I think I'm in love? ✦ omegaverse [ls]

Capítulo 1

Si Harry estuviera a punto de tener un ataque de angustia, no le sorprendería lo más mínimo.

Su boca se tuerce ligeramente en el instante en el que se muerde el interior de la mejilla derecha con tanta fuerza que le deja hasta la marca. La yema de uno de sus pulgares choca repetidas veces con la uña del otro dedo en un claro gesto de ansiedad que ciertamente no ha sabido controlar. Su pie sube y baja sin control alguno y sus ojos se encuentran alterándose entre el calendario que cuelga del muro que está encima de su escritorio y la pantalla encendida de su móvil que descansa sobre la misma mesa.

La sensación de preocupación lo está abordando de muy mala manera, como un río que ha sabido alzar sus aguas y que se está desbordando de la orilla hasta hundir todo lo que tenga cerca.

Es bastante insoportable si se lo preguntan, llega incluso a creer que en cualquier momento tendrá una especie de episodio de pánico en donde perderá todos los nervios por completo y se quedará sumergido en esa angustia constante de no poder cumplir, por milésima vez desde que su primer celo se presentó, con su gloriosa y maravillosa función al existir.

No puede permitirse algo como eso, al menos no mientras todavía haya un halo de luz esperando al final de ese túnel que ha estado recorriendo por años y que ha cansado sus pies hasta el punto en el que ha empezado a arrastrarlos.

En ocasiones le gustaría que no fuera precisamente de este modo, que se tratara de algo completamente trivial a lo que no debería de darle tal importancia para poder pasar de página y continuar con su existencia.

Sin embargo, no es algo que pueda suceder sólo con un deseo y mucha fe, ni mucho menos mirando hacia las estrellas durante la noche y repitiendo las mismas oraciones en su mente como un mantra que no sirve para manifestaciones.

Al final de cuentas, y aún con toda su inestabilidad inconsecuente e irracional, se trata de quién es él y lo que su especie significa para la existencia de todo ese mundo en el que ahora vive y que conoce como tal.

En él está la capacidad de irradiar vida y crearla, formarla a través de los meses y hacerla existir en el mundo real para que pueda cumplir con el destino que solo el universo sabe que le aguardará, o por lo menos, así debería de ser si tan solo hubiera cumplido con su razón de vivir en el momento adecuado y no estuviera estancado en el temor y la espantosa creencia de que los años le pasaran por encima y no tendrá la oportunidad de hacer florecer su vientre tan solo porque ningún alfa es suficiente.

Es cierto que podría elegir a cualquiera para cumplir con su propósito, es verdad que si se lo permitiera podría simplemente sucumbir a los anhelos de su calor y pasar horas incontables fusionando su alma con el espíritu de algún alfa, o varios, que puedan complacer esa desesperada bestia dentro de él que pide a gritos y llanto por una plenitud que nunca en su vida ha conocido.

Sin embargo, Harry resulta ser un omega quisquilloso, terriblemente, con un gusto determinado e inquebrantable y una timidez inigualable, para colmo, que sencillamente no le dejan entregarle a cualquier thánatos su cuerpo ni por mucho que agonice en el proceso.

Lo considera una maldición, sin ánimos de exagerar y siendo completamente honesto consigo mismo, y eso es justamente lo que ronda por su cabeza mientras sus ojos se centran en la equis pintada en tinta roja sobre el día en el que iniciará su ciclo de amargura, ardor infernal y una soledad que lo consumirá hasta qué estará rozando la muerte con los dedos tan solo para ser traído de vuelta a la vida al cabo de cinco días o más, o incluso menos, quien sabe que podría ser cuando su rutina es tan incierta como el futuro y tan inestable como los latidos de su corazón al tener presente que día es hoy.

Según sus cálculos, que como siempre corren el riesgo de caer en la equivocación, su celo está supuesto a llegar ese día, lo que significa que estará pasando las próximas horas a la espera de esa tensión en sus músculos y ese aumento de temperatura que terminará con él tendido en su cama, con un centenar de juguetes de amor que jamás serán suficientes y un vacío en su pecho tan grande que le ocasionarán la impresión de que nada en el mundo podrá llenarlo tanto como quiere.