El Error Que Se Convirtió En Milagro

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Lan zhan sintió un leve dolor de cabeza como era familiar con dicho dolor supo que la noche anterior se había emborrachado, aunque no tenía mucha memoria de dicho suceso, había algo que se había grabado en su memoria, el llanto de wei Ying, estaba molesto porque deseaba un hijo, no cualquier hijo, uno de ambos, al principio se había enojado, repitiéndose a sí mismo que con a-yuan era suficiente, pero mientras más tomaba licor más triste se ponía, no paraba de repetir que hubiera sido mejor renacer en el cuerpo de una doncella, así, aunque mi tío no lo hubiera querido en su vida anterior, no le molestaría que estuviésemos juntos en esta nueva vida, pero para mi, que no me llamaba la atención ninguna dama antes o después de wei Ying, encontraba un poco ridícula su queja, pero me guarde eso para no molestarlo más, después de recordar eso, de pronto sentí algo extraño en el lecho, mi brazo izquierdo estaba sujetando una delicada cintura la fragancia de la piel era de un ligero olor a nísperos maduros muy diferente del limpio olor a jabón de wei Ying, y aún así no era desagradable, pero, eso no era lo mas extraño, sino, que mi brazo derecho también sujetaba otra no tan delicada pero de igual manera acogedora cintura, y era esta la esencia tan familiar de wei Ying, por un momento mi mente se quedó en blanco, no entendía lo que sucedía, mis ojos giraron a la derecha viendo el apacible rostro de wei Ying, sus pestañas cerradas daban la sensación de calidez y ternura, estaba a mi lado y mi corazón se tranquilizo, entonces armandome de valor gire mi rostro a la izquierda y lo que me saludo me dejó completamente aterrado, era una dama, largos y sedoso cabellos castaños que con los pequeños rayos de luz del amanecer daba la sensación de hilos dorados, sus mejillas aún no habían perdido el rubor de la extenuante noche que de seguro pasamos y ese era el punto más aterrador e impresionante que venía a mi mente, sus labios estaban rojos e hinchados y podía notar pequeños cortes que aún sangraban, su rostro era hermoso y eso podía deberse al enorme parecido que tenía con el cuerpo de mo xuanyu, a excepción de sus castaños cabellos era un réplica de él, algo me decía que había cometido un gran pecado, la primer pregunta que vino a mi mente no fue ¿qué hace ella aquí?, no, mi primer pregunta fue ¿qué hice? Porque, el que sujetaba su cálida y suave cintura era yo, las fuerzas de mi cuerpo parecían haberme abandonado por completo, quería alejar mis manos de ella abrazar a wei Ying y no saber nada de nada, pero no pude, había deshonrado a una doncella, lo sabía, mirando su blanca piel, podía ver las marcas de mis dientes, podía veer también variós moretones en sus muñecas, me conozco perfectamente, tiendo a sujetar las muñecas de wei Ying mientras lo penetro rápidamente, y por esa razón era más que obvio que esta mujer se había vuelto mía, en un instante me vino una sensación de náuseas, no debido a ella, era debido a mi comportamiento, las 3,200 leyes del muro del receso de las nubes que tenía memorizado, se aparecieron en mi mente y en especial una "prohibido el adulterio, el castigo es la jaula de cerdos", mi corazón se detuvo, ¿wei Ying estaría triste, después de que muriera? ¿se iría del receso de las nubes? ¿que sería de él sin mi, dónde iria?. Mis pensamientos estaban en un desorden miedo, enojo, tristeza y sobretodo autodesprecio, amaba a wei Ying el era mi único amor, ¿como pude hacerle eso? conforme mis pensamientos giraban wei wuxian abrió sus ojos, el parecía un poco más sobrio que lan zhan, cuando miró  a su pareja con la expresión de la muerte y el auto desprecio en ella, supo que sino aclaraba lo sucedido la anoche anterior podría cometer una atrocidad así que levantó su mano derecha y la coloco en  el rostro de lan wangji.

-Lan zhan, mírame. Todo está bien, no pienses nada más hasta escucharme.

Lan zhan se asusto de escuchar la voz de wei Ying tan calmada, pero, dadas las palabras que había pronunciado parecía saber lo ocurrido la noche anterior, así que asintió para que el continuará,

- lan zhan, esa mujer es tu esposa...

la mujer que nos regalo la felicidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora