido a correr. Era el último día antes de que Mingyu, Wonwoo y Soyeon volvieran de Nueva York. Taehyung tenía muchas ganas de ver a su familia, pero lamentaba que su intimidad con Jungkook fuera a durar tan poco. Habían sido dos semanas verdaderamente románticas. Todas las tardes, cuando salía de trabajar, se subían en la moto y salían a descubrir lugares nuevos. Luego cenaban y volvían a la casa para hace el amor.

Naturalmente, Taehyung no perdía la oportunidad de referirse a su obra pictórica. Insistía en sus halagos y lo animaba a continuar con la pintura. Incluso le había propuesto que hablara con la señora Bennett y le enseñara los cuadros que tenía en el dormitorio. Pero él le daba largas y cambiaba de tema, como si no quisiera hablar de nada demasiado personal.

De repente, sintió sus manos en la espalda y se estiró como un gato contento.

–Vaya, esta crema es tan densa como la pintura –dijo él.

–Es un factor cuarenta y cinco. Si me pongo uno más bajo, me salen pecas.

–Pues a mí me encantan las pecas.

Jungkook le masajeó los hombros y empezó a descender.

–¿Te gusta? –le preguntó.

–Desde luego que sí. Aunque es completamente innecesario.

–Si tú lo dices...

Él le bajó el short del traje de baño.

–¿Qué crees que estás haciendo?

–No me digas que tienes miedo de quedarte desnudo. Pensaba que los europeos erais más avanzados...

–Y lo somos, pero te recuerdo que estamos en los Estados Unidos –replicó–. Puede que a los vecinos de aquí no les haga gracia.

Él se encogió de hombros.

–Bueno, tenía que intentarlo... –se excusó.

Taehyung se incorporó, se acomodó el traje de baño de nuevo y alcanzó el tubo de crema.

–Ahora me toca a mí.

Jungkook se tumbó boca abajo.

–¿Sabes una cosa? Siempre he soñado con estar con una persona que me pusiera crema –dijo con picardía–. Aunque, en mis sueños, era una persona algo más... europea que tú.

Tae soltó una carcajada, le puso un montón de crema y se la empezó a extender por la firme y suave superficie de la espalda, arrancándole un gemido.

–Lo haces muy bien. Pero no olvides que estamos en una playa púbica, pelirrojo.

Súbitamente, Taehyung se detuvo y miró las cicatrices que tenía junto al omóplato. A la luz del sol, parecían más pálidas y grandes que nunca.

–¿Esto te lo hicieron cuando estabas en la cárcel?

Él se puso tenso. Su paso por prisión era un asunto del que no hablaba nunca.

Enamorado del chico malo ~ kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora