💮#10💮

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Ya había pasado una semana desde que Inko decidió apartar a ambos pequeños, Katsuki había ido cada día a casa de Izuku sin que su madre se enterara, sin embargo, después de tocar la puerta Inko lo recibía e inventaba alguna excusa para que el pequeño cenizo no se quede.

Katsuki sabía muy bien la verdad, aun así, aceptaba las escusas de Inko sabiendo que eran mentiras, pues, aunque todo dentro de él quería estallar y gritar lisuras en contra de la peliverde, no se atrevía, y como hacerlo si esa mujer lo había tratado demasiado bien desde que la conocía y no era capaz de si quiera alzarle la voz.

Así que rendido se retiraba de la casa del peliverde y cabizbajo regresaba a su casa, para continuar encerrado durante los últimos días de sus vacaciones.

En la casa del peliverde las cosas no iban diferente, es más, las cosas iban empeorando poco a poco, pues Izuku cada día se apagaba un poco más, él no era un niño lleno de amistades, siempre fue excluido por la facilidad con que rompía en el llanto, sin embargo, entre todos esos niños de su colegio, Katsuki lo prefirió a él, ya que su amistad de toda la vida con Deku, valía más que cualquier otra.

Izuku siempre le preguntaba a su mamá el motivo porque Kacchan no llegaba a verlo, y siempre obtenía la misma respuesta, "no lo sé", después de ello trataba de cambiar la conversación, un día quiso ir a verlo, pero Inko no lo dejo, dijo que Katsuki estaba ocupado, logrando de esa forma que Izuku comience a pensar que Kacchan ya no lo quería, pero fue ese día viernes en que todo se quebró.

Ya eran altas horas de la noche cuando Inko pudo escuchar desde su habitación un sollozo, se levantó y dirigió al cuarto de Izuku, encontrando la escena más devastadora que pudo presenciar, su niño lloraba desconsolada mente y se insultaba a sí mismo, diciendo que era un inútil y que nunca podría conseguir amigos, Inko trato de consolarlo, pero era como si le hablara al viento, pues Izuku no cedía en su llanto.

Fue una larga hora hasta que en lágrimas el pequeño peliverde volvió a quedar dormido, y fue también en esa larga hora que la sonrisa que siempre tenía Izuku desapareció por completo.

Inko confiaba en que al amanecer las cosas estén mejor, pero cuando toco la hora del desayuno y el peliverde no bajo, supo que algo andaba mal, así que subió a la habitación creyendo que Izuku seguía dormido, pero cuando entro se encontró con un rostro lleno de tristeza.

La señora Midoriya intento animarlo a desayunar, pero Izuku se negaba, y cuando al fin logro hacerlo bajar, comió muy poco, aun así, Inko seguía creyendo que eso sería momentáneo y que poco a poco las cosas mejorarían, cuando la realidad era todo lo contrario.

La última semana de vacaciones termino y la escuela al fin llego, el peliverde seguía igual de decaído, hasta se negó a asistir al primer día de escuela, pero Inko creyendo que el ir y encontrarse con sus demás amigos mejoraría las cosas, logro insistirle hasta que acepto ir a su primer día de clases.

Para sorpresa de la peliverde cuando llego la hora de termino de clases, y fue a recoger a Izuku, este estaba cambiado por completo, una gran sonrisa invadía su rostro, y sus ojos volvían a brillar de alegría, ella pensó que el volver con sus amigos era la causa, pero en realidad la causa era un rubio cenizo que miraba desde la ventana como su pequeño amigo se iba del centro de estudios.

Inko conocía perfectamente que el menor de los Bakugo estudiaba en el mismo salón que Izuku, sin embargo, nunca creyó que aquel niño que tenía amigos por montones siempre pondría en primer lugar al pecoso.

El peliverde siempre le conto a su mamá lo magnifico que era Kacchan y la cantidad de amigos que tenía, por eso la señora Midoriya se hiso la idea de que Bakugo paso todas las vacaciones con Izuku, porque no podía reunirse con sus demás amigos, valla idea más equivocada.

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