Contendio delicado. Si eres sensible a leer cosas relacionadas con el abuso solo salta el capítulo, especificaré en el siguiente lo sucedido en unas cuantas líneas.
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.Abajo, en la oscuridad del salón, el padre de Jimin se sentó en el sillón con Jimin a horcajadas sobre su regazo. Todo estaba tan silencioso, era extraño para Jimin tanta tranquilidad cuando, desde siempre, su casa era un completo caos de voces alegres por todas partes. Mamá exclamándole a los mellizos que estuvieran quietos, papá llegando a casa cansado y exclamando lo mucho que los había extrañado... Mamá tenía la costumbre de siempre, importándole poco la hora del día, poner jazz o algo de blues en el viejo tocadiscos de familia, la colección de vinilos de mamá era sorprendente, aún así, Jimin y Jungkook no soportaban esa clase de música -como solían decir-, ellos eran más de canciones sin sentido de melodías empalagosas y chillonas. Ahora Jimin no podía entender porqué sentía la necedad de escuchar la canción favorita de mamá en ese salón, quería escucharla cantando con su preciosa voz esa canción que tanto amaba... ¿Decía I love you baby? El inglés de su madre era espantoso, por lo que no estaba seguro. También quería oír los gritos odiosos de Jungkook diciéndole que dejara de desordenar su colección de legos. Quería todo, menos esto; papá no hacía nada para poner la película prometida, solo estaba ahí ocultando su rostro en el cuello de Jimin, suspirando pesado como queriendo llevarse toda la esencia de su hijo.
—¿Estás bien, papá?—Jimin no pudo evitar preguntar cuando el hombre dejó un sonoro beso en su cuello, dejando rastros de saliva y un gemido de placer—¿Estás enfermito?
—Siempre supe que era así, campeón. Papá una vez me lo dijo.
Jimin lo miró sin entender, él y Jungkook no conocían a sus abuelos, ni los paternos ni los maternos. En realidad, ni siquiera recordaba haber conocido algún familiar fuera de sus padres. Los mellizos, cuando mantenían sus conversaciones a escondidas, habían llegado a la conclusión que era mejor no preguntar porque quizá sus padres eran solitos y no tenían papás ni familia. Ellos estaban orgullosos de tener a sus padres, eso les bastaba, y por ello creían que estaba de más preguntar cosas que podían afectar a sus papás. Dicho sea, eso no hacía que la duda siempre estuviera ahí latente, con las esperanzas de que sus padres por voluntad propia les conversaran el porqué de todo. Ellos querían tener abuelos como los demás niños, tíos, primos, o algún familiar fuera de mamá y papá. Pero, cohibidos como eran, nunca lo habían dicho a voz alta.
—¿Tu papá? ¿Mi abuelito? ¿Tengo abuelito?—Jimin quiso encontrar la mirada de su padre, sin embargo parecía perdida en algún lugar de su mente—¿Qué te dijo el abuelito? ¿Puedo conocerlo?
Su padre lo analizó con esa mirada de cariño con la que Jimin estaba tan relacionado hasta que, segundos después, cuando los ojos mieles de Jimin lo miraron con inocencia, su mirada se convirtió en una tan rara. Una que Jimin no podía descifrar, una que lo incomodaba, lo atemorizaba, y que controlaba cada parte de cuerpo; era profunda, de iris azabaches así como la de Jungkook, pero cargada de una sensualidad que no tenía porqué estar dirigida a un hijo, en ella había cierto placer, sobretodo cuando los ojitos de Jimin expresaron temor y desconfianza.
—No puedes conocer al abuelo, campeón. Nadie debería conocer al abuelo.
Jimin, cabizbajo, asintió. No quería seguir con esta conversación, quería volver a su cuarto con Jungkook y dormir, olvidar ese revoltijo incómodo en su estómago. Era extraño, él siempre necesitaba cerca a su padre, pero ahora no lo quería, se preguntó si acaso se estaba comportando como un mal hijo.
—Papá, tengo mucho sueño. ¿Podemos pasar de la película? Lo siento, yo...
Se dio cuenta que lo anhelado no pasaría cuando de repente, con un movimiento brusco e improvisado, su papá lo volteó sobre el enorme sofá, dejándolo boca abajo sin poder moverse. Sus ojos se abrieron desconcertados, papá jugaba con él así, muchas veces luchaban, o hacían guerras de almohadas, pese a que ahora quizá era tarde y todos en casa dormían, su padre quería jugar. O eso supuso antes de que su pesado cuerpo lo aplastara.
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SAUDADE: Sangre de mi Sangre | Kookmin
FanfictionJimin y Jungkook son mellizos de apenas ocho años, con una mentalidad inocente debido al ambiente en el que han crecido: uno libre de cualquier daño a la infancia. Pero cuando las cosas en casa de los Jeon cambian, el peculiar cariño de Jungkook hac...