SAUDADE: Sangre de mi Sangre | Kookmin

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ᴥ︎︎︎ 𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄 +18
ᴥ︎︎︎ 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒎𝒂𝒍𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 𝒑𝒔𝒊𝒄𝒐𝒍𝒐́𝒈𝒊𝒄𝒐, 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒍, 𝒕𝒆𝒎𝒂𝒔 𝒕𝒂𝒃𝒖́ 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂𝒕𝒐𝒔, 𝒚 𝒎𝒂𝒇𝒊𝒂. 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒂𝒃𝒖𝒔𝒐, 𝒑3𝒅0𝒇𝒊. 

𝙿𝚛𝚒𝚖𝚎𝚛 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚜𝚊𝚐𝚊 "𝚂𝚊𝚞𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜".
𝚂𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘: 𝙱𝚎𝚜𝚝𝚒𝚊𝚜.
𝙽𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎𝚗 𝚘𝚛𝚍𝚎𝚗, 𝚢 𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚘𝚋𝚕𝚒𝚐𝚊𝚝𝚘𝚛𝚒𝚘 𝚕𝚎𝚎𝚛 𝚝𝚘𝚍𝚊 𝚕𝚊 𝚜𝚊𝚐𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚎𝚗𝚝𝚎𝚗𝚍𝚎𝚛 𝚞𝚗 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘.

❦︎𝚂𝚊𝚞𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜❦︎
𝚗𝚘𝚜𝚝𝚊𝚕𝚐𝚒𝚊, 𝚊𝚗̃𝚘𝚛𝚊𝚗𝚣𝚊, 𝚊𝚗𝚑𝚎𝚕𝚘 𝚍𝚎 𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚞𝚗𝚌𝚊 𝚛𝚎𝚐𝚛𝚎𝚜𝚊𝚛𝚊́.

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Introducción del primer capítulo:

La blanca sala estaba muy bien iluminada, las cortinas cerradas y las ventanas también. La luna brillaba imponente a las afueras del lugar, dando un aspecto espectacular a la fría noche.
Unos gritos de dolor e impaciencia más unos cuantos susurros masculinos a la oreja de la causante era lo que se podía presenciar en la sala del aquél hospital.

Ello duró casi una hora, en donde, para felicidad de los presentes, habían sido dado a la luz dos pequeñas criaturas, una después de la otra. El primero, un neonato de tez canela y aún húmedo por los fluidos, lloraba en los brazos del padre mientras que la madre aún empujaba el segundo, el mellizo del primero también nació a los minutos; tez extremadamente pálida, tanto como la luna. El llanto de los recién nacidos duró, Dios sabe si duró, aún cuando estos ya se encontraban sobre el regazo de la madre envueltos en unas suaves mantas color azul cielo.

Y sólo cuando la manita de uno de los neonatos estrechó la de su mellizo, el llanto cesó.

—Son hermosos—la madre lloraba sin freno alguno, complacida viendo sus retoños recién nacidos.

—Son perfectos—sonrió el padre mientras observaba a los dos neonatos—Estos mellizos son fruto de nuestro amor—sus ojos comenzaron a tomar un ligero color rojizo junto a unas espesas lágrimas—Sé que sueno cursi—rió ruborizado—Pero es lo que siento ahora mismo. Joder, no sabes cuánto te amo—acarició la frente impregnada en sudor de la mujer.

La mayor, atrayendo más hacia su cuerpo los pequeños, rió divertida ante lo dicho por el esposo, sintió como el destino le había deparado lo mejor en la vida: un esposo digno de tal nombre, dos hijos creados con el más puro amor y a los que soñaba tratar con aquella misma poción por el resto de sus vidas.

Sueños.

—También te amo, amor—sonrió ella, mostrando en tan solo aquél gesto todas las emociones que desbordan de su ser como un volcán en erupción.

Los dos padres se perdieron en su felicidad por unos segundos que parecieron casi interminables, observando el rostro de su amante respectivamente y los de las creaciones por ellos realizadas.

Minutos después fueron interrumpidos por una voz femenil y cálida, haciéndolos instintivamente llevar sus miradas hasta la portadora; una mujer de mediana edad y postura evaluadora les sonreía enternecida.